Os podría contar de mi estancia en dos ciudades mediterráneas este fin de semana. Nunca me ha costado conducir de un lado a otro. Quizá por la costumbre adquirida al volante. O por mi interminable colección de momentos disponibles.
Os explicaría lo que se siente cuando la comodidad en casa ajena diluye el significado de este adjetivo. O de cómo vomita mi nueva mascota sobre la tapicería. O de la familiaridad que se logra en suspiros de tiempo.
Pero me quedaré con el viernes. Con una historia que sucedió en ese tiempo y espacio que existe tan sólo fuera de los ejes reales.
Conducía hacia Barcelona de camino a una cena de reencuentros. Escuchaba la música mientras daba pequeños golpecitos con el dedo en el cuero del volante. Mi mirada se posada en la noche surcada de reflejos blancos. A la luz de una llena luna que se ocultaba entre descompuestas nubes grises.
Cuando sonó el teléfono lo atendí sin abandonar mi universo de oscuridad destellada. Ella estaba nerviosa. Lloraba, hipaba y emitía histéricos grititos debilitados. Pude entender que habían entrado a robar en su casa rompiendo el cristal de la ventana y que el teléfono móvil de su recién estrenado novio estaba desconectado. La conforté con obvios susurros prefabricados. La tranquilicé con despreocupación fingida. Y le prometí encontrar al que había perdido.
Cien kilómetros me separaban de su casa. Cada llamada no contestada aportaba una inquietante idea al puzzle que volteaba en mi cabeza.
Ring
Ella dejó a su marido hace dos semanas.
Ring
Él nunca apaga su móvil.
Ring
El marido trabaja en un rudo taller de operarios sin escrúpulos.
Y la historia se hizo real. Era una venganza orquestada por el marido abandonado. Lo había organizado con los amigos del taller. Mientras él robaba en la que fue su casa, ellos habían dado una paliza al culpable de la separación. Le habían robado, lo habían desnudado y en esos momentos yacía inconsciente en algún callejón olvidado.
El consumo de kilómetros afinaba el ajuste de las piezas de aquel macabro rompecabezas. Las dudas huían de la implacable lógica de un plan bien ejecutado. Observaba el transcurrir de las siguientes dos horas de mi vida preparándome para consolar, abrazar y transportar mendigos de protección.
Llegué a su casa. Ella estaba más tranquila. La Guardia Civil inspeccionaba el lugar de los hechos. Anotaban datos en una hoja y explicaban nimiedades bien aprendidas. Cuando se fueron ella se abrazó a mi como nunca lo había hecho. Como nunca lo hará.
La dejé dentro, organizando el desastre, mientras suplicaba que alguien respondiese mis llamadas. Hablé con muchas personas pero no había esperanza. Él había desaparecido tres horas atrás. La inevitable tragedia sólo esperaba mostrar su verdadera magnitud.
Cuando ella salió fuera, el nudo de mi estómago contenía las desesperadas lágrimas que pugnaban por trepar por mi garganta. Deseaba subirla al coche, ir a casa de mi amigo apaleado y llevarlo al hospital. Esperaba que fuese suficiente con llevarlo al hospital.
Ella lo llamó por teléfono una vez más. Había tenido mucho cuidado en no revelarle la preclara visión de un futuro probablemente cierto. La miré con seriedad. Esperando a que se cansase de escuchar el mecánico mensaje de la operadora.
-Hola, J. -saludó ella. Una sonrisa cansada y una mirada mezcla de alivio y pérdida transformaron su cara. -¿Así que te habías quedado dormido? ¡Serás vago! -sermoneó sin convicción, divertida-. Estoy con el Pow. Ahora bajamos para Barcelona. Ya te contaré...
La estupefacción y la extraña alegría que me golpearon en aquel instante debieron modelar una mueca enigmática en mi cara. Ella me miró frunciendo el ceño con expectante incomprensión. Supongo que la súbita desaparición de una realidad que no admitía alternativas creó en esa mueca un matiz de desilusión que ella fue incapaz de interpretar.
El fin de semana transcurrió sin incidentes. Aunque viví dos horas más que el resto. Si bien transcurrieron en otro espacio y en otro tiempo. En la misma realidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
19 comentarios:
....bienvenido al universo del doctor Hoffmann.... su suite le está esperando, cuando se acabe de instalar le acompañaré a visitar nuestras instalaciones.... son como usted siempre las ha soñado.... a su imagen y semejanza....
Jo que rayada no...? ya notaba yo su ausencia señor gray...
Si hay dos posibilidades ¿siempre escoges la más negra?
La realidad no siempre supera la ficción
joder qué paranoia para un lunes por la mañana...
Pero, de haber sido así, ¿qué mueca hubiera tenido?,
Has de dejar de fumar esas cosas raras o dejar de visitar mi blog. Aunque ahora que lo pienso... ya toca alguna historieta negra, no?
Abrazos.
PS.- La proxima vez que bajes a BCN avisa. Nos tomamos unas copas.
Me alegro que terminara mejor de lo que tu mente esperaba.
Y me apunto a la convocatoria de BCN (vaale, prometo hablar más) ;)
ni para lo bueno, ni para lo malo nadie puede torcer el destino
De lo mejor que has escrito para mi gusto. Una paranoia, pero muy inquietante e interesante.
momentos intensos que marcan nuestras vidas... tienes un argumento estupendo
Por qué siempre maquinamos lo peor? Supongo que, cómo supongo que te pasó a ti, al descubrir otra realidad la saboreas con más ganas...
¿Vómito de la nueva mascota?
Cuenta, cuenta
Ya te lo contaré, Susej, pero esa parte sí era una metáfora :)
Elijo siempre la opción más extraña, Nadia. Defecto de fábrica o deneración. No lo he decidido.
De haber sido así en la mueca no hubiese habido sorpresa, Nostak. Me disgusta tener que expresar sorpresa. Me cuesta mucho.
Como ya te dije, la precipitación es la madre del error. Suerte que cerciorarse de algo a veces puede ser para bien ;)
Gracias
Estoy con el masmalo, paranoico, pero estremecedor, no he podido levantarme de la silla hasta que lo he terminado.
De lo mejor que he visto en tu blog.
Un abrazo!
Eso te pasa siempre que te acercas a tierras catalanas, son los efluvios del Llobregat juajuajua.
Por lo menos el resultado real de esta historia no ha sido tan temible como el que tenías tu en tu cabeza, pero podía haber sido perfectamente asi .....
ay... con el corazón en un puño me has dejado... serás...
Será que ando todavía bajo los efectos del jetlag... 0_o
Publicar un comentario