31 julio 2005

Buenos Aires (I)

A mi llegada
Caminaba de madrugada por la avenida 9 de Julio. Me mojaba un calabobos que allá es bruma. Tropezaba a menudo por las aceras irregulares. En los porches de los elegantes edificios había personas durmiendo en cartones.
Ese mismo día, por la noche, cenaba en Puerto Madero. En la terraza de un antiguo granero inglés refinadamente restaurado. Cenaba rodeado por decenas de argentinos que despilfarraban cientos de pesos un lunes de invierno.


Los argentinos
Te saludan con un solo beso o con un sincero apretón de manos y lo hacen cada día. Te explican las calles que puedes recorrer y cuales son las horas para recorrerlas. Te ofrecen su mate a cada momento. Te piden que cualquier taxi lo conciertes previamente por teléfono. Te devuelven un sentido no, por favor a tus gracias. Te explican cómo funciona el país y no se quejan, más bien describen. Te cuentan de su deseo de abandonar la inseguridad y el miedo. Te contagian con su entusiasmo por España y su sueño de emigrar allí.


Buenos Aires
Es una ciudad enorme y diversa. Recorrerla en coche te lleva más de dos horas. En ese tiempo pasas por el sobrio estilo inglés de Puerto Madero, la clásica construcción europea de la avenida 9 de Julio y la extravagancia del espacio americano de Tigre. La nostalgia te asalta en cada rincón de la ciudad. El romanticismo parisino de La Recoleta, el encanto pueblerino de San Telmo o el castizo café Tortoni concita una sonrisa evocadora. El recuerdo del argentino adinerado de hace unos años se hace presente en sus desproporcionadas infraestructuras ya descuidadas. Todo es grande aquí. Aunque lo más grande es, sin duda, la hospitalidad su gente.

A mi partida
Un paseo de siete horas y más de cien cuadras por el centro de la ciudad. Las imágenes que vendrán mostrarán por sí solas el recorrido.

24 julio 2005

Gilipollas


Diferencias entre este billete y el que tenía ayer:

1. La fecha
2. 250 euros de gastos salidos de mi bolsillo
3. Un viaje de ida y vuelta a Zaragoza en borreguero
4. Discusiones laborales, familiares y personales
5. Quedarme sin domingo en Argentina

Y lo mejor de todo esto es que ni siquiera he tenido que inventármelo. Soy simplemente así de gilipollas. ¡OLVIDÉ EL PASAPORTE!

23 julio 2005

Argentina

De viaje

Hoy viajo a Argentina y es muy probable que no pueda escribir más artículos en toda la semana. Así que he decidido dejaos dos auténticos ladrillos para que os vayáis dosificando durante la semana. Son escritos de mediados de los noventa, pero los he estado revisando y me han hecho reconocerme en la actualidad. Quizá he retrocedido diez años en el tiempo o tal vez es que siempre he sido así.




Malogrado Corazón



Aquella noche de San Mateo


El que consiga terminarse de tirón Malogrado Corazón está invitado este verano a cenar en la terraza de mi casa. Y el vino lo pongo yo ;-)

Hasta la vuelta!

22 julio 2005

El taller del señor Otto

Cada mañana, a las siete y cuarenta y cinco, el señor Otto atravesaba el puente que unía su casa con el taller. Siete días a la semana revisaba minuciosamente sus herramientas antes de darle la vuelta al cartel que colgaba de la puerta de madera labrada. Mientras esperaba el primer cliente, estudiaba los artefactos que se desperdigaban por cualquier sitio del desordenado salón. Fumaba despacio su pipa embelesado ante la sencillez de una abacocaba o se sentaba para perderse en el fantasmal paisaje de su marcoram. El tiempo nunca invadía aquellos olvidados momentos.
-¡Buenos días, señor Otto! -saludó con energía Anna.
-Vaya, buenos días, Anna, ¿qué te trae por aquí? -contestó el señor Otto mientras se incorporaba.
-Quería que me fabricase una cosa, pero no sé cómo se llama -explicó Anna con un mohín-. La soñé hace tiempo y no he podido sacármela de la cabeza.
-Bueno, explícame lo que soñaste y te prometo hacerlo realidad -dijo Otto con calma.
-Se trata de un tipo de cofre o una urna, no sé bien -comenzó Anna distraída-, es una máquina para depositar ilusiones...
-Ya entiendo, ¿y qué hacen dentro las ilusiones? -preguntó Otto frunciendo el ceño.
-En realidad esto ya no lo sé, en mi sueño su función acababa ahí.
-De acuerdo, no te preocupes. Yo encontraré una utilidad para esas ilusiones almacenadas. Vete tranquila.

Cuando Anna se hubo marchado, el señor Otto se puso a rebuscar entre todos sus cachivaches. No sabía muy bien lo que quería encontrar, pero sabía que estaría ahí. Revolvió la pila de sacocas, examinó su colección de rocasacor y vació los estantes esperando dar con su añorado pipapip. Una vez que hubo reunido un número suficiente de objetos dispares, apartó de la mesa el encargo de la señora de Issí y colocó sin cuidado cada uno de sus hallazgos.

La hora de cierre había pasado hace mucho rato, pero el señor Otto seguía inclinado sobre la mesa, uniendo unos objetos con otros para componer grotescas figuras de todos los materiales. Al final decidió que no iba a conseguir nada de esa manera. Así que quitó todas las cosas de la mesa y colocó un trozo de arbollobra cuadrado en el centro. Eligió sus herramientas preferidas y talló el brusco tronco sin seguir ninguna norma. Cuando quedó satisfecho con la forma que había creado, trazó en un papel los minuciosos planos que daría vida al invento. Diseñó con esmero cada engranaje, precisó los elementos hasta el menor de los detalles y siguió sus propias instrucciones para ensamblar un mecanismo perfecto.

Una vez que hubo terminado, contempló el aparato con satisfacción y decidió ponerle un nombre. Se llamará cajajac, pensó. Sin embargo, cuando trató de poner en marcha el cajajac descubrió que no funcionaba. Sintió una decepción tremenda por todo el trabajo y cariño que había puesto en el proyecto. Revisó los planos, desmontó cada pieza, limpió las pequeñas rendijas y el cajajac seguía sin funcionar.

Ya bien entrada la noche decidió darse por vencido y volvió a su casa con la cabeza baja. Durmió mal esa noche, pero a las siete y cuarenta y cinco de la mañana siguiente cruzó de nuevo el puente camino de su taller. Anna lo esperaba en la puerta sin poder disimular una esperanzada sonrisa.

-Buenos días, señor Otto -exclamó- no he podido resistirme y he venido a primera hora a recoger mi encargo.

El señor Otto le devolvió triste los buenos días y abrió pesadamente el taller. En la mesa, cubierto de terciopelo rojo, había un bulto cuadrado que destacaba impoluto sobre el deteriorado mobiliario.

-Tengo una mala noticia, Anna -susurró el señor Otto-. Construí tu cajajac, pero no he sido capaz de hacerlo funcionar.
- ¡Oh!, da igual, señor Otto ¡Enséñemelo! Me muero de ganas de verlo -casi chilló emocionada Anna.
-Está bien -accedió el señor Otto mientras retiraba la suave tela.

Cuando Anna admiró el cajajac abrió los ojos exageradamente y se llevó las manos a la cara encantada. Conforme se acercaba despacio a la mesa una música tenue comenzó a romper el silencio del taller. El cajajac estaba tocando.

Nota. Este cuento no es mío, en realidad es de otra persona. Pero le pedí permiso para publicarlo y me lo dió... Gracias!

