31 julio 2006

Meme-mójate

¿Cuánto tiempo llevas blogueando?
Algo más de un año. Aunque lo estoy dejando, de hecho llevo mucho tiempo dejándolo.

¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y porqué te animaste a participar?
De casualidad, mientras leía 20 Minutos. Siempre he sido, y seré, un escritor frustrado, así que mi idea original era sacarle punta a la pluma. Aunque después me dejé atrapar por otras tentaciones de carácter menos literario.

Cinco blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia...
Reflexiones en Blanco y Negro
Buscando rastros
Maldita Malaria
Buttercup XVIII
Ecce homo

Aunque sigo con regularidad todos los que aparecen en la banda izquierda.

¿Eres lector anónimo de algún blog? Si es así de cuáles.
Era (hasta este momento, claro) lector anónimo de
Lo que está por llegar, un personaje tan parecido al mío que en ocasiones me parece estar leyéndome a mí mismo.
La mujer tirita, con ese sentido del humor tan cotidiano y mordaz.
Spica *, del que fui lector con firma en un tiempo. Desde que se cabreó conmigo, me he conformado con seguirlo en la sombra. Un tipo fracamente brillante.
Y lo sigo siendo de bastantes más. En ocasiones hay lugares en los que no me siento a gusto comentando, por diferentes motivos. Así que casi nunca lo hago.

Y sobre los autores nombra cinco que te despierten especial simpatía.
Wanda, Would, Nostak, Oracle, Deckard.

Vamos, mojáte, ¿que blogs consideras con mayor calidad? (tratando de ser lo más objetivo/a)
Ninguna parte, me impresiona que después de tanto tiempo sea capaz de seguir sonando siempre con tanta frescura

Lo infraleve, el delirio de lo que no se puede expresar con palabras.
Next Ronin, la única poesía que lo sigue siendo a pesar de no ser poesía.
Es el estilo de blog que me gusta, así que no creo que haya sido muy objetivo...

¿Con qué blogueros/as te irías de borrachera? (mínimo tres/máximo cinco)
Con cualquiera, pero con Isthar, Susej y Raist siempre es fenomenal hacerlo.

¿Con que tres blogeros/as pasarias una noche de locura sexual?
Con ninguna, definitivamente es un tema no me motiva.
Pero no me importaría compartir cualquier paseo despistado con Quid Iuris, Dsd o Saravá.

¿Te has enamorado alguna vez de un/a bloguero/a?
Sí, sin posibilidad de salvación. Fue uno de esos flechazos que le dejan a uno boqueando para tratar de ganar la siguiente inhalación. En ocasiones todavía sigo teniendo problemas respirar con regularidad. Aunque es tan solo de un amor platónico, porque no fue de una bloguera, sino de su personaje.

¿Conociste a alguno/a más allá del teclado? ¿a cuáles?
Buttercup, Raist, Prich, Chema RQ, Sortilegio, Isterica, Elmasmalo, Isthar, Stand by, Nakazanius, Arispiq, Susej, Edu, Mamen, Mess, Gacela, Puri, Shakti.

Y casi seguro que me olvido de alguien, mil perdones. (La primera de las agraviadas: Nadia).

¿Te consideras satisfecho con tu blog? ¿qué cambiarias?
Odio mi blog sin concesiones, pero como es una extensión de mí mismo tal vez el problema no esté en el medio sino en el autor. Y, de la misma manera, soy incapaz de librarme de él.

Pasa este meme a un mínimo de tres personas y un máximo de cinco.
Tiraremos para casa... Raist, MasMalo y Sortilegio.

Y por último que se mojen los lectores y digan una virtud y un defecto de este blog.

Lip synching

Me encanta la gente que disfruta haciendo el payaso sin ataduras. Supongo que el hecho de comprobar que hay más personas como yo me hace sentirme más común, más aceptable. Hoy he descubierto lo que supongo una nueva moda internetiana, gente que se reúne delante de una web cam para darle al lip synching. Al estilo de las drag queens pero con menos pretensiones y una exuberante ausencia de pudor.

De entre los muchos grupos de amigos que se dedican a colgar este tipo de "expresiones artísticas", me he quedado con Alynne y Tessa. Son dos de esas clásicas adolescentes americanas de las que tanto nos han contado las películas. Mientras veía sus vídeos, me las imaginaba charlando en el colegio sobre la elección de los temas, rebuscando en el armario de mamá el vestuario apropiado, ensayando las entradas, los gestos, las salidas...

Me he sentido vivo, reconfortado por esa entrañable camaredería juvenil. Una tontería, lo sé. Quizá sea porque el fin de semana me ha dejado más estúpido de lo habitual.


Don't speak
It's not unusual
This love

30 julio 2006

Aviso para navegantas

Si te entra un tío a las tres de la mañana en estado sobradamente ebrio, no le digas "Por cierto, mi amiga la camarera no tiene novio...". Si a ese tío le gustase la camarera le hubiese entrado a ella y no a ti.
Pues sí, Raist. Resulta que llevaba 7 mesess enaomradísima de su novio. Aunque no lo pareciese, manda cojones!

En fin, será la siguiente.

Me cagüen todo...

27 julio 2006

Barb Wire o la conciliación de lo ajeno

Ya llevo dos meses en este trabajo. Tiempo suficiente para haber escandalizado a un alto porcentaje de la plantilla y para que todos duden de mis palabras. La gente suele tener dificultad para distinguir si lo que estoy diciendo es otra de mis inagotables ironías o un mensaje vital para nuestros ambiciosos planes de dominación mundial.

Sin saber cómo, se ha llegado a una situación en que la mitad del personal me conoce como rubia platino y la otra mitad como puto héroe. Hoy, en un acto de conciliación sin precedentes, me lanzado a sugerirles un pacto de compromiso.


¿Qué os parece si a partir de ahora me llamáis "Barb Wire"?


Hace un rato se lo comentaba a un personaje de esta blogosfera. Me ha parecido intuir en su respuesta una reacción de sorpresa. Lo que ha provocado una mueca de incredulidad en mi gesto.

