15 marzo 2006

Intransigencia y futuro


En un pasado cercano, quizá demasiado cercano, mi pensamiento selló una promesa. Una promesa envuelta de propósito y con un lazo anudado por la voluntad.

Ayudaré, escucharé y confortaré a todo aquel que me necesite -me dije.
¿Ya sabes lo que prometes? -susurró alguna de las subliminales conciencias que subyacen en los inexplorados recovecos de mi interior.

El eco de aquella conciencia incontrolada vibra ahora en mis tímpanos interminable.

La integridad y la honestidad para conmigo mismo son cualidades irrenunciables para la coherencia de mi propio ser. Sus fisuras dispersan la calma que requiero para aceptar la vida.

El obsesivo afán por superar cualquier reto impulsa cada movimiento. No imagino la posibilidad del fracaso. No me excuso si un fallo provoca la inalcanzabilidad de una meta. Necesito controlar las consecuencias que la pereza ejerce sobre mi voluntad. Aspiro a serme infalible. Aunque tal vez me conformase con ser predecible.

Grotescas necesidades han surgido desde que hice aquella promesa. Exigencias de mí que diezman las energías que me sustentan. Incapaz de fallarme y apenas con fuerzas para entregarme. Al borde de la rendición. De una rendición que desencadenaría una perdición. De una derrota de la que germinaría la más devatadora de las guerras.

Lucho con el espíritu abotargado para no ceder a mis deseos de evasión. Esquilmo una voluntad frágil como rama seca bajo el peso de bota descuidada. Me desgasto para no deshilacharme. Y me quiero ser tan sincero que me hago daño.

Por eso mantengo aquellos votos que nunca sonaron. Porque no hay ser humano que se pueda perdonar a sí mismo. Que se pueda perdonar el haberse fallado a sabiendas.

* Al releer mis palabras descubro en ellas más vehemencia de la necesaria. Pero me recuerdan lo que debo recordar. Y eso es lo que importa. Lo que me importa.

11 comentarios:

Sortilegio dijo...

Las promesas que nos hacemos a nosotros mismos son las que mas pronto rompemos...como nadie nos ve...Pero tu sé fuerte y a por ello!!

susej dijo...

Prometiste una gran cosa.
Y puede darte la paz o la destrucción.
Tu mismo.
Pero recuerda, eres humano, puedes ayudar y confortar, pero no te olvides de ti.

Y siguen pendientes unos vinos.

Anónimo dijo...

Hay promesas que no pueden hacerse. O se sienten o no, pero no es necesario prometerlas. Además no se debe ir de samaritano por la vida por obligación.

Hay un nivel máximo de resistencia en todo cuerpo humano, ir más allá del lógico, es una especie de masoquismo inconsciente.

Iván dijo...

Admiro tu persistencia, pero sobre todo tu sinceridad, siempre te criticas mucho, pero eres capaz de abrirte y contárnoslo.

isterica dijo...

Creo que lo primero que deberías haber prometido es escucharte y ayudarte a ti mismo. Lo de ayudar a los demás está muy bien pero, para poderlos ayudar de verdad, necesitas entenderte y quererte tú primero. Si necesitar huir, huye! Sólo tienes que dar explicaciones a ti mismo!
Yo de vez en cuando me tengo que recordar que quiero actuar con justicia. Pero, no por los demás, sino por mí misma, aunque a veces sea en mi detrimento, sé que el final es mejor para mí y para los demás.

Anónimo dijo...

Disiento. Las promesas que nos hacemos a nosotros mismos son las más difíciles de romper, pero de sabios es rectificar cuando no podemos cumplir. Y es buena cura de humildad.
Relájate, Dorian.

Esther dijo...

mira Dorian, la voluntad es buena pero has de valorar si ese ejercicio te va a perjudicar a ti... procura hacerlo como algo natural, si sale, sale. Ten en cuenta que, si eres así... si es tu condición saldrá sólo. No te obligues.

ORACLE dijo...

no le de más vueltas, ser generoso con su tiempo y ayudar al projimo es muy loable pero no el ser infalible.
tenemos que dar el derecho a la gente a equivocarse, a fallar. porque no?
quien es capaz de aseverar que de un error no nacieron cosas bonitas. fue pues un error????

Isthar dijo...

El primer paso es aprender a perdonarse.

Si admites y asumes las consecuencias de tus actos, habrás de aceptar también que no siempre se consigue lo uno se propone, sobre todo si se excede en las exigencias con uno mismo.

Unknown dijo...

....las peores promesas por cumplir son las que uno se hace a si mismo.... tamién son las que más rabia da romper, porque es como si uno se engañara a si mismo, y no hay posibilidad de odio o redención.... cuanto más te exijas, mas te costará mantener tu promesa.... solo la plenitud y la paz de cumplirla te recompesará tanto esfuerzo, pero siempre te preguntarás: merece la pena?

Anónimo dijo...

Me quedo muda al leerte. Ha sido tan intenso que me encongió tu angustia.

Respira...

...mil besos