21 julio 2005

El lector objetivo

Consume palabras esperando reconocer la secuencia. Impone su realidad a lo leído porque se cree en posesión de la verdad única. Se revela ante las disgresiones y se indigna por la falsedad. Desmenuza, analiza y despoja de sentido las letras. Reclama explicaciones a lo inexplicable.

¡Qué triste es su lectura! No sabe que no son hechos lo que relatan las palabras. Es mezcla de realidad, recuerdos, sensaciones y percepciones ajenas a la asfisxiante temporalidad. Collage de vida en desorden. Una visión que lo objetivo no puede abarcar porque está fuera de su alcance. Por cada suceso tantas versiones como individuos.

La subjetividad es cierta en nosotros, aunque desde fuera parezca otra cosa...

20 julio 2005

Universidad alternativa (I)

Los viernes eran días de pereza cuando asistía a la universidad. Aquel año Whoopi trataba de atraer nuestra atención con escaso éxito en sus lánguidas clases matinales. Pronto comenzamos a perder el interés por la asignatura y nos centramos en otras tareas más gratificantes.

Este es el primero de la serie de artículos que publicaré con los contenidos de mis apuntes de aquel año. He de aclarar que ni Whoopi era tan guapa ni nosotros éramos tan capullos. Simplemente estábamos aburridos. Leeréis frases de Pow, Hans, Stephen, Alrabam y Sid. Aunque no he incluido la autoría por hacerlo más divertido, por ver si sois capaces de identificarme.

LA PROFESORA
* ¡Pantalón del diablo!, lo que a mis ojos ocultas, deja ya de deformar.
* Deseo ser libre. Deseo ser tierno. Deseo rasgar con mis dientes tu blanco cuello.
* Anhelando su pecho prohibido, perdido en peligrosas curvas, captando mi perezosa voluntad... ¡y ella hablando de cerdos!
* Erotizar quería a la fría ponente. Excitar consiguió a los calientes amigos.
* Ella parecía un ángel. Dorados cabellos de miel bañando su delicada espalda. Marinos ojos de azul tiñendo su luminosa mirada. Tierna sonrisa de color pintando el vacío real. ¿Quién la mandaría hablar?
* Serás mala hembra, tendrás mala leche... ¡Quitarme dos duros y no darme nada!
* Ella era ampulosa, de anchas caderas y cuello estrecho. Levantaba mi ánimo con su movimiento... ¡bendita botella de cerveza!
* ¡Nunca se vio una camisa que ocultara tanto!
* Pensé en traerle una manzana para que almorzara. Pensé en preguntarle una duda para que se realizara. Acabé rasgando su camisa para que gozara(mos).
* Miré a sus ojos negros, profundos y ojerosos. Me dije a mi mismo: una y no más ¡Santo Tomás!
* ¡Qué belleza! !Qué gracilidad! ¡Qué belleza! ¿Os habéis fijado qué arte tiene cuando masturba la tiza?
* Su piel sudorosa, sabor salado. Sus labios cortados, sangre en mi boca. Su pelo ondulado, suave caricia. Su indómito deseo... déjame ya, ¡que soy humano!
* Él era la muerte; frío oscuro y reservado. Ella era la vida; impetuosa fugaz y extravertida. La destrucción no fue evitada.

Por cierto, en estos apuntes es dónde se escribió por primera vez el anegada tengo el alma que tanto gusta a mis amigos.

19 julio 2005

Magret en diez mandamientos

1. Realizarás incisiones creando rombos sobre la piel del magret.
2. Calentarás una sartén, sin grasa ni aceite, y pondrás los magrets apoyados sobre su piel.
3. Sacarás los magrets cuando hayan soltado la grasa sobrante (3-4 minutos) y los escurrirás.
4. Pondrás sal gruesa en la bandeja del horno y colocarás los magrets carne contra carne.
5. Cubrirás con sal el paquete formado.
6. Calentarás en el horno a 200 grados durante unos 20 minutos.
7. Sacarás del horno y retirarás la sal.
8. Cortarás el magret en láminas.
9. Utilizarás sal maldón a voluntad para degustarlo.
10. Acompañarás con vino de Burdeos.

Nota. El cuento para el viernes ;-)

Arriba

A Gork empiezan a funcionarle las cosas. El médico ha dado por bueno mi brazo. Ayer escribí un bonito cuento. Cerca de mi hotel de Argentina hay una piscina.
Esta tarde saldré del trabajo a las siete. Y preparé la cena. Magret de pato con sal Maldon. Y Marqués de Riscal. Y que alguien se encargue del tiempo.

Oscuridad

Cuando era niño había muchas cosas que me atemorizaban: la oscuridad, los truenos, la soledad... Supongo que todo aquello eran emociones normales para un crío de cinco años.
Sin embargo, había algo que me asustaba más allá de lo controlable, algo que me infundía un terror paralizante, como si el mundo hubiese dejado de funcionar y no fuese a volver a hacerlo jamás. No era un temor concreto, era más bien una sensación de inseguridad, de miedo a lo anormal.
Recuerdo que la primera vez que sentí esta zozobra fue la noche de mi sexto cumpleaños. Me desvelé sin saber cuál era la causa de ese súbito despertar. La noche era cálida y las sábanas me habían hecho sudar. Me levanté de la cama para ir al baño agitado, con la insistente sensación de que alguien me estaba observando. Quise descartar esta idea, hacerme el valiente. Por ello decidí comportarme como si eso no me mirara. Caminé en la oscuridad por el pasillo y eso me seguía, acercándose a mi espalda cada vez más.
Cuando entré al baño y encendí la luz, eso se quedó esperando fuera, agazapado entre las sombras. Me tomé con calma el asunto y, tras lavarme las manos, traté de convencerme de que allí no había nadie, de que la oscuridad no era más que eso: oscuridad.
Emprendí el camino al cuarto algo intranquilo, repitiéndome una y otra vez que no había nadie clavando su mirada en mi nuca. Cada paso que daba sentía más cerca la presencia de eso, podía percibir su aliento apestoso y su sonrisa maliciosa. Se estaba acercando a mí cada vez más rápido, con un sólo movimiento de su garra podría despedazarme... Entonces me volví y lo contemplé cara a cara. Con un grito de terror corrí a través del pasillo con la fuerza que me otorgaba mi instinto de supervivencia. Conseguí llegar al cuarto antes que él y, tras cerrar la puerta y encender la luz, me tumbé exhausto en la cama. El corazón me palpitaba fuertemente en el pecho y en mi cabeza la imagen bestial de eso ocupaba todo el espacio.
Desde entonces siempre que voy al baño por la noche, lanzo frecuentes miradas a mi espalda, para asegurarme de que eso sabe que lo tengo bien vigilado. Nunca se ha atrevido a atacarme mientras yo lo miro pero... ¿quién sabe que decidirá mañana?

18 julio 2005

Arriba y Abajo

Sigo dos rituales para cada extremo de mi ánimo.

Abajo
gasto mis energías en labores domésticas con música de fondo.
Arriba despierto mis sentidos en cena sibarita con copa de vino.

Abajo es agitación o paranoia.
Arriba es alegría o tristeza.

Nivelo mi alma con dos normas simples.

Lo exterior interviene lo interior.

Interminable búsqueda de equilibrio.

17 julio 2005

Somos o no somos

Cuando nos examinamos desde fuera clasificamos nuestra naturaleza de acuerdo a una escala de deseabilidad. Colocamos arriba lo que nos enorgullece y descendemos peldaño a peldaño hasta lo detestable. Aunque el rechazo nos haga caer en la tentación de enajenar algunos de los escalones más bajos.