¿No lo sabíais? En la vida real soy un trasto incorregible, un payaso con aires de artista. Seguro que pensábais que era un señor con barba, batín, pantuflas y pipa en boca...

XD

26 julio 2006

SMI: Manual de uso

Ocho féretros de hibernación se apoyaban espaciados a intervalos regulares sobre las paredes de la sala circular. Young observó que un par de ellos ya estaban ocupados, lo que significaba que aquel curso era impartido de manera individual. Eligió el féretro situado en el punto más alejado de la puerta, retiró las tapas de sus conexiones y se encajó con facilidad en el armario. Tras el inaudible ajuste de las distancias de los enganches, su cuerpo quedó anclado al armazón produciendo un chasquido seco.

Young se sentía mucho más a gusto en la realidad inducida que en la percibida, así que en un breve lapso de tiempo ya se encontraba dispuesto para interactuar con el entorno. Una atractiva figura femenina lo esperaba a unos metros, erguida sobre la infinita planicie de color azulado.

-Bienvenido a su curso de certificación en SMI, señor Young -saludó la mujer con una sonrisa pícara que había sido previamente seleccionada por Young en su perfil de preferencias.
-Gracias, Barb -también era posible, entre otras muchas cosas, elegir el nombre de la interlocutora-. ¿Qué autorizaciones son requeridas?

Barb le pasó las habituales cláusulas legales de confidencialidad y unas cuantas pólizas estándar de cesión de derechos. Aunque en el apartado de exención de responsabilidades había un párrafo que había sido elaborado de manera personalizada para aquella ocasión.

"La organización pone en conocimiento del señor Young que su porcentaje de muerte cerebral durante la realización del curso es de 18,31 puntos. La organización no asumirá responsabilidad alguna en caso de que el referido hecho llegase a efecto. El señor Young asevera por la presente que los costes derivados de su fallecimiento repercutirían plenamente en el presupuesto asignado por la Comisión Vitalicia a los miembros de su rama consanguínea."

Tras validar el papeleo con un gesto, Young sonrió pensando que aquella experiencia no iba a ser tan anodina como había supuesto. Dieciocho puntos no era una probabilidad elevada, pero la daban alguna posibilidad para evitar la tortura producida por dos años más de inadmisión en las cabinas de suicidio.

-Este es un curso práctico -irrumpió Barb-. Las pruebas le serán explicadas de una en una en el momento previo a su realización. ¿Se encuentra dispuesto para aceptar la primera?
-Por supuesto, Barb -contestó Young con seguridad-, ¿con qué me vais a asustar hoy? -remató con un deje de sorna.
-Su primera prueba consiste en permanecer dos días en un ámbito privado de luz -explicó la imagen con otra de las encantadoras muecas elegidas por Young-. Deberá encargarse de encontrar su comida y su bebida -advirtió ella con el dedo índice estirado ante su ojo derecho-. Recuerde que si su persona inducida resulta muerta, se considerará que usted no ha superado la prueba.


Barb esperó en silencio durante unos instantes, justo hasta el momento en que detectó que Young había comprendido todo el mensaje que le acaba de hacer llegar.

-¿Está preparado, señor Young?
-¡Adelante! -accedió él con un guiño divertido.

25 julio 2006

Superación del Miedo para Imprudentes

Todavía le quedaban dos años para ser admitido en una cabina de suicidio. Toda una eternidad. Según las estadísticas del Consejo Vitalicio aún no debería haberse cansado de vivir, pero a Young el tiempo lo asfixiaba como una almohada sobre la cara.

Escudriñó la correspondencia con desidia, descartando a velocidad de vértigo los cientos de mensajes que habían superado su filtro personal. Mientras aquel torbellino de información revoloteaba en la periferia de su visión, ordenó un café a la máquina expendedora. Se sentó en uno de los altos taburetes que rodeaban la tabla en posición de levitación y fue dando pequeños sorbos de la taza conforme decrecía el contador de su bandeja de entrada.


Aquel espartano cartel acaparó su atención al instante. Un accésit a nivel B21/2180 era poco habitual. Y aún era menos habitual que el curso fuera impartido de manera presencial. "Superación del Miedo para Imprudentes", rumió. Sonaba interesante. No parecía otro de esos soporíferos ejercicios de realización de transacciones bancarias cruzadas.

No era la evidente recompensa económica que proporcionaba el aumento de nivel lo que atraía a Young, sino la posibilidad de obligarse a abandonar su habitáculo tras meses de enclaustramiento, la sensación de peligro encubierto que sugería el anuncio y esa peculiar obstinación en sentirse incorregiblemente imprudente.

Sin meditar más el asunto, solicitó su inscripción en el curso. El robot realizó el examen biométrico, validó su clasificación y le actualizó los datos del compromiso que acababa de adquirir. Quedaban 18 minutos y 8 segundos para que la convocatoria expirase cuando Young fue admitido en el curso de dos semanas que le reportaría su certificación SMI.

24 julio 2006

Expertitos

En mi familia, como en todas las familias, cada miembro desempeña un rol asumido por el resto. Hay un director de cine, varios músicos profesionales, una pintora, un bailarín, un ejecutivo que siempre está viajando, un experto en telecomunicaciones, varios médicos, un historiador, un auditor de calidad, ...

Así que cuando alguien necesita consejo, siempre hay un especialista dispuesto a echar una mano. A mí me han asignado dos parcelas de atención: la informática y los coches. Lo primero por mera asunción profesional y lo segundo porque hubo una época de mi vida en la que viajaba de continuo con coches de alquiler.

Este fin de semana estuve en casa de mi hermana. Me contaron que se habían comprado un coche nuevo. Sabían de antemano que ese coche no contaba con mi aprobación, así que no se molestaron en preguntarme.

Hace unos años, cuando compraron el coche anterior, expuse un catálogo de razones por las que no me parecía la compra más adecuada. Ellos compraron el coche que habían elegido sin atender a mis razonamientos.

