06 enero 2006

Cuéntame un cuento

He rescatado de mi memoria un cuento que leí cuando era pequeño.

Hablaba de un hombre que vivía solo. Un día se le ocurrió que mesa no era un buen nombre para una mesa. Decidió llamarla tabla cuadrúpeda a partir de aquel momento. Porque le parecía un nombre mucho más adecuado.

Con el tiempo fue eligiendo nombres nuevos para casi todos los objetos que había en su casa. Al principio anotaba en una libreta las equivalencias. Más tarde olvidó la libreta porque ya no le era necesaria.

Cuando ya le había cambiado el nombre a todo se dio cuenta de que era incapaz de entender a los demás y de que los demás tampoco lo entendían a él.

Lo que no recuerdo es si ese hombre volvió a aprender las palabras adecuadas o si eligió aferrarse a su lenguaje personal. Supongo que lo segundo. Al fin y al cabo solo era un cuento.

16 comentarios:

susej dijo...

O encontró a alguien que entendía el mismo lenguaje.

Pues como tú has dicho, sólo es un cuento

Ashavari dijo...

Y de que te sirve un lenguaje que solo entiendas tu??? :)

Anónimo dijo...

Si eligió lo segundo vivió solo hasta el final de sus días.

Isthar dijo...

Yo de niña también me inventaba mis propias palabras, claro que entonces no me importaba en absoluto que la gente pudiera entenderme o no.
Entonces no sólo tenía un cocepto bastante malo del mundo y la gente, si no que además me importaba muy poco ser diferente al resto.

Supongo que el problema es que empiezan a confundirnos hasta hacernos creer que no encajar es algo tan terrible que hemos de ser "normales" como sea...

En fins

Bito dijo...

Yo creo que ese hombre, cierto día, se sento sobre su "tabla cuadrúpeda para llevar a cabo la acción de deslizar la estilográfica sobre una finísima lámina de celulosa" y comenzó a inventarse no solo un lenguaje, sino su gramática y los seres que se comunicarian con ella... y palabra a palabra, historia a historia acabó creando el Señor de los anillos....

Digo esto porque me ha recordado a Tolkien tu hombre, que también se inventaba palabras y lenguajes...

Una tontería sin más.

Lydia dijo...

Yo de pequeña también me inventaba palabras y algo que aún sigo haciendo es darle nombres a todo lo que pillo.
Igual he salido de un cuento :)

Deckard dijo...

A cada palabra nueva se adentraba en matrix, un espacio en el que él era el arquitecto y modelaba su realidad a su gusto y criterio.

Se me ha ido la olla...

Unknown dijo...

....y dale con los idiomas y las costumbres.... no pudo alternar las dos cosas para poder seguir entendiendo a los demás y que los demás lograran entenderle a él?.... la pluralidad es compañia....

dijo...

Pues mira, si se aferró a su vocabulario era un "complicator" y si rectificó era un "simplifier".

Raist dijo...

Mmmm ¿hay alguna moraleja?

Miss Kubelik dijo...

Vengo de puntillas a ver qué le han dejado los Reyes, señor Gray... hay idiomas sin palabras que no pueden reinventarse, supongo que ésos son los que jamás debemos olvidar. Un beso.

Nadia dijo...

Recomiendo que busques el término "glosolalia" y lo apuntes en esaa lista de palabras que sacas de paseo.

Anónimo dijo...

ufffff pues me suena mogollón esa historia...
que pena que yo tampoco recuerde el final...

uy! perdón... que me colé sin llamar... bueno, que soy greta, la que tiene muchas veces más cuento que miedos...

un beso

www.elmiedodegreta.blogia.com

Ella dijo...

Supongo que eso explica que a veces, incluso con el mismo lenguaje, no conseguimos entendernos.

Y si eso no es lo explica, ya lo explico yo.

HELEN -Mamá In Design- dijo...

Una historia parecida me contó mi profesor de literatura cuando contaba con unos 14 o 15 años... Ha sido genial volver a revivirla.

Powwww, los Reyes me han traido la Edición del 50 aniversario de 'El Principito', con los apuntes e ilustraciones del propio autor.... Ainsss, estoy que no quepo en mí!!!

Muaaaaaaaaak

isterica dijo...

Mi hermana y yo inventamos un lenguaje de signos con las manos. Todavía podemos hablarnos así, porque lo recordamos perfectamente. Pero, al menos nosotras nos podíamos entender entre nuestra pequeña sociedad, ella y yo.