Observarse a uno mismo comporta sus riesgos. Nietzsche nos enseñó que cuando uno contempla durante mucho tiempo el interior de un abismo ha de ser consciente de que el abismo también está contemplando su propio interior. Tenemos la obligación de aceptar ese monstruo objetivo, de reconocernos. Nuestra naturaleza es perdurable e inmutable.

Dos extraños amenazan el equilibrio de esta observancia aprobadora. La autocomplacencia y el otro.

La aceptación no debe nublar nuestro discernimiento entre naturaleza y hábito. Podemos variar nuestros hábitos y debemos hacerlo cuando nos generen repulsa. Nuestra naturaleza no la podremos variar jamás.

La mirada del otro nos invita a escamotear lo rechazado. Nos mostramos como queremos mostrarnos y eso implica una huida de lo detestado. El disimulo está en nuestra naturaleza, pero no debemos olvidar aquello que ocultamos porque existe. Aunque el otro no lo vea.

En esta esfera lo bueno y lo malo se mezcla en nuestras palabras en ausencia de la alienación física del otro. Es lo que nos suministra un reconocimiento más nítido de nosotros mismos.

Tanto aquello de lo que huyes como aquello por lo que suspiras está dentro de ti.
A. de Mello

Huelga japonesa



Después de leer a Prich lo he visto claro. Me acabo de inmovilizar en una huelga japonesa. Estaré trabajando hasta que alguien me desee buenas noches.


Hoy ha sido un día de calma. En ocasiones se necesita un poco de desintoxicación forzosa para no incurrir en el vicio de la monotonía. No tengo prisa por encontrarla. Mi destino no variará en función del tiempo que emplee en buscarlo. Llegará sin esperarlo, como una volada de aire que despeine mi aletargado corazón.

Sosiego, música y palabras... ¡Hoy no necesito más!

Nota. Esto no es del todo cierto, en realidad también necesito buenas noches.

16 julio 2005

Mis cualidades innatas

14H15
Madre. ¿Vendrás mañana a comer?
Pow. No sé, si me levanto en condiciones presentables... es posible.

¿Por qué pondrá esa cara de fastidio mi madre?

14H45
Padre. ¿Cómo irás a comer al final mañana?

Andado como siempre, algo se me escapa, ¿qué es?

Madre. ¿No te acuerdas que mañana vamos a comer al pueblo a casa de tu tío para celebrar el cumpleaños de Pablito?

Touché!

Madre. Por cierto, ¿has llamado a Hacienda para preguntar por lo de tu devolución?
Pow. Éste... No, se me olvidó. Me voy a poner una nota en el móvil. No, espera, me pondré dos. Una también para lo de mañana...

15H30
Pow. ¿Recojo la mesa o la dejo extendida para mañana?

Me fascina la capacidad selectiva de mi memoria.

Extractos verdes

Pow
"Siempre que voy a visitar a mis amigos a sus perfectas casas, con sus perfectos bebés y su perfecta armonía me quedo teñido de un azul que no desaparece hasta pasadas unas cuantas horas." [...]

Flavi (con toda su buena intención, reconozcámoslo)
"Al igual que la belleza, la perfección no existe. Son la prolongación de una entelequia. Una imposición social. Seguro que tus amigos te dirán que envidian tu libertad, tu independencia, tu no tener que rendir cuentas a nadie, tu posibilidad de levantarte mañana y no verte en la obligación de decirle a quien duerme a tu lado con sentimiento de culpa que te marchas a escalar." [...]

Pow
"Ellos me envidian y yo les envidio a ellos. También añoro que quien duerme a mi lado me mire con un mohín ensayado cuando me voy a escalar y me reciba con un abrazo sincero sabiendo que he estado todo el día pensando en ella." [..]

15 julio 2005

La trama

Oculto sólo para uno
paralelo el secreto pasa.
Oye recitadas las frases
de teatro mal actuado.
Revelación de hechos enlazados...
¡a la luz está la conjura!

01 0D 07 0C 1A 0B


14 julio 2005

¿Roca o Arcilla?


Continúan mis conversaciones escritas con La Roca. En un mes hemos intercambiado más frases que todas las palabras dichas en cuatro años. Sigue enajenándome este mundo tan paralelo...

Me habla de lo que echa de menos el sol, la playa y las cervecitas en las terrazas. Yo le miento con descaro y le explico que están lloviendo gatos y perros, que la arena ha desaparecido debajo de una montaña de basura tóxica y que se ha decretado por orden ministerial el cierre de todas las terrazas. Risas.
Me cuenta que allí todos son unos autómatas compulsivos en el trabajo. Que está rodeada de trabadores clónicos a mí y que eso la asfixia. Yo la llamo capulla y le deseo con toda mi doblez que se convierta en un clon más. Risas.
Se queja de ese humor tan cuadrículado que es incapaz de entender y de que añora las paridas de un cateto español. Yo me esfuerzo incansable en generar oraciones plagadas de boinas a rosca y consigo devolverla por unos minutos a sus raíces. Risas.

Me encanta sentir su sonrisa.

No era consciente de lo difícil que era relacionarse con los hombres para La Roca. Ya sabéis que no es una mujer que deje indiferentes al común de los mortales. Siempre se siente observada con un interés no deseado. Por contraste, mi indolencia y mi falta manifiesta de atracción por su físico le hacen sentirse relajada y le permiten mostrarse ante mí en estado natural. Es reconfortante que los defectos de uno se conviertan en cualidades bajo la lejana mirada de otros.

En unas semanas vendrá a España y nos iremos a escalar alguna montaña con los antiguos compañeros de trabajo. Me resultará extraño ver por primera vez a esa desconocida.

13 julio 2005

Método Matrix

El proceso de programación de aplicaciones informáticas consiste en la traducción de ideas escritas en papel en líneas de código fuente cuidadosamente identadas en un inglés con abundantes faltas de ortografía.
El programador escribe unas pocas frases, las enlaza con las anteriores y comprueba que el comportamiento de sus órdenes corresponde con su intención. Es una rutina que repite muchas veces a lo largo del día. Cuanto más cansado está el progamador, más cortos se hacen los periodos de escritura y más se alargan los de verificación.
Nunca me ha gustado este método. Así que desde hace un tiempo vengo aplicando otro. Cuando escribo un programa, lo hago de principio a fin. Completo todo el trabajo en un único esfuerzo. Después leo detenidamente cada una de las frases y salto por sus enlaces para estudiar la coherencia del conjunto. Si lo que observo me convence ni siquiera compruebo su comportamiento. Lo dejo así y paso a otra cosa.
Los compañeros han acuñado un término para describirlo, es el método Matrix.

Ahora programo poco, pero cuando lo hago me gusta disfrutar ;-)

12 julio 2005

Rutina


Peggy Sue ha comenzado a llamarme Julián. Mañana le regalaré una manzana roja a ver si me readmite en su clase.
;-)

Infiel

Ésta es la tercera vez que relato mi historia con Jezabel. La primera vez se la conté a amigos de toda la vida. La segunda a amigos de hace sólo unos cuantos años. A Ex no se la conté nunca.

Jezabel trabajaba en mi oficina. Comenzamos enlazando conversaciones profesionales infectadas por guiños subyacentes. Avanzamos inseguros hacia palabras personales desprovistas de intimidad. Alcanzamos una situación de confianza mutua peligrosa en simples compañeros de trabajo.