Tiempo después vino el ordenador. Y la escena volvió a repetirse.

Ahora, por lo visto, han aprendido. Son capaces de comprar lo que les apetece, lo que les gusta o lo que les motiva sin pararse a analizar la racionalidad del gasto. Es fascinante su habilidad para simplificar la vida. Para disfrutar con sus propias ilusiones.

¿Ya os había contado lo mucho que admiro a mi cuñado?

P.D. Y conste que este artículo está desprovisto de ironía por completo.

23 julio 2006

Circular

Cada vez tengo más a menudo la sensación de que yo soy yo. Me entretengo buscando la manera de evadirme, de alejarme un poco de esa acuciante sensación y me agobio. Me digo que yo no debería ser así, que las cosas tendrían que ser de otra manera, que algo tiene que cambiar...

Entonces es cuando entro en otro de mis interminables bucles. Porque si yo no voy a cambiar, por mucho que lo intente, los demás tampoco van a hacerlo. Así que nos encontramos en un rígido entramado de voluntades superadas, enlazados en un sin sentido de caminos que quieren ser atajos.

El domingo es un mal día, porque la pereza me brinda la oportunidad de examinarme con desgana. Tal vez debiera bajar al parque, tumbarme en la hierba y perderme en mi nuevo libro mientras escucho algo en el MP3. Eso ayudaría a disolver esta cansina estupidez.

El problema es que, como ya os he dicho, los domingos son días de pereza.



This was true; Peter had forgotten to show then how to stop.

John said that it the worst came to the worst, all they had to do was to go straight on, for the world was round, and so in time they must come back to their own window.

21 julio 2006

Desvaríos inconsistentes

Me he levantado a las cinco de la mañana, he planchado una camisa, he desayunado un café solo y un cigarrito, me he duchado, he afeitado mi barba de seis días, me he puesto el traje, he conducido hasta la estación, he pasado el viaje de ida leyendo mi libro de HOWGAL, he caminado desde la estación hasta la oficina de Madrid, he preparado la reunión, he asistido a la reunión, mi gerente me ha sugerido que sea más condescendiente con los consultores que no tienen ni puta idea*, he comido con ese mismo gerente un gazpacho y una tortilla de ajos tiernos, nos hemos tomado una cervecita en una terraza, he vuelto al tren, he terminado mi libro de HOWGAL, he conducido hasta casa, he bajado a comprar seis cervezas, cerezas, horchata y detergente, he leído unos cuantos blogs, he bebido una cerveza, he sopesado la idea de ponerme a trabajar, la he descartado y me voy a despatarrar en el sofá a ver Orgullo y Prejuicio, si no me duermo antes.

Mañana volveré a pensar en el trabajo, después de comprar un regalo para mi hermana y un libro nuevo, pero hoy no doy para más.

Encajado en esta vorágine de responsabilidades apenas tengo tiempo para pararme. Ya no pienso, solo actúo. Y actúo con eficiencia aunque sin profundidad.

¿Por qué marcará tanto mi vida la rutina laboral?

Tal vez deba aprender a frenar la maquinaria, pero se vive tan cómodo en esta inconsciencia vital...

C'est la vie!


* Lo de "ni puta idea" es una aportación mía, él no suele utilizar este vocabulario. Aunque yo sí suelo hacerlo.

20 julio 2006

Como gato panza arriba

Quería dedicarle unas palabras a Susej. Pero al final tan solo le dejo un guiño.

19 julio 2006

Encrucijadas con tachuelas

No recuerdo haberla visto vestir algo diferente a unos vaqueros. Camina deprisa, su estirada figura derecha y fija su mirada. En su mano se consume un cigarrillo. Bajo la sombra del flequillo se oculta un ojo almendrado, pareja del que luce despejado en su tez morena.

Nuestros portales están separados por cincuenta metros y un giro. Hace un tiempo nos perseguíamos de ida y vuelta al trabajo. Tras mi cambio, la persecución se ha convertido en cruce.

Ella es alta y muy delgada. Yo he cambiado el traje y el afeitado por los vaqueros y la barba. Nunca nos miramos cuando estamos cerca, tan solo se intuyen lejanas miradas fuera de alcance.

Luce un anillo en su dedo. Y fuma nada más salir de casa y justo antes de entrar. A la persona que la espera no le debe gustar que lo haga dentro.

Me gusta, por esa inmutable cara de mala leche. Siempre me ha atraído la mala leche. Es una especie de reto que me encanta afrontar. La satisfacción de transformar un rictus, de relajarlo.

En ocasiones me siento tentado de pararla y decirle: "Vamos a un bar, fumémonos ese cigarrito juntos y tomémonos un café. Te prometo una sonrisa cada mañana".

Pero nunca lo haré. No me gustaría acrecentar mi fama de extravagante en el barrio.

18 julio 2006

Noodles



Este sábado, un chino; uno de esos chinos que vienen de China, no uno de esos chinos que regentan un restaurante Chino; me dijo que esto no era comida china. Hoy me apetecía cenar comida china, pero ante el dilema en el que me puso el chino, no he tenido más remedio que realizar una investigación previa. Porque uno tiene que conocer el origen de lo que come, es lo primero que le enseñan a los niños en el jardín de infancia.

He descubierto que los nudos* más antiguos del planeta fueron encontrados en China. Cincuenta centímetros de neolíticos nudos fosilizados dentro de un bote. Tienen más de 4.000 años según la inefable prueba del Carbono-14 (siempre he pensado que esto del Carbono-14 es como el doctor Oliver Rodés, ese que analiza el agua mineral, un extraño monopolio en el que nadie está interesado o del que nadie sabe).

En fin, a lo que iba. El caso es que con este descubrimiento los chinos les dieron para el pelo a los árabes y a los italianos. Y se proclamaron como inventores de la pasta mediante un acto de hechos probados.

