Stephen fue mi compañero en la universidad. Es una de las personas a las que más he admirado. Su inteligencia y sensibilidad le hacían sentirse a uno ridículo, casi insignificante. Hace un par de años que perdimos el contacto.
Ayer conocí a su hermano mayor. Trabaja como responsable de informática de uno de mis clientes. Me contó de la vida de Stephen entre satélites y aviones. Viaja de un lado a otro de Europa realizando críticas operaciones de control para la Agencia Espacial Europea. Se ha convertido en un máquina de rendimiento perfecto. Aunque sigue siendo un genio solitario, amante del deporte y la gastronomía.
La diferencia entre Stephen y yo, aparte de su capacidad mental, es que nunca se da por satisfecho. Exprime la información hasta que es capaz de extraer sus propios razonamientos. Construye soluciones que superan las teorías más intrincadas. Dedica su vida a la comprensión evolutiva. Es tan profundo como concienzudo.
Por el contrario, yo resuelvo prácticamente cualquier problema. Pero lo hago adquiriendo únicamente los conocimientos necesarios para superar ese obstáculo concreto. No me gusta entender demasiado, prefiero ver cómo funciona. Me quedo con la utilidad sin llegar a la potencialidad. Soy tan superficial como dejado.
Stephen ha elegido esa vida. Y es profundamente feliz.
Yo no he elegido vida alguna. Y soy feliz, aunque sólo lo sea en la superficie.
13 comentarios:
Pues yo, como la muñeca que me representa, soy superficial. He llegado a la conclusión que la estupidez es la felicidad. Cuanto menos sabes y menos te interesas por las cosas más feliz eres, porque, oye!, no te decepciona nada, nada y nada. Me voy a hacer experta en prensa rosa y en anuncios estúpidos de la tele y cuando empiece a bizquear y se me caiga la baba con una estúpida sonrisa en mi cara, sabré a ciencia cierta que he alcanzado la cúspide. Entonces sabré que realmente no hay nadie más feliz que yo. Tatachán!
¡tú superficial! ¿porqué será que nunca te creo?
(porque no me conoces, me dirías tu)
Yo no sé contestarte Ice, porque no conozco la felicidad en profundidad. Así que no puedo comparar ;-)
Esther, casi nadie se cree mi personalidad. No te sientas decepcionada por ello :-P
De alguna manera nos pasamos la vida eligiendo... tú también Pow! ;)
-es mi espíritu de llevarte la contraria-
besos :)
Yo soy indudablemente de las que necesita comprender por qué. Por eso las ciencias y yo no acabamos de cuajar (por eso y por profesores ineptos que no supieron explicármelas)
Stephen me caería indudablemente bien :)
Si quieres saber si eres feliz siempre puedes hacer un test, que parece que te gustan:
http://www.ciberia.es/ocio/amor/tests/color/testcolorel.htm
....no es elección, sino evocación.... la gente parece predestinada para un futuro determinado, y solo es feliz cuando decide asumirlo y vivir su parcela de terreno, sin fijarse en las parcelas de los demás.... entonces es cuando puede ocuparse de ella, para que crezca, florezca, o acabe por marchitarse del todo.... esa es su elección....
plantearse comparaciones de ese tipo es de una gran ingenuidad. las circunstancias de cada cual las valora de manera muy diferente. incluso el termino feliz creo que discreparia mucho del de su amigo stephen.
Me gustaría tener una mente como Stephen, yo me hago un montón de preguntas pero no consigo sacarle solución a nada, mi mente se dispersa enseguida :oO
qué bueno, acabo de ver la barrita de artista genuino.
en cuanto al post, no te compares. No hay punto de comparación. yo me parezco mucho más a ti que a él.
Me identifico contigo, nunca intento profundizar en nada más que lo justo y necesario, no tengo tanta mente disponible para almacenar todo.
Y de paso me apunto el test de Butt, a ver si va a resultar que soy feliz en profundidad y no me he enterado...
Un beso.
Pues a mí tu personalidad me parece bastante creíble y coherente.
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