09 mayo 2006

Curas, monjas y pasadizos

Estaba tan absorta en la música de mi mp3 que apenas reparé en que las golondrinas habían vuelto*. Caminaba cuesta bajo mientras el huerto, escenario de lecturas y vértigos, se elevaba sobre la sombra de mi espalda. Dediqué el desvío de mi mirada al río que fluía en un inofensivo remanso durante el tiempo que se tarda en exhalar tres suspiros. Me preguntaba si esta vez reuniría el valor necesario para hacerlo.

Podía realizar una nueva parada en la pared manchada por excrementos amarillos de gaviota o sacar la linterna de mi bolso y ceder a ese crónico deseo. Decidí cruzar la calle para acercarme a la reja mal iluminada. Había oído que el subsuelo de la ciudad estaba horadado por cientos de pasadizos que unían viejas residencias de curas y monjas. Aquella reja incrustada en la roca podía ser el comienzo de uno de aquellos pasadizos. Quizá fuese el comienzo de cualquier otra cosa.

Con un rápido giro de tobillos, que casi consigue descoyuntar la articulación de mi rodilla, dirigí mis pasos hacia la oscura entrada. Al agarrar los barrotes con las manos, tras cruzar la leve inclinación de hierba que llevaba hasta la abertura, noté que los goznes chirriaban ante mi presión. La sorpresa al comprobar que la puerta no estaba cerrada fue lo que me impulsó a encender la linterna y a internarme en esa misteriosa ceguera.

Recorrí aquel túnel excavado durante unos cuantos minutos, espiando las extrañas inscripciones grabadas en las paredes. No descubrí alternativas en el trazado. Suaves curvas me dirigían hacia un destino insospechado. Cuando comenzaba a convencerme de la necesidad de darme por vencida y salir por donde había entrado, una luz chocó con el haz de la mía.

Dos conos amarillos iluminaron sendas caras de miedo curioso. Un hombre me apuntaba con su linterna mientras fruncía el ceño con una mezcla de sonrisa traviesa en sus ojos.

Pensé que la finalidad de esos pasadizos nunca había cambiado, que su propósito seguía siendo el mismo; unir a curas y monjas.

* Frase, para el recuerdo, de Mamen Somar

13 comentarios:

Isthar dijo...

O es demasiado temprano y las neuronas no se han despertado o estoy espesa...

Deckard dijo...

Juer... estoy un mes fuera y te has cambiado de sexo!? Enviame una foto a ver si estas buena, no???

;)

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Mientras sea unir... Seguro que en esa túnel/cueva hay algún esqueleto que se quedó en el intento.

Anónimo dijo...

¿Ha encontrado un pasadizo de ida y vuelta hacia algún lugar que desconocemos?

ORACLE dijo...

la verdad está ahi fuera...o debajo nuestro

Sortilegio dijo...

Y entra sola!! Loca!!

Anónimo dijo...

Decididamente eres el hombre ideal.
Amigas mias un HOMBRE QUÉ ESCUCHA, qué se rie de todo, qué te mira a los ojos mientras hablas y hace que se te olvide que es un extraño que acabas de conocer y mucho más...
Ese pasadizo es común y va de tu casa a la mia. Eso ya lo sabes.

Un beso sin linterna.
Mamen

Pow dijo...

Mamen, ¿recuerdas que olvidaste las gafas en casa?
:-P

Lydia dijo...

Por mucho que intentemos hacer algo fuera de lo común, parece que todo anda escrito ya. La historia es un bucle y las historias se repiten. El pasadizo vuelve a ponerse al día.

Muy bonito texto ;)

Shh... dijo...

uhhmmmm... da gusto leerte!
aunque pa ratos entro yo en un túnel!!! ^^

ana aydillo dijo...

Me ha encantado la historia.. seguirá???

Anónimo dijo...

Uuuuy... mucha confianza y muchas risitas veo yo aquí... Le has pagado para que te haga propaganda o algo? :P XDDD

Anónimo dijo...

Sí misstika, me pagó pero lo siento no hay recibo.
Y dorian se me olvidaron las gafas pero sólo las utilizo para leer la letra pequeña así que no te preocupes.
Muchos besos.
Mamen