Tras esta primera victoria parcial, he seguido escarbando en la apasionante historia de los nudos. Resulta que los nudos instantáneos son un invento de la Dinastía Qing, que fueron los primeros en almacenarlos prefritos para poder consumirlos durante largo tiempo. Sin embargo, en 1958 los japoneses patentaron el invento. Y tan orgullosos están de ello, yo diría que casi tanto como los maños de su fregona, que lo han denominado como Invento Japonés más importante del siglo XX. No está mal, para ser un invento chino...

No obstante, lo que ha terminado por convencerme de que lo que iba a preparar era un plato chino, ha sido el descubrimiento del Re gan mian, una preparación muy similar a la que yo estaba dispuesto a cocinar. Si bien es cierto que los chinos lo toman como desayuno, es la comida típica de los habitantes de Wuhan, la capital de la provincia de Hubei, en el mismo corazón de China.

Después de esto he podido cenar a gusto mi plato de comida china. Y he sonreído pensando en que hay chinos que ni siquiera saben reconocer su propia comida a pesar de tenerla delante.

*Los llamaré nudos a partir de ahora utilizando su raíz latina, nodus. Bueno, por eso y porque la tía de Ex, que era española pero que lleva treinta años viviendo en Londres, siempre los traducía por nudos. Y desde entonces me hace gracia llamarlos así.

15 julio 2006

Una rubia de chiste


Ayer improvisé una cena en casa, con mis compañeras del trabajo anterior. Acabamos a las tantas de la mañana con una de esas tajadas que le hacen a uno parecer tartaja.

Esta mañana la resaca me ha devuelto a la realidad. Todos los problemas han aparecido de golpe y sin previo aviso. Como si este sábado se hubiese encarnado de domingo.

Los fines de semana suelo comer en casa de mis padres. Y mis padres suelen tener la cortesía de invitar a algún familiar para rellenar los espacios de mi pertinaz sequía. Hoy no había nadie allí. Tan solo nosotros tres.

Han aprovechado para incidir sin misericordia en mi tristeza. Según la teoría de mi madre, si aún no me he divorciado legalmente de Ex, es porque aún conservo la esperanza de volver con ella. Me extraña que todavía no se haya dado cuenta de que me he vuelto un dejado, de que si no lo hago es por pura pereza. Pero quizá eso le ayude a explicarse por qué aún sigo aferrado a esta impropia soltería.

Después de comer, tras el rutinario café en el bar de siempre, he ido a comprarle un regalo a mi padre. Mañana se acerca un poquito más al objetivo que centra en los últimos tiempos su vida: la jubilación. Mientras paseaba por la ciudad, con el intransigente sol taladrando mi despeinada cabeza, he recordado la frase que le dije a un compañero esta semana en el trabajo, "A mí trátame como a una rubia de chiste".

Estoy tan disperso que apenas soy capaz de retener mi atención un instante. El despiste continuo se ha convertido en mi característica más ostentosa. Y al final sólo queda tratarme como una rubia, para que consiga entender algo de lo que me cuentan.

Quizá debiera teñirme. Aunque no creo que me anime con la operación de cambio de sexo, el brazo me está matando en estos días de pesadez. Quién sabe, tal vez lo que ocurra es que sea una rubia de chiste atrapada en el cuerpo de un quinceañero con barba.

12 julio 2006

La elección de compañero

Cuando publiqué el artículo sobre el concurso de Kiss FM, prometí llevar de viaje conmigo a aquel que diese las tres razones más originales para acompañarme. Dado que es improbable que gane dicho concurso y dado que no consigo decidir de una manera objetiva quien es el merecedor este dudoso honor, he elaborado un método imparcial para confeccionar la lista de candidatos.

En la película Cube, los protagonistas son abandonados en alguna de las habitaciones cúbicas que componen la enorme estructura de 25x25x25 habitaciones. Es como si los hubiesen dejado dentro de una de las piezas que componen un cubo de Rubik gigantesco.

Los protagonistas pasan la película moviéndose a través de las habitaciones en busca de la salida. Cada uno de los accesos a los cubos adyacentes en la estructura está marcado por una secuencia de tres números de tres cifras. Por ejemplo, en una de las puertas a la habitación contigua (hay seis puertas en cada habitación) aparecen los números 169 787 234.

Para interpretar estos números hay que tener tres reglas en cuenta:

  • Sumando sus cifras se consigue la posición XYZ en el cubo. En el ejemplo anterior, tenemos que 1+6+9=16, 7+8+7 = 22 y 2+3+4 = 9. Por tanto esa habitación estaría en la posición (16, 22, 9) de la gran estructura que conforma el cubo de Rubik.
  • Si una de las cifras que forman la secuencia de tres es un número primo, la habitación a la que dan entrada es una trampa. El número 787 es primo, así que la habitación marcada por el 169 787 234 contiene una trampa.
  • Si una de las cifras que forman la secuencia de tres es un cuadrado perfecto de dos primos, la habitación a la que dan entrada también es una trampa. Siguiendo con nuestro ejemplo, observamos que el número 169 es el cuadrado de 13. Por lo que la habitación a la que lleva contendrá una trampa.

He establecido la clasificación para el concurso basándome en estas tres reglas y en el cálculo del SPP de vuestras respuestas para el artículo referido.

Este es el SPP obtenido que ha obtenido cada uno.

PatRicia .... 1,88888889
Butt ........ 1,82608696
Nadia ....... 1,75490196
Gacela ...... 1,73493976
Lamadraza.... 1,72222222
Raist ....... 1,71428571
Yurena ...... 1,70000000
Bito ........ 1,65957447
Would ....... 1,65789474
Wanda ....... 1,61764706
Dsd ......... 1,61038961


Pow ......... 1,69787234

Pasando estos números a cifras de nueve dígitos y agrupando el resultado de tres en tres, he calculado la posición XYZ en la que cada uno nos encontraríamos en ese cubo de Rubik gigante. También he aplicado las reglas relativas a la exclusión para aquél que se encontrase en una habitación con trampa.

