22 marzo 2006

Sábado 18, a 330 km. de allí


Tardo dos horas y media en conducir desde mi puerta hasta la de destino. Empleo media hora más para encontrar una plaza de aparcamiento. Las oportunas indicaciones de un aparcacoches circunstancial le hacen ganar dos euros. A mí me los hacen perder.

Desconocida al telefonillo. Desconocidos en el salón. Esa casa está llena de incógnitas. Hay un conocido, pero está secuestrado por ondas herzianas. Entrego un pedido, una promesa y un regalo. Compramos cervezas, embutidos y pan. Ellas preparan los bocadillos. Les ponen el nombre, pero por dentro. Mientras yo revoloteo por la cocina.

Hay que llegar al lugar del botellón. Esperamos una hora al autobús. Mi mente cambia de ciudad. Viajamos apretujados en un autobús desviado. Al llegar nos sentamos en el asfalto. Dos se van y se pierden. Otra se monta en mi espalda y agita un paraguas. Los perdidos nos encuentran mediante una combinación de tecnología celular, auditiva y visual.

Cenamos sentados en el suelo. Bebo una cerveza. Llueve, pero poco. Un árbol se incendia. Antes de comenzar los fuegos otro se marea. La multitud cree que está borracho. Un médico se acerca. Lo tumbamos.

Miro los fuegos mientras sujeto en alto uno de sus pies. Después esperamos a que la gente se disperse. El tendido es capaz de andar. Dos lo acompañan al hotel. Los demás esperamos. Un tercero localiza a su propia hermana. La tecnología celular vuelve a funcionar.

Algún extraño tira un petardo que divide nuestro corro y estalla a dos centímetros de la nariz de uno. Aquel tercero se acerca a dialogar con el lanzador. Yo me sitúo a su lado sin abrir la boca. Damos la conversación por terminada.

Me tomo otra cerveza. El sonido de los petardos nunca se acaba. La pólvora infantil abandona incluso nuestras manos. Con timidez.

Vuelven las dos tras dejar al supuesto borracho. Caminamos hasta una verbena callejera plagada de pijos. Un fantasma a corros vagabundea entre la gente. Paramos ahí un rato. Hay tantos universos desconocidos como personas.

Admiramos una gigantesca composición de figuras de cartón intensamente iluminadas. Un par mean. Volvemos a casa.

Charlamos en el salón en grupos de cuatro, tres, cuatro y dos y medio. Hay quien aprovecha para tomarse la última cerveza. Yo ni eso. Cuando vuelve la luz acordamos sueño y retirada.

*Os dije que mi sábado había resultado extraño. La sensación que transmito es la que tuve. La que todos tuvimos.

15 comentarios:

Azena dijo...

sí, extraña sí, pero parece que te lo has pasado bien, ¿no?

isterica dijo...

Hombre...pues qué quieres que te diga, mucha emoción no es que le hayas puesto. Yo sólo estuve una vez en las fallas y me lo pasé ... para recordarlo siempre!

Isthar dijo...

Si no llega a ser porque yo llevo en vena la energía que os faltaba a todos... :P

Si es que estáis mayores. Ya os dije que no os invito más si estais en plan seta ¡¡hombrecoñoya!!

PD. Escrito así casi que parece que fueras a una peli de Garci en lugar de a las Fallas :´(

Prich dijo...

Este relato no lo van a utilizar en la siguiente campaña de turismo de Valencia. Me da a mi. que no...

Bito dijo...

A mí me ha parecido una buena noche, excepto por el tema petardos la verdad, y bueno el tema aglomeración de gente que suele gustarme bastante menos que los petardos.

Pero en el texto hay algo que rabiosamente me intriga ¿podría usted explicarme como se desarrolla una conversación entre dos y medio? gracias.

Nos vemos,tú.

susej dijo...

Curiosa sensacion.

Así que mataste de aburrimiento a Isthar, jobar, quién lo iba a decir, en fin....pues nada, me iré de croquetas con isthar...

Pow dijo...

Bito, dos conciencias y otra que iba y venía...

Susej, no fue aburrimiento, fue incoherencia... y falta de croquetas ;-)

Bito dijo...

XXDDD

Muy bueno. Sabiéndo realmente lo que pasó su texto debe de ganar muchísimo ¿no?.

En fin.

Pow dijo...

Supongo que sí, Bito. Me temo que soy incapaz de escribir plano. Se me escapan los símbolos sin querer...

Unknown dijo...

....pues vaya fiesta.... no es así como me había imaginado unas fallas.... ;)

elmasmalo dijo...

Cuantas cosas para un sábado, joer...
Por cierto 330/2.5 = 132 km. Teniendo en cuenta que de tu casa a Valencia no todo es autopista, y que en autopista la velocidad máxima es 120 km/h... ¡¡¡Luego no te quejes de que te multan!!!

ORACLE dijo...

excelente descripción. a mi me parece un buen finde.algo david lynch...

CHEMA RQ dijo...

Despues de leerte... parece como todo muy surrealista... como de pelicula de Tarantino...

Es la descripcion mas extraña de unas Fallas que nunca leí.
JM

Anónimo dijo...

Si todas tus noches son así, tengo que salir un día de fiesta contigo! O al menos graba una y me pasas el vídeo XDDDD

Esther dijo...

creo que no me gustaría... Escrito de esa forma da la sensación que, creo, quieres transmitir, la de... no sé si de incomprensión sobre lo que te rodea... como si no fueses tú mismo el que estaba allí... no sé...