Llevo meses obsesionado con la idea. Asumiendo que mi único problema es ser saeteado por algún Cupido certero. Coloco dianas de concéntricas cintas rojiblancas donde quiera que voy. Y espero que alguien haga su trabajo.
Me canso de analizarme para justificar esta existencia sin ilusiones. Busco una motivación que mantenga intacto mi ánimo. Controlo cada brote de sentimiento para que crezca en la dirección que deseo. Y me estoy asfixiando sin piedad.
El convencimiento de que mis problemas son tan numerosos como inimaginables se ha reforzado con las últimas dudas. Pero si me empeño en concentrar mis energías en una dirección concreta los demás caminos se ocultan somatizados.
Experimentar la utopía de una vida sin miedos ni emociones está siendo una pesadilla delirante. Ser consciente de la propia existencia constantemente resulta agotador. En ocasiones me gustaría poder desconectar mi mente. Aunque sólo fuese un rato.
Mañana comienzo un nuevo día. Momentos por estrenar con cada amanecer. Es tan sencillo como recordarlo. Y es que la culpa debe de ser de la voluptuosidad de mi memoria, porque conozco a Beppo desde hace mucho tiempo.
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2 comentarios:
Ya ya... lo que pasa es que te encanta ir de tío duro conquistador, y decirnos aquí (con mucho disimulo, eso sí) que las tienes a todas comiendo de tu mano (no literalmente, claro, eso sería muy poco higiénico) pero tú pasas :P
Estoy vacilona hoy XDDD
....descansa un poco....
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