Aquella noche fría salimos a cenar por razones empresariales. Yo estaba haciendo los preparativos de mi boda y ella se iba a vivir con su novio en unos meses. Bebimos más de lo razonable con premeditada intención. Nos separamos del grupo antes de que se gestase la madrugada con una excusa mal construida. Conforme nos acercábamos a mi hotel en el taxi el silencio evaporó unos cuantos grados de etílica obcecación. Para cuando entramos al vestíbulo ya estábamos convencidos de que no íbamos a hacer lo que se suponía que habíamos ido a hacer.

Seguíamos callados cuando entramos en la habitación. Le presté una camiseta y un pantalón cómodo y le dije que se podía cambiar en el baño. Me miró con alivio, como si la acabase de eximir de una obligada responsabilidad. Mientras tanto, yo me cambié en la habitación y coloqué una mesita en medio de las dos camas. Cuando salió del baño el temor y la tristeza avivaban sus ojos. Nos metimos cada uno en nuestra cama y nos deseamos buenas noches. Jezabel apenas durmió, yo estaba demasiado cansado y confundido como para no hacerlo.

A la mañana siguiente la llevé a su casa y conocí a su pareja. Él debió pensar que yo era un tipo raro porque no recuerdo haberme encontrado más violentado.

Ya no sé nada de ella y tampoco guardo el deseo de saberlo.

Al finalizar ambas narraciones recibí la misma pregunta.
¿Qué hubiese pasado si vuestro grado de borrachera hubiese sido mayor?

En cada ocasión respondí de una manera diferente.

"Nos hubiésemos arrepentido de aquello, dadlo por hecho", zanjé ante la mirada de asentimiento de los que me escuchaban.

"Nada. No hubiese pasado nada", zanjé ante la mirada de asentimiento de los que me escuchaban.

Sois libres para realizar una elección.

11 julio 2005

Amélie y Clonación

Las técnicas de clonación lograrán hitos sorprendentes en un futuro ya no tan lejano.Ésta es mi fantasía para cuando llegue ese futuro.

Le pediré un par de células a Amélie, que tampoco es que las vaya a echar tanto de menos. Después encargaré un clon en forma de Campanilla. Las alas y el polvo mágico los considero indispensables.

Así cuando me encuentre inquieto en medio de una impersonal jornada laboral, Amélie Campanilla revoloteará hasta mi oído y me consolará con sus palabras cargadas de magia blanca. Y cuando no pueda dormir atrapado por la paranoia, me acunará con susurros de rescate. Y cuando hable con esa chica a la que no deseo, evitará la dispersión de mi energía con serenos y certeros consejos.

Confío en el avance científico... y en la generosidad de Amélie.

Consultor senior

08H03
Pequeña victoria matinal ante el perezoso sueño. 57 minutos para reflexionar perdido en la blogosfera y avanzar en mi propio trabajo sin interrupciones. Acogedora oficina vacía. Se escucha un prometedor silencio.

08H42
Mi compañera ya está aquí. ¿Por qué me ha tocado a mí la que siempre llega pronto? Media hora escuchando sus problemas acerca de un proyecto que no sé ni de qué va. Por lo visto hay una funcionalidad sin definir porque no saben qué tiene que hacer exactamente. ¿Y si llamáis al cliente y le preguntáis como la quiere?

10H15
¡Crisis mundial! Hay que programar un algo para mañana porque aquel gerente se ha comprometido a ello inexcusablemente. Actuación estratégica realizada a coste cero. No hay recursos disponibles. Decide mandarme un correo de tres frases que según él describen unívocamente lo que hay que hacer. Me agradece mi esfuerzo y disposición. ¿Qué se puede decir ante tan cariñosos estímulos? Busquemos el proyecto, abrámoslo y veamos de qué va todo esto...

10H45
Mi jefe al teléfono (sí, ese jefe!). Me cuenta cómo le fue ayer en esa ciudad y los planes de futuro que tiene para su boyante departamento. Además me desea incluso los buenos días. Debe de estar de buen humor hoy. Se barrunta tormenta. Le dedico parcialmente una de las orejas durante media hora mientras me dedico a programar con el resto del cuerpo.

11H15
Pausita para el café. El momento ideal para hablar con los compañeros a los que dejo de la mano de Dios en mis inumerables proyectos y llevarlos de nuevo al camino de la esperanza con un sonoro tap-tap en la espalda.

11H45
Problema paralizante con un procedimiento. Hay que redistribuir un flujo de tareas porque no se corresponde a lo publicado en el BOE. Tendremos un retraso de un mes. Me siento con el especialista en ciencias políticas, el jefe de proyecto y el analista jefe. Lo de 'jefe' se lo dice él, para darse ánimos. Redistribuimos las tareas en media hora para que parezca que cumple lo que dice el BOE. No hay nada que un poco de maquillaje y serenidad no disimule.

12H30
Por lo visto mañana hay que estar en esa ciudad. Reunión a las 10h00 y a las 12h00. Entre medio hay que escaparse para presentar unos avales. ¡No hay más remedio que ir con las manos vacías a ambas reuniones! ¿Dónde tenía yo esa presentación mágica de propósito general? Arf! Esto ya no es puerta fría, es suicidio con premeditación.

13H30
Como un tupper frío mientras charlo con los compañeros. Nadie deja de masticar mientras habla. Es como una competición para ver quien puede contar más cosas en el menor tiempo sin atragantarse o parecer un cómico monstruo de las galletas.

14H00
Cómo puede ser que haya avanzado tan poco con lo de la programación... Necesito un descanso. Leeré un par de artículos a ver si me vuelvo a motivar.

15H00
Atiendo a un compañero de otra ciudad a través del chat interno de la empresa. Tiene un problema irresoluble con una base de datos que ha dejado de funcionar. Sigo programando en segundo plano mientras le voy lanzando observaciones conforme se me van ocurriendo. Va a ser el redo buffer... La segmentación de tablas que está mal sintonizada... Los sinónimos carecen de privilegios... Se habrá llegado al límite de extends... Al final una de ellas (no sé exactamente cual) le sugiere una solución.

16H00
Otra media horita de charla/programación con mi jefe. Me pregunta si he preparado el documento (¿qué documento?) que me había pedido antes... Pienso que debería prestarle atención, al menos de vez en cuando.

17H00
A la compañera le han vuelto a poseer los demonios. No entiende el correo del cliente. Hacemos un análisis escrito en papel reciclado, que es cómo se hacen los análisis en las empresas modernas, por si no estábais al tanto.

18H15
Se ha caído un servidor. Todos los administradores se han ido a casa. Hay 10 personas paradas... Me remango la camisa y me agacho bajo un armario en la fría sala de servidores.

19H00
La super-jefa tiene un día tranquilo y quiere hablar sobre la marcha de los proyectos. Hay que revisar la planificación y la asignación de recursos. Además de soportar su implacable interés por el estado de mi brazo y mi vida social (¿Aún no sabe que no tengo vida social? Al menos no una que se pueda contar sin sonrojar a una señora de cuarenta y cinco años).

20H00
¡Pero cómo no he avanzado nada con la programación! Vale, me quedaré un rato más ahora que no hay nadie. A ver si lo tiro para adelante...

20H10
Tercera media horita de charla-programación con el jefe. ¡Coño, el documento! Le prometo dejarlo en media hora en la carpeta en la que debía haber estado por la mañana. Palabras venid todas a mí. Y más vale que sea rápido.

21H00
Definitivamente esto de la programación no lo termino para mañana.

21H30
El vigilante me echa del edificio. He conseguido completar un asombroso 70% informático de todo lo que tenía que programar. Mañana recibiré un tirón de orejas por mi bajo rendimiento. Al menos eso ya será mañana...

