08 septiembre 2006

Ocho

Ocho nació de padre dos y madre cuatro, en una noche de productos desenfrenados. Ya desde muy pequeñito, cada vez que alguien le preguntaba qué quería ser de mayor, ocho lo tenía muy claro: "De mayor quiero ser cero". Los mayores sonreían divertidos ante la ocurrencia y le respondían "¡Qué ideas más locas tienes, ocho! Sabes que eso no es posible, ¿verdad?"

Lo cierto es que en toda la historia de los números no se sabía de un ocho que se hubiese convertido en cero. Pero ocho tenía una teoría. Si conseguía desdoblarse, su cruce central se convertiría en un agujero y si entrenaba con tesón la tirantez de sus líneas, cuando éstas se sintiesen libres del entramado se expandirían en un sonoro pop para conformar su soñada apariencia de cero.

A ocho no le importaban los teoremas bidimensionales que vaticinaban imposible su transformación. Si en algo creía ocho, era en sí mismo. Y no en las doctrinas encorsetadas de la anticuada iglesia Matemática.

Conforme ocho crecía, sus cuerdas, a fuerza de obstinados ejercicios, alcanzaron una tensión exagerada. En ocasiones el dolor de sus extremos era tal que le producía un pertinaz insomnio que lo dejaba exhausto y malhumorado durante días. Fue una vida de concentración y convicción la de ocho.

A pesar de su indestructible esperanza, ocho nunca consiguió atisbar la posibilidad de desdoblarse. Ya en su lecho de muerte, más muerto que vivo, murmuró sombrío: "Toda la vida deseando convertirme en cero... Y ahora, viejo y desgastado, no puedo evitar entregarme al aberrante infinito".

Esta es la historia del ocho que siempre quiso ser cero y que se convirtió en infinito.

17 comentarios:

Buttercup dijo...

Es bueníiiisimo.

susej dijo...

Un ocho tumbado es infinito, sí, y no era un cero que eran dos, luego en sí mismo sí llevaba la esencia del cero aunque desde lejos no se atinara, a veces lo esencial no es evidente.

isterica dijo...

Es genial! Podía haberse convertido en unas gafas o podía haberse convertido en un muñeco de nieve, o en unas ruedas o en dos ovillos de lana o.............

sopi/magyca dijo...

que historia mas genial ¡¡¡me ha encantado!!!. un besazo

Esther dijo...

Vaya con el ocho... ¿sabes que yo, a veces, tiendo a cero? quizás cuando me haga vieja (más vieja, anciana) pueda tender al infinito.... uy, qué miedo.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Yo creo que el ocho tiene el doble de posibilidades de obtener placer debido a su doble agujero. No pensó nunca en eso?

No me hagas caso, hoy estoy ordinario. Original texto.

Sansara dijo...

Si hubiera probado, solamente, a retorcerse....

Anónimo dijo...

un 8 siempre será un 8, pero podría haberse enroscado una boina en la cabeza y haberse subido al cordero, seguro que se lo hubiese pasado muy bien!!:)

Wanda◦○ dijo...

Esto supongo que tendrá moraleja no ???
Por ejemplo, que la vida te termina cambiando vilmente aunque sea para convertirte en algo que no quieres.

Pow dijo...

No creo que tenga moraleja, Wanda. Pero venía pensando que el ocho tenía una manera de convertirse en cero. Tan solo con mudándose del mundo de los números naturales al mundo de Z(8). En ese mundo todos los ochos son ceros...

Irene(*) dijo...

¡Me ha encantado! Gracias por aclarar que en el mundo Z tenía una posibilidad de convertirse en cero, porque me había quedado triste pensando que por más que luchó nunca consiguió su sueño. Siempre hay esperanza. :-)

Lydia dijo...

Las matemáticas jamás fueron lo mío, sin embargo no me agrada ver al ocho sufrir, siempre ha sido mi número favorito.

Anónimo dijo...

¿He leído bien? ¿"Entre 12 y 14 comentarios"? Va a ser verdad que eres supersticioso... XD

(Ese ocho debería haber ido a Corporación Dermoestética... Aunque la verdad, seguro que todos los ceros están desesperados por tener su cintura de avispa, y él ahí, desesperado por engordar...)

Anónimo dijo...

El ocho es, en postura de descanso (tengamos imaginación, pero no demasiada) el infinito y aunque yo no soy de números, veo demasiada similitud entre el infinito y la nada, creo que es porque ambos me suenan a promesas incumplidas.
Véase un ejemplo:
"Te amaré infinitamente..."
"Le juro a usted que no me llevo nada"
Después de esto, para qué tanto número, si todo el mundo hace la cuenta de la vieja...
Un beso sin número (ni) primo, Pow.
Mamen

Eulalia dijo...

Amando a otro cero hubiera conseguido su deseo, pero su proyecto le cegó.
Un beso.

Darkblue7 dijo...

Te das cuenta que acabas de sacar un cuento de la nada??
A veces el vacío del infinito contiene mucho más delo que nos imaginamos

Alnitak dijo...

Me ha encantado, sin duda, yo siempre creí ser un 8, aunque mi problema quizá sea que tengo más de infinito que de ocho, y por eso mismo ni me encuentro a mí ni a mis límites.