Bito ...... 165 957 447 (12, 21, 15)
Would ..... 165 789 474 (12, 24, 15)
Wanda ..... 161 764 706 ( 8, 17, 13)
Raist ..... 171 428 571 ( 9, 14, 13) - Excluido, 571 es primo
Nadia ..... 175 490 196 (13, 13, 16)
Gacela .... 173 493 975 (11, 16, 21) - Excluida, 173 es primo
Butt ...... 182 608 696 (11, 14, 21)
Dsd ....... 161 038 961 ( 8, 11, 16) - Excluida, 961 es 31^2
PatRicia .. 188 888 889 (17, 24, 25)
Lamadraza . 172 222 222 (10, 6, 6)
Yurena .... 170 000 000 ( 8, 0, 0)

Pow ....... 169 787 234 (16, 22, 9)


Para elaborar la lista final, he tenido en cuenta la distancia a la que os encontraríais de mi habitación cada uno de vosotros. Ordeno la lista de candidatos al viaje desde el más cercano hasta el más lejano.

1. Bito ...... 7,28
2. Would ..... 7,48
3. Wanda .....10,25
4. Nadia .....11,79
5. Butt ......15,26
6. PatRicia ..16,16
7. Lamadraza .17,34
8. Yurena ....25,08

Así que el ganador, la persona más cercana a mi habitación en el cubo de Rubik, es Bito. Ya puede usted ir haciendo las maletas ;-)

Si él no pudiese venir, elegiría a Would. Y esta regla se aplicaría hasta la persona número ocho de la lista en caso de que fuera necesario.

No sé si esta es la mejor manera de dar una lista, pero es la que se me ha ocurrido. ¿Que por qué he pensado en algo tan enrevesado? ¡Vaya usted a saber! Exceso de ondas herzianas, tal vez.

En todo caso, espero que Bito y yo nos peguemos una semanita de farra por Italia. Yo he confiado mi compañero al azar, ¿quién dice que el azar no nos va a devolver el guiño?


P.D. Mi habitación, la 169 787 234, es una trampa mortal. No sólo es que el 787 sea primo, sino que 169 es 13^2. ¡Cuidado, señor Bito! Que se mete usted de cabeza en la boca del lobo XD

11 julio 2006

Compañeros de piso

Llevo meses pensando que a mi vecina le gustaba escuchar la radio a menudo. Cuando no hay música, en mi estudio siempre se oyen los tímidos ecos de una emisora perdida.

Hoy he abierto la ventana. Y me he dado cuenta de que el sonido de la radio no aumentaba su volumen, sino que lo disminuía. Lo que me ha resultado extraño. He cerrado la ventana y he acercado la oreja al altavoz izquierdo de mi ordenador. La música salía de ahí. Todo este tiempo, ¡la música salía de ahí!

Hace unos meses una amiga me dijo que en mi casa había ondas extrañas. No la creí entonces, aunque ahora pienso que tal vez llevaba razón. Porque jugando con el volumen del altavoz no he conseguido que variase el sonido de esa fantasmal emisión de radio. Solo se trata de que el altavoz sintoniza una señal, no sé de dónde ni por qué. Pero sintoniza una señal y a un volumen fijo.

¿Algún físico/espiritista/psicólogo que tenga una explicación razonable?

Incapacidad pan-problemática

Nos dirigíamos a tomar el tren de vuelta a casa cuando hemos sido interceptados por una bilbaína de Greenpeace a escasos metros de la estación. A pesar de nuestra disuasoria contestación, ella ha insistido en explicarnos por qué estaba allí.

-De veras, no me interesa lo que hacéis, me parece bien que lo hagáis porque alguien tiene que hacerlo, pero a mí no me interesa -he soltado con premura.
-¿Que no te interesa el medio ambiente? ¿Eso es lo que me estás diciendo? -ha respondido ella con una mezcla de fingida sorpresa y creciente alarma.
-Pues no, lo cierto es que no me interesa. Por eso creo que deberíais buscar a otro tipo de personas para que os ayuden. Alguna que realmente se identifique con vuestros objetivos, de la que no obtengáis una limosna ocasional apelando a su culpa moral.
-Pero es que no me lo puedo creer, ¿no eres consciente de la importancia de nuestro trabajo? -ha preguntado con evidente enfado.
-No estoy diciendo que vuestro trabajo no sea importante, ni necesario. Lo que te digo es que hay muchos problemas que deben ser resueltos. Me parece estupendo que vosotros os encarguéis de éstos. Yo me encargaré de los míos. Y espero que algún otro se encargue de los demás -he argumentado con paciencia-. ¡Suerte! Confío en que encuentres a las personas adecuadas para ayudarte.

Tras el estridente sofisma la bilbaína se ha quedado de piedra, incapaz de seguir la dialéctica hacia la que la había llevado. Mientras cruzábamos el paso de cebra, escapando de aquella parada inesperada, hemos vuelto la vista para comprobar cómo comentaba exaltada con un compañero la experiencia de la que acababa de ser partícipe.

Es posible que me haya considerado un derechista radical o un estúpido irresponsable. Pero el único objetivo de mi diatriba era sacárnosla de en medio para que me diese tiempo a fumar un cigarro antes de subir al tren. Y lo he conseguido.

Reconozco que también la podía haber atendido mientras fumaba mi cigarrillo, pero entonces sí que me hubiese sentido incómodo. Así que he optado por desarmarla con falacias, para demostrarme que puedo ser tan insensible como quiera llegar a serlo.

Creo que a mi escandalizado compañero todavía no se le ha cerrado la boca, aunque espero que haya desaparecido el rubor que ha sentido como espectador de esta farsa de opereta.




09 julio 2006

El don

Gumersindo Cantalapiedra tenía un don especial. Ya desde muy pequeño, charlando con los pastores en el pueblo, todos se dieron cuenta de que aquel chaval poseía un toque divino.

-Mañana habrá una tormenta en el valle, será mejor que no saquéis a pastar a las ovejas -vaticinaba en tono serio ante los parroquianos del bar.
-¡Vamos, zagal! Mañana no va a llover -contestaba alguno de los pastores mientras apuraba el último chato de la tarde-. A ver si vas a saber tú más que nosotros... -sentenciaba riendo.