Bolsita nº 2 - Cobardía

Había pensado publicar este artículo hoy. Cuando tomo una decisión soy inflexible conmigo mismo y afronto sin remordimientos mi destino. Aunque duela. Hace poco tiempo que he cambiado de actitud. Deseo otro tipo de dolor. Así que he vuelto a abrir el congelador, he empaquetado cuidadosamente este artículo y lo he sellado con un rótulo que dice Cobardía.

Por cierto, me dejaré el espíritu autolesivo en España, no os preocupéis ;-)


-----------------------


Lo bueno si breve, dos veces bueno, decía un paisano mío hace unos cuantos años.

Hace un mes que comencé a escribir mis sensaciones en este sitio. Con el tiempo fui rescatando recuerdos y vivencias. En su mejor momento llegué incluso a disfrutar jugando con un surrealismo léxico que rozaba lo absurdo. Últimamente he ido publicando artículos que ya tenía escritos.

Diversos motivos me han conducido hasta aquí, pero el principal es que me he quedado sin palabras, o al menos no tengo ilusión por ponerlas aquí.

Voy a pasar una semana en Argentina con la peor compañía que podría desear. Intentaré vivir la experiencia con el mayor espíritu autolesivo posible: aguantando sus continuas borracheras, escuchando con una sonrisa sus aburridas historias e incluso compartiendo habitación si es necesario. Y en una pirueta imposible voy a dejar de fumar. Todo a la vez. Si esto no me hace volver a sentir ganas de escribir, nada lo hará.

Podría escribir aquí frases de reconocimiento para cada uno de vosotros, pero no sería capaz de verbalizar todo lo que me habéis aportado. Vosotros sabéis quienes sois, así que recibid mi sincero agradecimiento.

No sé qué hare con mi futuro. Si fuese un hombre valiente, me encerraría en mi casa y escribiría un libro. Pero no lo soy. Así que seguiré dirigiendo mi inquietud literaria hacia las ofertas técnicas y los correos a clientes. Resulta divertido ver sus caras cuando leen alguno de mis escritos.

Besos y abrazos para todos. ¡Repartíoslos como queráis!

Y no os preocupéis demasiado por mí.
Gloria Gaynor me hará buena compañía en adelante.

10 julio 2005

Cambio de planes

Comencé escribiendo aquí para plasmar los sentimientos que captaba en mis salidas del sábado noche. Me prometí no traicionar la subjetividad y ser tacaño en palabras. En apenas un mes, he roto mis propias normas en decenas de artículos.

Pienso que en todo este tiempo el crecimiento de mi alma ha conquistado el espacio que ocupaban corazón y cerebro. La complejidad de mis pensamientos ha rebasado mi habilidad de síntesis. A la par que ganaba profundidad perdía expresividad.

Ayer por la noche estuve un buen rato hablando con Bambi, a la que conozco hace varios fines de semana. Desde que me fijé en ella he intentado descubrirla sin rapidez. Es una chica guapa, despierta, muestra interés por mí, tenemos aficiones comunes, compartimos una escala de valores acoplable, su conversación es entretenida y no la deseo.

Es tan fácil como eso. Me gustaría pasear con ella por el parque en primavera, hablar durante horas en un café lleno de humo o caminar por el monte compartiendo mochila. Nada más.

El alarmante nivel de mi líbido bloquea mis reacciones. Las ocasiones en las que he deseado con esa intensidad a una mujer me asustan por su escasez. Dudo sobre mi capacidad para encontrar un estímulo que me rescate de este pozo.

Asumiré que la paciente soledad ha de quedarse a mi lado un largo trecho.

P.D. Si alguien conoce un manual "Como recuperar su líbido en 10 días"...

Lo que escribo

Les conté a mis amigos que escribía en un blog. También les conté que era anónimo. O al menos anónimo para ellos.

¿Has escrito sobre el lunes negro? ¿Y la historia del Ibiza y el secreta? ¿Y cuándo nadaste vestido en la fuente de la Facultad? ¿Y lo de Top? Al menos habrás explicado lo de los coñetes, ¿no? ¿Lo del vaso de whisky perdido? ¿La Calimocho Cup? ¿Los veranos en el pueblo? ¿La carrera de chupitos? ¿El frisbee sin retorno? ¿El lenguetazo flojo? ¿Cuando le pediste sexo a Julie? ¿El pingüi-perro? ¿De tus vacíos etílicos de memoria? ¿El tú-sí-que-sabes-erotizar-a-la-gente? ¿Zara, dónde están mis gafas? Lo del 600, sí, ¿no?

Pero, tío, ¿tú de qué escribes en el blog?

Son recuerdos de una vida casi olvidada que quizá me atreva a rescatar algún día. Aunque en realidad les divierten mucho más a ellos que a mí.

09 julio 2005

Julie Andrews

Los que me conocen me han preguntado por mi tipo de mi mujer ideal, no vaya ser que se la encuentren por casualidad y les pase desapercibida. Todos saben que mi gusto no es común y desean estar atentos. Casi los compadezco por su empeño en preocuparse por mí.

Cuando era niño veía las películas de Julie Andrews con adoración. No me cansaba de admirar a la soñadora monjita reconvertida, a la mágica institutriz voladora o a la camaleónica cabaretera andrógina. Me quedaba horas fascinado mientras escuchaba su nítida voz y sonreía embobado ante la exageración de expresiones.

Hace un tiempo comprendí que mi gusto por sus películas no era un simple interés artístico. Estoy enamorado de Julie Andrews. La fresca sonrisa enmarcada en dos mofletes llenos, unos ojos siempre risueños, la personalidad de la nariz, esa pronunciación que endulza sin empalago... No imagino otra mujer que me atraiga más físicamente.

Quizá no sería del todo sincero si no mencionase también la insondable y pétrea belleza de Katherine Hepburn, pero puestos a elegir...

Si algún día os encontráis con Julie en vuestro camino pensad en mí. Sabré recompensaos.

Nota. Y si el precioso envoltorio oculta una mujer que merezca la pena, no la dejo escapar, os lo prometo!
;-)

Papelera de reciclaje

Hoy he visto a Ex. Después de cuatro meses. Me pidió un favor y se lo he hecho. No recordaba lo guapa y simpática que resulta. Lástima que no la quisiera.

08 julio 2005

Buttercup is gone

Buttercup ran. She whirled and burst away and the tears came bitterly; she could not see, she stumbled, she slammed into a tree trunk, fell, rose, ran on; her shoulder throbbed from where the tree trunk hit her, and the pain was strong, but not enough to ease her shattered heart. Back to her room she fled, back to her pillow. Safe behind the locked door, she drenched the world with tears.
Not even one word. He hadn't had the decency for that. "Sorry," he could have said. Would it have ruined him to say "sorry"? "Too late," he could have said.

Why couldn't he at least have said something?

Tengo una pataleta infantil encima que no se me pasa ni con una sesión doble de musical de Tim Rice. Cuando te acostumbras a leer a una persona entra a formar parte de tus propios pensamientos. En realidad, se convierte en una amistad más, aunque no la conozcas en absoluto. La semana pasada fue Ella, hoy ha sido Buttercup. En un momento las palabras desaparecen y se llevan con ellas todas esas sensaciones. Y es todo tan súbito.

A un nivel racional entiendo que las personas toman decisiones bien maduradas por motivos que no llegamos a imaginar y que seguramente seríamos incapaces de entender. Sin embargo, no dejo de desear que sólo haya sido un mal día. Que las palabras reaparezcan tan rápido como se fueron y vuelvan a generar la extinta vida.

