29 enero 2008

Homenaje a Chillida



Chillida leku, el lugar de Chillida. La percepción del arte resulta en ocasiones difícil tanto por la complejidad en la expresión del artista como por la limitación en la capacidad de comprensión del observador. Sin embargo, con Chillida las conexiones se producen de una manera tan directa que este diálogo entre esos dos mundos resulta inevitablemente natural.

Los lugares son los únicos protagonistas. En ellos escultor y visitante intercambian interrogantes únicos que conforman el genuino significado de la obra. Pasear por los prados destinados a la cría de caballos de Hernani entre caprichosas moles de acero o detenerse al pie del acantilado para observar el juego de colores y aromas que se despreden al límite de La Concha. En el fondo todo es así de simple o de enrevesado.

Observar a Chillida conmueve el pensamiento.

6 comentarios:

Jause dijo...

Me encanta el peine del viento, transgrede lo puramente artístico, para fusionarse con el paisaje.

humo dijo...

Lo que me gusta de Chillida es que me hace sentir el abismo que existe entre lo dado y lo ejecutado.

Anónimo dijo...

conmueve el pensamiento, eso es cierto...

begusa dijo...

yo he estado en el el fin de la concha y... ahí me dejé un pedacito de mí que espero volver a recoger algún día.

Mandarina azul dijo...

¡Es enrevesadamente simple! Y enrevesadamente simple es también cómo tú lo transmites.

:)

Wanda◦○ dijo...

Asi es Pow Mandarina, que de lo más sencillo de las palabras las teje y desteje como le da la gana. Lástima que a veces sea tan "perezoso".

Ah Chillida es un artista, me encanta, se me olvidaba ;0P