Al día siguiente, cuando los pastores estaban recontando sus nerviosas ovejas, se acordaban del pequeño Gumersindo y se lanzaban miradas cargadas de temor y de duda.

Con el tiempo los habitantes del pueblo fueron confiando en las predicciones de Gumersindo hasta tal punto que nada era decidido sin consultar antes su opinión. Sin embargo, Gumersindo no tenía respuestas para todas las preguntas.

En ocasiones sabía que el correo se iba a retrasar un par de días o que Julia, la tendera, tendría una niña en marzo. Pero era incapaz de adivinar el resultado de un partido de la selección o de acertar el número de la lotería. Era un don caprichoso el de Gumersindo, que solo le permitía adelantarse a hechos tan azarosos como intrascendentes.

Debido a esta peculiaridad, las gentes del pueblo se tuvieron que acostumbrar únicamente a escucharlo en vez de a interrogarle. Gumersindo realizaba sus predicciones en el bar, de tarde en tarde. Y los parroquianos se las transmitían después a los vecinos si la noticia del día era de interés.

Así fue creciendo Gumersindo en aquel pueblo que lo había acabado por aceptar como una curiosidad sin importancia, gastando sus días en los libros que le prestaba el alcalde y en el ejercicio, a ratos, de su papel de adivino casual.

Cuando cumplió los dieciocho años, Gumersindo se mudó a la capital. El día de su partida, nadie dudaba de que alcanzaría algún cargo importante en el Ministerio. Con sus habilidades para pronosticar el tiempo y su desmedida pasión por la lectura su destino estaba predicho.



Los primeros años en la capital fueron difíciles para él. Ya nunca transmitía sus visiones en voz alta por miedo a sentirse rechazado. Trabajaba descargando camiones de fruta en el mercado desde la madrugada y consumía las tardes leyendo cualquier libro que pudiese conseguir en el mercadillo de los domingos. No había vuelto al pueblo desde su partida, aunque la correspondencia mensual con sus padres le mantenía al corriente de los sucesos que acaecían allí.

Su madre le contaba que todos le echaban de menos. "Sobre a todo a tus predicciones", añadía con un mal disimulado rencor. Su padre le explicaba los progresos que había hecho en el campo, plantando una variedad de trigo que resistía mejor las lluvias y que crecía con más ímpetu. Ambos le incluían noticias de soslayo según su punto de vista. "Julita va a tener otro niño", decía la madre. "Perico aseguró en el bar que esta temporada que va a cazar más de cuarenta perdices", aportaba el padre.

Gumersindo sabía que sus padres esperaban que les hiciese llegar algún vaticinio. Sin embargo, desde que estaba en la capital, sus visiones habían trasladado su interés hacia la cercanía de lo cotidiano. Se descubría sabiendo que el lunes la panadera no abriría la tienda. O que el jefe le subiría el sueldo a final de mes. Pero había dejado de prever lo que iba a pasar en el pueblo.

Los años fueron pasando veloces. Gumersindo consiguió un puesto como contable en una empresa de encurtidos, lo que le permitió disponer de algún dinero para sus gastos. Formó un grupo de amigos, la mayoría compañeros de trabajo, con los que disfrutaba de la ciudad en las cálidas tardes de estío y en las cortantes noches de invierno.

Conforme la confianza se fue fraguando, la lengua de Gumersindo fue desatando los nudos que la habían retenido durante tanto tiempo. Un día, sentados en la terraza de un chiringuito, con unas cervezas frías en la mesa, Gumersindo se sorprendió pensando en voz alta.

-Este fin de semana explotará una tubería. En la calle Granados.

Los demás lo miraron extrañados. Como si aquella frase fuese una clase de broma que no entendían. Aquella tarde Gumersindo les contó de su extraño don, de las predicciones a las que tanto acostumbraba en el pueblo y de su infalible cumplimiento.

Al principio todos lo tomaron por un pueblerino, excluyéndole sin reparos de las conversaciones del grupo. Pero el fin de semana comenzaron a tomarlo en serio. Así es como Gumersindo volvió a tener su grupo de parroquianos. A los que contar las raras visiones que lo asaltaban mientras paseaba por el parque o cuando estaba sentado en la cama quitándose los zapatos.

Gumersindo nunca se casó. De hecho, nunca salió con mujer alguna. "Demasiado raro para estar a su lado", decían algunos de sus amigos. Para cuando el resto de la pandilla había comprado una casa en el campo y paseaba a sus bebés por el parque los domingos por la mañana, Gumersindo seguía viviendo en aquella pequeña buhardilla, tan solo acompañado por una cada vez más inmensa montaña de libros.

Mientras tanto, el trabajo seguía siendo una fuente de recompensas inesperadas. La prosperidad de la compañía lo llevó a ocupar un importante cargo en la sección de ultramarinos. Cada día tenía que levantarse un poco antes para cumplir sus obligaciones y volvía a casa un poco más tarde, atareado con encargos de última hora. La rutina y la vida solitaria fueron haciendo de Gumersindo un conocido de todos y un amigo de nadie. Y los vaticinios volvieron a caer en el silencio.

A sus cuarenta años, Gumersindo fumaba un cigarro en la terraza mientras observaba el fluir de gentes y automóviles abajo en la calle. "Si ese coche negro para en el portal de la esquina y deja a una chica, esta será la última noche que vean mis ojos". La predicción lo sorprendió como tantas otras. Solo que esta vez había mucho en juego.

Siguió la trayectoria del coche con los nervios de punta, deseando que decidiese pasar de largo, que se olvidase de aquella tentadora esquina. Cuando advirtió la pérdida de velocidad su corazón estuvo a punto de salir por la boca. Y cuando la puerta se abrió delante del portal y vio a aquella jovencita despidiéndose del conductor con un beso al aire tuvo que sentarse para no caer fulminado en ese mismo momento.