Deseo que desde donde quiera que estéis, Ella y Buttercup, leáis a este adicto a vuestras voces. Sepáis todo lo que le habéis regalado y os sintáis orgullosas de vosotras mismas.

Nunca dejéis de escribir. Quizá algún día lea un libro (aviso que leo muchos) y reconozca a la autora que tantos buenos momentos me ha hecho pasar.

Vuestras palabras están aquí para quedarse.

Añoranza

Recordaba a menudo la estampa de mi abuelo. Un hombre alto, apuesto, con ojos verdes y bigote soñador. Siempre que el concepto de galán abordaba mi mente, el recuerdo de aquel hombre bohemio me recorría por completo. Lo había llegado a adorar en vida y ahora, una vez muerto, lo idealizaba.
Era mi mito particular: un hombre lleno de sensibilidad, centrado en sí mismo y seguro de sus recursos. Había sido un conquistador certero, uno de esos hombres que sabe mirar a una mujer y capturar su corazón. Sin embargo, yo estaba seguro de que su corazón, como el mío, sólo estaba relleno de un gran vacío. Una búsqueda jamás completada de algo que no existía. La necesidad de metas imaginarias, irreales, de esas que uno nunca llega a alcanzar, a veces que ni si quiera se vislumbran.
Él había sido un fumador empedernido, cogía el cigarrillo con naturalidad y lo llevaba a sus labios mientras un gesto ausente, de satisfacción, cruzaba su cara. Era lo máximo que podía pedir a la vida: unos instantes de soledad, perdido en su mundo interior, olvidando la vida. Si algo aprendí, y admiré, de mi abuelo fue precisamente esto. Su capacidad para desligarse de todo, para dedicarse unos minutos de tranquilidad, un precioso momento de paz.
Sin embargo, yo nunca tuve su arte, su embaucadora creatividad. Ese don innato que lo hacía diferente. Él siempre se supo especial, único. Manifestaba a través de sus pinturas una percepción delirante del exterior. Definía claramente la barrera que lo separaba del mundo. Tenía ese toque de genialidad que le permite a uno reconocerse hombre por sí mismo. Yo nunca lo tuve. Siempre fui alma errante. A pesar de todo, sabía que mi abuelo tampoco era capaz de sentir y eso me reconfortaba en cierta manera.

Mayo 1997 - Parece escrito ayer

07 julio 2005

Solicitud de explicaciones


Observo la realidad tratando de interpretarla. Encuentro una explicación convincente para casi todos los gestos y actitudes que analizo. O al menos, hallo un razonamiento que a mí me parece concluyente.

Sin embargo, hay dos concretas preguntas para las que no he conseguido llegar a un acuerdo. Son preguntas que van dirigidas a vosotras, pero también me gustaría contar con otros puntos de vista.

1. ¿Por qué os atrae la indiferencia?
Soy indiferente con la mayoría de las personas por pura desidia. En mi opinión, esto debería proporcionarme un buscado espacio donde pasar desapercibido. Sin embargo, cuanto más ignoras a determinadas mujeres más se esfuerzan en conocerte. Es como si se empeñasen en investigar un misterio inexistente.
Que cuando paso de vosotras es porque paso de vosotras. Que no es ninguna táctica.

2. ¿Por qué os gusta que nos caigamos de una moto?
Me han preguntado decenas de veces en los últimos meses qué me había pasado en el brazo. Siempre contesto que me caí de la moto yo solo. Por descuidado. Por frenar demasiado sobre un paso de cebra mientras llovía. Y ellas ponen esa cara de 'pobrecito' y una expresión de valoración positiva que no consigo desentrañar.
Que tengo lo que me merecía. Que me caí de la moto por despitado. Que tú podrías haber ido en el asiento de atrás.

De verdad que no las entiendo, por mucho que lo intente no hay manera.
¡Son frustantes!

;-)

Nota. Hablo sin ánimo de generalizar, no me lo toméis como leyes universales, sino como simples ejemplos de lo cotidiano.

06 julio 2005

El retorno

21H30 - BCN
Aceptar con agradecimiento la olvidada pereza. Acomodarse lánguido en el sofá. Desaparecer.

22H30
Alcanzar a trompicones la cama. No desear abrir más los ojos. Persistir en no aparecer.

23H42
Teléfono. Apretar los ojos con fuerza. Abrir uno con lucha. Saber quién es y lo que necesita. Delegar en un párpado crueldad e ignorancia.

05H30
Despertar puntualmente inquieto. Sufrir el justo castigo de la mala conciencia. ¡Tánto te costaba asqueroso desalmado!
Enviar una mentira. Antes de comenzar el día.

12H30 - PALMA
Pasos rápidos. Prisa. Calor. Elevar la mirada.

Tu mano en mi mano. Luces revelando sombras arqueadas con delicadeza. Grava bajo los pies. Relajante paseo lunar. Sonido de mar a nuestra derecha. Una sonrisa en el futuro. Aquel beso bajo la Catedral. Sentir los lejanos recuerdos como ajenos.

Bajar la mirada. Calor. Prisa. Rápidos pasos.

20H00 - BCN
Retornar a una adquirida costumbre. Escribir.

Entre bastidores

Me pregunto qué es lo que se esconde tras muchas de las frases que leo en vuestros artículos... La palabra escrita es tan equívoca que uno tiende a imaginar más de lo que comprende. Por eso me he decidido a explicar aquí dos frases de unos de mis escritos. Tengo la convicción de que ninguno de vosotros ha interpretado lo que en realidad expresan.

He escogido las dos frases iniciales de El Patio de mi Casa. Lo que parece la espiritual historia de una oración esconde una raíz bastante mundana.

Fumar en la ventana refugiado tras sábanas húmedas.
Las sábanas a las que hago referencia son las de mi vecina de arriba. Ella siempre las tiene tendidas. En su defensa he de decir que esas sábanas cambian cada semana. Tiene una colección francamente admirable. Mientras fumo, me suelo preguntar cada cuánto cambia su suavizante. Está claro que si yo me dedico cada noche a fumar un cigarrito debajo de sus aireadas sábanas, éstas no tienen que oler precisamente a flor de lavanda... Aunque la culpa la tiene ella, ¿a quién se le ocurre tender encima de mi ventana de fumar?

Escuchar en silencio el incesante ñigo-ñigo.
¿Nadie se ha preguntado qué significa exactamente 'ñigo-ñigo'? Son los muelles de la cama de mi vecino de enfrente. Es un marido de costumbres. Cada noche, a eso de las once, se dedica a intimar con su señora. Es admirable la entrega de esta pareja. Conste que yo no salgo expresamente a esa hora para deleitarme con el ñigo-ñigo, es que es mi costumbre y solemos coincidir. Sin embargo, me tiene un poco descolocado. En algunas ocasiones después de la referida actividad sale a fumarse un cigarrito y, como comprenderéis, a mi me resulta bastante incómodo saludar al vecino cuando acabo de oír cómo hace chirriar los muelles de su somier.

Ya véis que en muchas ocasiones el surrealismo es sólo realidad expresada con palabras llanas.

Espero no haber desmontado excesivamente vuestra imaginación.
Y sé que, en adelante, me leeréis con otros ojos.

05 julio 2005

Actitud

El 23 de Julio me voy a Argentina con mi jefe. Una semana. Así que no he tenido más remedio que bajar al despacho de la directora de Recursos Humanos. He cerrado la puerta. Me he sentado y la he saludo con esto.

"No aguanto más a Dictador. Si no me cambiáis de área me iré de la empesa."

