Me aconsejas que atraviese los abismos que me rodean construyendo certeros puentes de amistad. Como si una red de pasarelas colgantes pudiera mantenerme a salvo de una caída mortal.
Amo demasiado el riesgo. Prefiero disfrutar de ese efímero momento. Los brazos abiertos, el pelo ondeando alborotado, la sensación de extásis ingrávido, la incertidumbre del momento exacto de la colisión y ese seco golpe en el mismo centro. Tras unos cuantos batacazos los huesos se hacen fuertes, las articulaciones se acostumbran al dolor y el recuerdo de cada vuelo queda tatuado en la mente. Nunca renunciaré a volar.
El proceso de conocimiento es la más equívoca de las percepciones. Rellenamos los huecos vacíos con deseos irreales de lo que nos gustaría encontrar. Construimos ilusiones perfectas que nos hacen desear fantasías hechas a medida. Y esos instantes en que uno roza la onírica imagen de completitud se transforman en punzantes astillas flotando en nuestro cerebro.
No me gusta estar enamorado. Nunca lo he estado. Pero jugar a imaginar enamorables me sienta bien. Me reconforta pensar que puede existir lo imposible. Y las numerosas caídas me han entrenado. Las astillas rebotan ahora indoloras contra las endurecidas paredes de mi alma.
Estoy rodeado de puentes. Magníficas construcciones de doble sentido con potente iluminación y señalización reflectante. Aunque de vez en cuando me gusta saltar por los acantilados. Solo para saber que puedo hacerlo.
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21 comentarios:
Bueno vendría a ser otra historia con otro argumento pero al final sería siempre lo mismo. Los puentes nos los inventamos para cruzar por ellos, y lo realmente poderoso es que en esa parte imaginativa cuenta todo, desde los estribos hasta el final de la pasarela. Imaginarte un sentimiento siempre es mas didactico, se puede aprender mas a sentirlo realmente.
Eeeeehh... Mmmmm... Ummmmm... Esto... por aquí todo bien. ¿Qué tal por allí? ¿Has visto mis tripis? Me los dejé en tu casa y temo que haya pasado algo raro...
Soy Raist y el blogger me ha quitado la personalidad y no me deja comentar más que como Anónimo :-(
Pero no quiero esconderme amigo Pow... y escupe ya mis tripis!
Sigue volando, no dejes de hacerlo nunca. Para algo se te dieron un día esas alas...
Pues a mí me gusta imaginarme enamorada pero, tengo la ventaja de que sí lo he estado así, que mi fantasía se basa en realidades vividas. Y sólo me gusta imaginarme así para no aburrirme. Digo yo que ya vendrá la primavera y me alterará las hormonas. Así no tendré que imaginar, sino sentir.
yo también quiero saber que puedo hacerlo...
un beso desde el otro lado de las nubes
Dorian, cuando te pones melancólico, escribes cosas mucho más interesantes. Para mí es ahora cuando creo que eres tú... o por lo menos cuando más me gustas. Imaginar enamoramientos es lo mejor.
No puedes saber si te gusta estar enamorado si nunca lo has estado...
No sé por qué no te gusta estar enamorado, peligroso pero positivo. Reconforta y te da alas.
Me han gustado mucho tus metáforas.
¿Las astillas rebotan desde dentro o desde fuera? Porque la cosa cambia mucho, ¿no?
Lo malo de los puentes es que necesitan de los dos extremos para mantenerse. Son engañosos. A veces uno se dispone a cruzar cualquiera de ellos y se pega el mismo batacazo, pero sin éxtasis: las tareas de mantenimiento al otro lado fueron abandonadas hace siglos.
El proceso de conocimiento es el más apasionante de los descubrimientos. Basta con no rellenar los huecos vacíos de antemano. Lo imposible, por definición, no existe. Sí, a ratos son reconfortantes los sueños a medida, pero no tienen ningún misterio e hipotecan la realidad.
Saltar por los acantilados es emocionante y, si repites, adictivo, como el deporte de riesgo. Claro, uno puede acabar en el fondo con los tobillos rotos, el puente a trescientos metros sobre la cabeza y el móvil en la guantera. Ahí solito. Cuanto más saltes, más posibilidades.
Me gustó mucho tu post.. Yo tampoco puedo dejar de desafiar y desafiarme, ni de volar...
Y la vida a veces es tan suave, aunque uno se caiga boca abajo...
mmm feliz año
....las nuevas teorías del caos nos inducen a pensar que todos los acontecimientos juegan con una cantidad de variables tal, que en la práctica es imposible recrear completamente un acontecimiento idéntico a otro.... si eso nos lleva a pensar que en nuestra vida no se repite exactamente ningún momento, la predisposición hacia un determinado fin para un evento cualquiera se hace insostenible.... o lo que es lo mismo, que es igual de probable cualquier suceso; que tu puedas volar cuando te lances desde un acantilado (....espera a que el viento esté a favor) ó que llegues a enamorarte algún día....
....odio la probabilidad....
bien, ahora piense usted que esos puentes tambien fueran parte de esa construcción mental, que sus armaduras contra el enamoramiento fueran de mantequilla y que las astillas no fueran sinó tambien otra de sus imaginaciones. ahora piense que todas sus reticiencias a enamorarse fueran solo elucubraciones, que usted en verdad pudiera hacerlo o hasta ya lo hubiera hecho...
pues despues de todo las caidas habrían bien valido la pena.
Pues tenéis toda la razón, Ice y Athena. Si nunca he estado enamorado no sé si me gustaría o no. Pero cuando escucho a personas enamoradas, sin comprenderlas, me da una cierta grima, casi una insidiosa lástima. Y son tan ilógicos e irracionales...
No creo que soportase eso.
Pero chico, de que clase de amor estás tu hablando ?????? Lo has descrito como si la gente tuviera la sarna y mejor no acercarse jajajajajaaja
Me parece que es cierto que NO sabes lo que es el amor.
Pues no sabes lo que te pierdes...
Quizás enamorarte sea precisamente el desafío que te falta...
No te creo.
Ni yo.
Yo paso de los enamoramientos. Y de los puentes.
A menudo sueño que subo unas escaleras y otro día cualquier sueño que sigo subiéndolas, e incluso años más tarde el sueño se repite y nada, sigo subiendo las dichosas escaleras. Nunca se acaban. No sé si te sirve.
Besos :)
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