El cigarro se consumió quemando sus dedos. Gumersindo lo soltó agitando la mano. Era su última noche. Nunca se había planteado que querría hacer en su última noche. Estuvo divagando un buen rato mientras paseaba su mirada por el cielo estrellado. Cuanto más pensaba, más cervezas bebía. Y cuanto más cervezas bebía más modorra le entraba. Al final se quedó dormido de madrugada, tendido en aquella hamaca que tantas noches lo había soportado.

Cuando Gumersindo se levantó a la mañana siguiente, en seguida se dio cuenta de que se había quedado ciego.

08 julio 2006

Shakespeare y la cerveza le hacen a Pow perder la cabeza

Son muchos los sábados, enhebrados como inacabables hilos en el compulsivo telar de Penélope, en los que he salido a conversar, a beber, a fumar... A reír y a bailar. Y si bien los de baile han sido los menos, la racha no ha dejado de ser por ello más abrumadora.

No había planes hoy. Nadie estaba en el lugar adecuado. Cada cual tenía lo suyo y a ninguno le agradaba lo mío. Así, en un arrebato de esa extraña pasión que lanza a un Romeo titubeante sobre una exhuberante Julieta, me he lanzado yo en pos de un teclado USB. Y de seis cervezas. Por el camino se han sumado al botín Trabajos de Amor Perdidos y un adimento de Lucky. Que no por mimar el cuidado el alma hay que despreciar el castigo del cuerpo.

Tras el extraño experimento perpetrado por Branagh en Shakespeare, con los dedos, otrora encogidos en la rácana extensión del inmundo portátil, ahora extasiados por la doblez de un espacio conquistado a la periferia de unos campos sin límite olvidados ya los muros; me siento embriagado ante un haz de luz en la medida precisa para que mis ojos puedan contemplar una grandeza que siempre fue mía.

Y tal es el sosiego que me proporciona la referida contemplación, que me marcho, como golondrina europea aleteando en veloz migración, a un mundo de sábanas dobladas que será embrión de una manaña de fértil y portátil trabajo. Ese portátil que una vez fue prisión, ese tedioso cuadrado de huidizas ventanas inexplicables que acompaña mi existencia como el humo a la ceniza. Como el pop al champagne.

Que la vida no es solo lo que nos han contado. Que el más presto es quien más aprovecha. Y el hastío nunca fue mejor pagado sino por aquel que lo ensalzó sin mesura.

Vive en el instante en el que ningún sueño pueda ser soñado, esculpe milagros con cada esquirla de pensamiento y respira como si el aire fuese el apagado murmullo de un manantial de sonrosadas dríades.

¡A qué esperas! Nadie lo hará por ti.

07 julio 2006

Vapor de sinsentidos


"A cada alma le pertenece un mundo distinto: para cada
alma, cualquier otra es un trasmundo"


Friedrich Nietzsche


¿Y qué pasa cuando hay una fuga en el alma? ¿A dónde va todo ese éter perdido? ¿Se contagia como virus aéreo o germina a otros con esporas estelares?

Me preocupa que con tanta vacuna y tanto anticonceptivo el mundo se esté extinguiendo. Evaporándose su esencia en un hurto inadvertido de conciencias.

¿Sabremos ser lo que fuimos? ¿O jamás volveremos a serlo?



Mirándome sin dimensión

Admito, a pesar de mis persistentes quejas, que el trabajo me salva. Evita que disperse el tiempo tratando de encontrar respuestas a sin sentidos inexplicables. Me aleja de lo que soy. Mecaniza el transcurso de mi vida hasta convertirlo en un engranaje de rotación perfecta.

Nunca fui bueno, pero siempre he pretendido serlo. De hecho, lo que me atenaza, es que siempre he deseado ser el mejor, exprimir cualquier universo que estuviese a mi alcance.

La opresión de este impulso me obliga a comportarme de manera errática, encorsetado en un armazón inflexible que chirría estridente en cada uno de los exigentes giros a los que lo someto.

No hay mucho en mi vida de lo que deba preocuparme. Tal vez no haya nada. Lo que me lleva a considerar que tampoco en la de los demás debe haberlo. Somos autómatas de oxidación contínua abocados a un futuro inalterable. Nada es importante, aunque todo parezca serlo.

Y siempre vuelve el tiempo, con su regular monotonía, a recordarme que el aislamiento no varía el ritmo al que se gasta la vida. Que todo pasa, aún a mi pesar, con una rapidez incomprensible.

Cerrar los ojos no impide que los huesos se astillen en el momento del choque, aunque ayude, por la ignorancia que otorga, a sobrellevar cada momento previo a una destrucción parcial.

05 julio 2006

Sílabas por palabra

Después de leer en mi manual HOWGAL que Milton utilizó más de ocho mil palabras diferentes para escribir Lost in Paradise, he comenzado a bucear por la red sin una dirección determinada. He topado con un estudio muy serio acerca de la cantidad de sílabas por palabra que utilizaban varios autores ingleses.

El ensayo concluía que cuando alguien se expresa en verso tiende a utilizar menor número de sílabas por palabra que cuando lo hace en prosa. Lo cual no parece sorprendente, aunque sí abre otras vías de desvarío interesantes.

Me ha dado por pensar que las personas a las que leo podrían tener un sello personal, una especie de número mágico SPP (sílabas por palabra) que definiese su manera de expresarse. Tras analizar diez mil palabras de cada uno y unos cuantos ejemplos diferentes, he llegado a la conclusión de que no hay conclusiones válidas. Como mucho, que en castellano se suelen utilizar alrededor de 1,75 sílabas por palabra.

Por si os interesa, incluyo debajo los resultados del estudio.


Oracle...... 1,87
PatRizia.... 1,84
Deckard..... 1,83
Pow......... 1,82
Bito........ 1,79
Butt........ 1,77
Isthar...... 1,76
Esther...... 1,76
Mamen....... 1,76
SP1C4*...... 1,76
Amelie...... 1,75
Dsd......... 1,74
Susej....... 1,71
Would....... 1,65
*Angulín*... 1,59

Aunque, ahora que los releo, Would utiliza muy pocas sílabas por palabra, ¿no?
XD

04 julio 2006

De la ira a la ironía

Mañana recibiré mi primer apercibimiento* en la empresa. Al mes y una semana de mi incorporación. Casi me parece que se ha demorado demasiado. Al menos, me queda el consuelo sustentado por la certeza de que el siguiente no tardará en llegar.