Ha sido un farol. Un farol a la desesperada. Llevo más de un año buscando otro trabajo pero sigo anclado en mi silla giratoria irrevocablemente. Durante todo este tiempo seis de mis más cercanos compañeros nos han dejado. Y yo sigo allí cada día. Aguantando una tras otra las mismas estupideces articuladas por los mismos estúpidos. Cada puñetero día.

Ella me ha mirado asustada. Se ha quedado en silencio. Ha amarrado sus manos a la mesa como si fuese a desmayarse en ese instante. Casi me ha dado pena. Supongo que ha sido porque está embarazada. Eso le otorga un estado desvalido que es difícil de ignorar.

Ha reaccionado con un impulso y ya no ha podido parar en quince minutos. Me ha dado una serie de vagas intenciones y argumentos inconexos. Me ha querido decir que sí, pero a mi me ha sonado a demagogia.

He salido del despacho todavía con el ceño fruncido. Me han intentado pasar a un cliente al teléfono. Una compañera ha visto mi expresión y se ha ofrecido a atenderlo ella. Ese cliente estaba hoy de suerte.

¡Diablos! Pero qúe hay que hacer hoy en día para que a uno le echen de su trabajo... ¿Le pego una patada en la entrepierna al consejero delegado mientras le escupo en su cara vampírica?

Algo se me ocurrirá. Siempre se me ocurre algo. Tarde o temprano tendrá que hacer frente a la realidad y echarme a la calle. Mientras tanto sigo anclado aunque no por eso quieto.

Nota. Este artículo tiene unos cuantos días. Su primer paso ha sido asignarme a proyectos fuera de Barcelona para tenerme continuamente viajando. Asumo que para que me aburra y me vaya por mi propia voluntad. ¡Lo lleva claro!

04 julio 2005

Coherencia y Contumacia

Hace muchos años que Stephen me impartió una lección que nunca olvidaré. Stephen es una de esas personas que posee una inteligencia tan aguda en todos los ámbitos que le hacen sentirse a uno ridículo. Estudiar a su lado fue una de las más gratificantes experiencias que he tenido. Además de todas estas cualidades mentales era un persona espectacular, de las que es imposible no apreciar. Nuestros caminos se separaron tiempo atrás porque él estaba preparado para mucho más. Ahora Stephen está controlando satélites en algún punto de Europa mientras yo me dedico a chapucear trivialidades. Lo echo de menos porque hace años que no nos vemos, pero me alegro porque sé que es feliz con su vida.

Expresado en otras palabras, si un día me decido por la homosexualidad me gustaría tener un Stephen a mi lado.

En aquella época éramos compañeros de prácticas y yo me esforzaba inútilmente por estar a su altura. De hecho la mayoría de las ocasiones mi esfuerzo sólo alcanzaba para vislumbrar vagamente su pensamiento. En una ocasión tuvimos una discusión a mitad de un proyecto sobre la necesidad de continuar por el mismo camino o bien empezar de nuevo el trabajo. Cuando yo apelé a la coherencia para aferrarme a la continuidad, él me enfiló con su mirada perdida y me dijo algo que jamás he olvidado.

"Eso no es coherencia, es contumacia. Seguir por este camino sólo nos conduce a perpetuar el error."

En mi trabajo es habitual argumentar continuidades en los proyectos porque siempre se ha hecho así. Sin embargo, yo tengo fama de inadaptado, porque desde aquél día me niego a perpetuar errores sistemáticamente.

Y la grandeza del razonamiento es que no es algo que sólo se pueda aplicar al trabajo...
Todos deberíamos revisar la coherencia y continuidad de nuestras costumbres de vez en cuando.

03 julio 2005

Despedida y ruego


Palabras de súbita marcha,
susurradas escuetas y romas,
rebotan eterno el sendero
entre astilladas paredes de hueso.

Sentía y ya no siento.
Crecía y me hago pequeño.
Soñaba y ahora duermo.
Luchaba y caigo rendido.

Allá donde brillen tus signos
encontrarás mi apocada alma.
Aquí queda ahora aplastada
por férreos cerros de silencio.

La fabulosa chica palindrómica

Cada vez que la oigo hablar pienso Anita poco patina. Latí vital. Y es que yo sé verla al revés. Ella camina y anima calle. Ella cala de su sed a la calle. No, ella ánimo da: domina al león. Y es que si Ana mira, dudar imanáis. Eso y de su sed, yo sé.

Sé, raro llorar es. Ojo raro, llora rojo. Odiar raído. Severo revés. Soñar años. Da de cenar a la necedad. Y eso a pesar de que he oído: 'no crecer con odio, eh!'. Acaso mejor nos sonrojemos acá.

Ya la vi rival, ¡ay! A ése, la niña, dañina le sea. Oirá ídolo diario. Esa mamona ya no mamase.

¡Es raro memorarse! Esa fácil, idílica fase. Somos o no somos. No sólo lo son.

Átale, demoníaco Caín, o me delata. No deseo yo ese don. A mi copa coloca pócima.

Rebasé saber. Sé ir, no sonríes?

Flavi, pasa por caja ;-)

Nota. La pena es: ése a Nepal. :)

Esta España aburrida

En este país siempre estamos sacando pecho por un supuesto europeísmo... Cada vez que veo una persona que defiende esta postura me provoca unas arcadas incontrolables.

Estamos en la España de la envidia, de la verdura. Cuando alguien triunfa, nadie se pregunta por qué ha triunfado. Lo normal en esta España del cotilleo es preguntarse por qué ha triunfado ella y no uno mismo. Y si se puede machacar al rival con maniobras de ética dudosa, mejor. Que la otra persona no merecía lo que ha ganado y yo sí. Porque hay que ver con el vecino, que lleva un coche de lujo con ese trabajo asqueroso mientas que yo que me deslomo cada día en mi digno trabajo tengo un utilitario.

Somos norteafricanos! Y el que no lo quiera ver es porque vive de espaldas a la realidad...
España es un país de envidias y de imperios forjados en la cultura del machaque del prójimo. Hay que ver con el Estado Católico! Que aquí el que no intenta defender su posición a base de desprestigiar al otro no es nadie. Estoy hasta los mismos de todos los que no defienden nada, de los que sólo se dedican a envenenar.

Seamos sinceros. Defendamos con argumentos razonables lo que creeemos bueno y olvidémonos de menospreciar lo que no somos capaces de apreciar.

Nota. Pensamientos noctámbulos e indignados por una situación ajena.

02 julio 2005

Diálogo a tres

Gork. Buenas...

Que sean buenas de verdad, por favor!

Pow: Hola, tío. ¿Qué tal?
G. Mal, tío, bastante mal...

¡Ahhhh! Un poco de organización. Rápido. A ver, la depresión y la apatía al fondo. La alegría y el optimismo, que den un pasito para adelante. ¿Estamos?

P. Cuéntame, hombre, que para eso estamos...
G. Nada, que esta mañana me he pegado una llorada tremenda. ¡Estoy hecho un lío!

¡Por favor! La imagen de un tío de metro noventa con músculos como jamones llorando. Me voy a poner a llorar también... Agente K., rápido, el neuralizador!

P. Venga hombre, que tienes que sobreponerte. Anímate. ¿Quieres que quedemos para comer en una terracita?
G. ¡Qué va! Tío, no puedo. Tengo que ir a ver el abogado. Mi ex-mujer me ha pedido ahora quedarse a vivir en el piso y que lo pague yo... ¡Hay qué ver!. ¿Qué le habré hecho yo a esta tía?

¿Abandonarla de la noche a la mañana por otra tía? Que no se te escape, que no se te escape...

