04 julio 2006

De la ira a la ironía

Mañana recibiré mi primer apercibimiento* en la empresa. Al mes y una semana de mi incorporación. Casi me parece que se ha demorado demasiado. Al menos, me queda el consuelo sustentado por la certeza de que el siguiente no tardará en llegar.

Por suerte hoy he estado de viaje. Porque se hubiese convertido en un despido procedente de no haberse dado tal circunstancia.

Entre los argumentos que hubiese vomitado con cruel frialdad:
  • Hay mucho niñato ignorante suelto con el pavo subido jugando a ser tecnócrata de segunda.
  • La cargabilidad de los recursos os la pasáis por el forro de los cojones.
  • Criticáis desde la desinformación con una vacua superioridad intelectual.
  • Habláis más de la cuenta pero hacéis mucho menos de lo que parece.
  • Improvisáis estúpidos planes suicidas para justificar un sobreesfuerzo absurdamente inútil.
  • La demagogia analítica de la que hacéis gala con tanto ímpetu provoca una devastadora extinción en vuestra capacidad neuronal.
Pero mañana será otro día. Trataré de exponer el más constructivo de mis discursos, hablaré con una fingida cortesía merecedora de un galardón en interpretación y asumiré mis culpas sin rechistar. Porque el visceral rechazo que me produce la hipocresía es mil veces preferible a ser asediado por una tormenta de verborrea estéril.

Lo que más me jode, lo que me hace morderme la lengua hasta casi cercenármela, es que se sientan orgullosos por considerarse en la espuma que corona la cresta del conocimiento tecnológico.

Tal vez les fuese mejor si asumiesen, como principio de cualquier razonamiento, que son unos incompetentes ridículos. Yo lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo y no me va tan mal. Después de todo, Peters tenía razón: uno asciende hasta alcanzar su grado máximo de incompetencia. Y en esta empresa hay demasiado "alto cargo".

*Eufemismo empleado por la Dirección para echar una buena bronca.

P.D. De aquí salvo a uno, que aunque a primera vista parezca un cormorán lleno de chapapote, todavía sigue siendo capaz de volar. Cada una de las veces que lo intenta. Gracias por ofrecerme esas alas, aunque sabes que me gusta volar solo ;-)

8 comentarios:

susej dijo...

Respira hondo. Y calma. Hay cosas que igual no valen la pena.

Bito dijo...

Eso Dorian, mejor respira, que parece que a esa gente la pusieron en el mundo para medir, o mejorar, nuestra pacienca o capacidad de autocontrol. Es lo malo de currar con más peña, de formar parta de un "equipo" o gran "familia" (ja,ja) que uno acaba mandando a la mierda, al menos en sus más sucios pensamientos, a todos y cada uno de ellos.

En fin, cuenta hasta diez, no dejes que te saquen de quicio. Al menos es usted más elegante...

Lydia dijo...

Vaya, y yo contando nimiedades. Odio a esa gente tan "experta" y que luego es incapaz de ver más allá de sus narices.
Muérdete la lengua o enséñasela cuando se den la vuelta.

Un beso.

isterica dijo...

Todo el mundo tiene ataques de ira en los que diría las mil y una cosas. Ahora, que sí, que la hipocresía es necesaria en el planeta y se llama tener mano izquierda. Así que ánimo y aguanta la que te va a caer encima.

Shh... dijo...

1, 2 y 3, yo me calmaré
4, 5 y 6, todos los veréis :P

Pow dijo...

En realidad estoy muy calmado. En ocasiones lo que me cabrea es no saber cómo resolver las cosas. Y que los demás parezcan tenerlo tan claro cuando sé que están equivocados.

En fin, el apercibimiento no ha sido para tanto. Pero sigo pensando si todo este lío en el que me he metido merece la pena. ¡Por 54 míseros euros extra al mes!

Si no fuese por el cormorán... XD

anTón dijo...

¡Ups! situaciones gemelas. Supongo que lo que menos importa, como siempre, el trabajo.

Iván dijo...

A veces pienso si existe alguna empresa en la que sus dirigentes sean competentes y comprensivos con sus empleados... ya creo que no, y que también es algo común que el resto nos quejemos.

Yo también estoy hasta los... de todo lo que rodea mi empresa. Pero a diferencia tuya (supongo) estoy deseando que me despidan, para cambiar de aires.

En esos momentos cuando más me arrepiento de no haber aprobado la dichos oposición.