Por suerte hoy he estado de viaje. Porque se hubiese convertido en un despido procedente de no haberse dado tal circunstancia.

Entre los argumentos que hubiese vomitado con cruel frialdad:
  • Hay mucho niñato ignorante suelto con el pavo subido jugando a ser tecnócrata de segunda.
  • La cargabilidad de los recursos os la pasáis por el forro de los cojones.
  • Criticáis desde la desinformación con una vacua superioridad intelectual.
  • Habláis más de la cuenta pero hacéis mucho menos de lo que parece.
  • Improvisáis estúpidos planes suicidas para justificar un sobreesfuerzo absurdamente inútil.
  • La demagogia analítica de la que hacéis gala con tanto ímpetu provoca una devastadora extinción en vuestra capacidad neuronal.
Pero mañana será otro día. Trataré de exponer el más constructivo de mis discursos, hablaré con una fingida cortesía merecedora de un galardón en interpretación y asumiré mis culpas sin rechistar. Porque el visceral rechazo que me produce la hipocresía es mil veces preferible a ser asediado por una tormenta de verborrea estéril.

Lo que más me jode, lo que me hace morderme la lengua hasta casi cercenármela, es que se sientan orgullosos por considerarse en la espuma que corona la cresta del conocimiento tecnológico.

Tal vez les fuese mejor si asumiesen, como principio de cualquier razonamiento, que son unos incompetentes ridículos. Yo lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo y no me va tan mal. Después de todo, Peters tenía razón: uno asciende hasta alcanzar su grado máximo de incompetencia. Y en esta empresa hay demasiado "alto cargo".

*Eufemismo empleado por la Dirección para echar una buena bronca.

P.D. De aquí salvo a uno, que aunque a primera vista parezca un cormorán lleno de chapapote, todavía sigue siendo capaz de volar. Cada una de las veces que lo intenta. Gracias por ofrecerme esas alas, aunque sabes que me gusta volar solo ;-)

02 julio 2006

Third rock from the Sun

Basilio entró en el bar a las cuatro de la madrugada. Saludó a sus amigos sin ser capaz de descomponer esa boba sonrisa que había mantenido paralizados sus músculos durante la última media hora. Tras proveerse del inevitable cubata les contó con detallista deleite la maravillosa cita de teatro, cena y terraza que acababa de disfrutar. Sus ojos chispeaban por la ilusión de una esperanza con hechuras de promesa. Sentía que después de tantos tumbos la anhelada estabilidad lucía con la probabilidad de lo alcanzable.

Comunicadas las novedades, se dispuso a acomodarse en la cálida rutina de otra noche de sábado, a paladear la confortable amistad que los había reunido durante la última década con una regularidad envidiable. Mientras consumía su cigarrillo con profundas caladas, con el rocío de la copa refrescando sus entumecidos dedos, observó como el amigo de Ramón, aquel extraño personaje con el que compartían sus noches de cachondeo sin tregua ocasionalmente, escrutaba abstraido el dedo de la camarera. Cada vez que se unía a ellos se pasaba la mayor parte de la noche hablando con Ramón y estudiando de lejos la acción. A Basilio le sorprendió el pensamiento de que el amigo de Ramón tenía cierta esencia de voyeur.

Se volvió hacia la barra para dejar la copa vacía cuando ella lo abordó. Hacía años que la conocía. Ella no parecía bebida, aunque le interrogó con un desbordante y sospechoso desparpajo por sus últimas relaciones. Basilio nunca la había soportado. Le parecía una estúpida sin ambiciones y su cháchara le daba dolor de cabeza.

-Esa tía va a por ti, sin tapujos -le susurró el amigo de Ramón al oído-. ¿Vas a darle cancha? ¡Es una pesada!

Sabía que no le faltaba razón. Pero cuando ella despidió a sus amigas y le dijo que se iba a quedar un rato más en el bar, Basilio no reaccionó. Quizá hubiese sido el momento adecuado para decirle que las acompañara. Pero no hizo nada. Simplemente dejó que aquello pasara.

Los minutos siguientes desviaron la atención de Basilio de las palabras a las curvas a una velocidad fuera de cualquier límite. Sin saber cómo, en un arrebato de irracional locura, acabó liándose con ella en la barra. Besándola con aquella ternura que tanto esfuerzo le había costado reunir. Al fin y al cabo era una buena oportunidad. Y la importancia de lo que había vivido hacía unas horas era irrelevante comparada con aquel glorioso momento de etilismo sexual.

01 julio 2006

De Lovely

Reconozco que es muy fácil que me guste un musical, así que mis juicios siempre suelen ser más entusiastas de lo esperado. Pero ayer me quedé enganchado para siempre a De Lovely, la historia de Cole Porter.

Sigo alucinando con esa historia de amor distante y apasionado. Con esas canciones en las que el amor es un juego de tortura interrogante. Con el ritmo de esos intrincados juegos de palabras que suenan como susurros sibiliantes en las sedosas siluetas del sin sentido...

El reflejo de la fatua elegancia de los años treinta adorna el honesto discurrir de la historia. Las explosiones de melancolía y desenfreno se suceden para conservar la emoción viva hasta el final.

Y Kevin Kline y Aslhey Judd están divinos. No merecen otro calificativo.

Os dejo un toquecito de glamour por ahí abajo. Para que a partir de ahora todos sepamos que podemos hacerlo. ¿Que no vamos a ser capaces? ¡Si lo hacen hasta las pulgas refinadas!




I'm sure sometimes on the sly you do it
Maybe even you and I might do it
Let's do it, let's fall in love



Let's do it - Alanis Morissette
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