P. En fin, ya sabes cómo son las mujeres. Tienes que aguantar y terminar con eso cuanto antes, que te estás haciendo polvo...
G. Ya, pero es que encima, SpiderWoman está insoportable. Está tan a gusto conmigo, pero cuando habla con sus padres o su prima me empieza a echar en cara las cosas que ellos le dicen... ¡Y cuando le trato de explicar esto se pone como una burra!

Sí, claro. Con tus habituales explicaciones precedidas por un sonoro 'estoy hasta los putos cojones' las chiquillas inmaduras se tornan totalmente receptivas... ¡Si lo sabré yo!

P. Es que tienes que ser más suave con ella... Dale tiempo, que es un poco inmadura pero al menos habla de los problemas que tenéis y está haciendo progresos poquito a poco. Costará tiempo, pero tienes que tener paciencia si quieres seguir con ella.
G. Por un lado es agobiante pero por otro... La verdad es que me lo paso muy bien con ella. !Me da la alegría que no tenía! El otro día nos fuimos a una playa nudista que estaba desierta ...

¡Que no me contéis esto! Mira que os tengo dicho que no me contéis esto. Aquí nadie mira por mi salud mental. Ageeeeente K.!!!!

G. ... e hicimos de todo por allí.

Ala! Ya lo ha soltado. Ni con ración doble de neuralizador me lo quito yo esto de la cabeza...

G. Pero hoy coge la tía y se va con sus amigas de marcha. Y cómo aún no les ha contado que está saliendo con otro chico por lo de su separación... ¡Me tengo que quedar en casa! Estoy hasta los huevos. Voy a llamar a Destroyer y nos vamos por ahí a pillar un buen pedo. Y si hay que tirarse a una tía, se la tira uno...

Bueeeno. Solución redonda. Las crisis se arreglan con unos buenos cuernos. Tú di que sí, campeón!

P. Hombre, no sé. Quizá deberías darle algo más de tiempo a esta chica... Yo le veo buenas maneras, pero le falta reaccionar un poquito. No estropees más las cosas y espera a ver qué pasa.
G. Sí, ya lo sé. Es que con todo esto encima me estoy agobiando bastante... En fin, que nunca hablamos de ti. ¡A ver si un día me cuentas cómo te va!

Uf! Pues casi que te doy la dirección de mi blog y tú mismo.

P. No hombre, no. Que ahora necesitas desahogarte. Llámame cuando quieras.
G. Bueno, tío. Nos vemos.
P. Venga, un abrazo, hasta luego.

01 julio 2005

Striptease

¿Recuerdas aquél día, Liza? Yo llevaba apenas un mes separado y había salido a una despedida de soltero a la que no quería asistir. Cuarenta hombres miraban a la bailarina de la barra pero yo sólo te miraba a ti. Estabas sentada en aquella mesa, todavía con tu recatada ropa de calle, tomando un zumito de piña. Yo te miré un par de minutos y después me acerqué para preguntarte cuánto tardarías en bailar. Me dijiste que aún te quedaba más de una hora y te pedí un baile privado antes de que empezases. Me miraste divertida, pensando que estaba loco, pero te cambiaste para mí y me llevaste detrás de la cortina.
Comenzaste tu baile despacio, aunque ya sonreías. Yo no podía dejar de mirar tus ojos de almendra, me entretenía en el adorable hoyuelo de tu moflete. Te ibas desvistiendo y yo seguía clavado en esos ojos. Cuando, azorado, miré tu cuerpo casi en un acto reflejo, por mera cortesía profesional, lo entendiste todo. Tomaste mi mentón con la mano y lo dirigiste de nuevo a tus ojos. Y no dejaste de bailar para mí mientras me mirabas fijamente. Y yo seguía perdiéndome en tu mirada soñadora. Me despediste con tu nombre y un cariñoso beso en la mejilla.
Después te vi bailar sólo a ti. Y admiré tu desenvoltura y tu alegría. Te sentías bien y transmitías felicidad. Reptaste a gatas por la barra y bebiste de la copa de un cliente, pero me lanzaste un guiño a mí. Así que cuando pasaste a mi lado no pude evitar invitarte a una copa.
Te sentaste a mi lado con una sonrisa y volviste a pedir una copita de zumo de piña. Estabas intrigada por aquel tipo de bolsito cruzado y mirada perdida. Comenzamos hablando de mi ruptura, pero en seguida me contaste todas esas historias fascinantes acerca de Hungría y de tu sueño de montar allí una tienda de hogar. Me hablaste de tu infección de oído, que te tenía postrada en la cama durante todo el día y de tu afición por tomar el sol en la piscina. El tiempo pasaba rápido y tu jefe nos miraba con el ceño fruncido. Y entonces, la segunda copa, ¡la pagaste tú! Al jefe casi le da un ataque...
Dos horas después nos despedimos como viejos amigos, deseándonos felicidad y me diste un segundo beso cariñoso. Te pregunté a qué hora salías y me volví a integrar en el grupo de la despedida.
Quince minutos antes de tu hora, abandoné la despedida y el local. Te lancé un adiós con la mano y me lo devolviste con una mirada cómplice. ¡Qué fácil era para ti entenderme!
¡Ay, Liza! Cada vez que saboreo un buen vino de Tokaj me acuerdo de ti y deseo que estés en tu tienda de hogar en Hungría. Y que hayas encontrado a ese hombre sensible y ordenado que querías...

Sabía que el artículo de Audrey había pulsado alguna tecla en mi memoria... ¡La encontré!

Madrugada en la carretera

Gracias de nuevo, Spica. Si no nos hubieses regalado una jornada tan memorable, habría publicado lo que sigue. Sin embargo, esta tarde, un simple :) me ha obligado a recoger estas palabras, meterlas en una bolsita con la etiqueta de 'Autocompasión' y congelarlas para siempre en el olvido!
---------------------

He perdido otros 2 kilos más en las últimas 3 semanas. Todos saben que algo me pasa, pero a ninguno he explicado el descubrimiento de esta esfera paralela en la que me encuentro más cómodo que en la propia realidad. Sensaciones inalcanzables en el plano físico que se hacen tangibles en el metafísico.

Y sin embargo hoy siento que todo esto ha terminado.

Cuando hago algo decido implicarme en ello hasta sus últimas consecuencias. No sé hacer las cosas de otro modo. Y cuando me inmiscuyo en injusticias ajenas debo ponerme del lado de los justos y eludir tanto concesiones como pretensiones. Me empeño en ser el portero que detiene el penalti en el último minuto. Me esfuerzo por mejorar lo que me rodea sin siquiera pararme a meditar sobre mis actos.

Como consecuencia de mis reparaciones iterativas se suelen ocasionar más daños que beneficios. Con el tiempo, he asumido que nunca dejaré de ser novel en esta lucha. La frustración que me produce el fracaso me retorna a un punto de insatisfacción más hondo que el de partida.

Ya hemos discutido en otras ocasiones sobre el concepto de buena persona. He llegado a la conclusión de que soy buena persona, porque estoy impulsado por la buena voluntad. Sin embargo, no creo ser una persona buena. Las personas buenas, independientemente de sus motivaciones, logran buenas obras. Por contra, las buenas personas acaban por degenerar lo bueno para convertirlo en perverso.

Apenas controlo la reconfortante tentación de recuperar mi aséptica impermeabilidad anterior. Guardarlo todo en el congelador, aislarlo encerrado en bolsitas de vacío pulcramente etiquetadas y continuar la ruta por otro camino. Vivir así no es que se viva, pero al menos se sobrevive. Que no es poco.

Estoy resbalando por una espiral hegeliana inversa.
Vamos, que estoy bien jodido.

---------------------