13 diciembre 2005

Lo más de lo más

Fue a mediados de los 90. Stephen la bautizó Top porque para él era la mujer perfecta en todos los sentidos. Lo cierto es que a mí me parecía vulgar, pero dado que todos los demás estaban de acuerdo con Stephen asumiremos que era una chica preciosa.
El caso es que a mí me gustaba su amiga en la sombra. Una pelirroja pequeñita de ojos verdes que palidecía al lado de esa asombrosa fuerza de la naturaleza. La llamaremos Lovely. Mientras los demás miraban a Top, yo me preguntaba qué pasaría por la cabeza de Lovely. Me fijaba en como escuchaba con la mano apoyada en el mentón las aventuras de su jefa de filas. Observaba su cara serena y comprensiva. Me perdía en mis fantasías sin poder apartar la vista de ella. Seamos sinceros, estaba fascinado por la escudera.

Todo ocurrió en una de esas fiestas universitarias tan locas. Cuando la bebida corría más deprisa que los cerebros y los ingenieros parecían destilerías clandestinas. Top se emborrachó tan a conciencia que perdió el sentido. Lovely estaba a su lado, sin poder hacerse cargo de ella, buscando con los ojos una salida. Entonces me acerqué movido por el resorte desenfadado que me proporcionaba mi propio calor etílico.
-¿Algún problema? ?le espeté sin muchos miramientos.
-Mi amiga se ha emborrachado. Quiero llevarla a su residencia pero no puedo moverla sola ?me explicó atropellado Lovely.
-Os llevo si queréis en mi coche. En realidad, ahora me disponía a pasar por mi casa... ?mentí sin convicción.
-Bueno... Ella vive en una residencia en la carretera de Madrid ?dijo insegura Lovely.
-¡Vaya! Esto es perfecto, porque yo vivo justo enfrente de la gasolinera que hace esquina ?seguí improvisando sin miramientos.
Cogimos entre los dos a Top y la arrastramos hasta el famoso Ibiza abollado de mi hermana. Cuando estaba poniendo las llaves en el contacto uno de mis amigos más responsables se lanzó hacia el coche para intentar que no arrancase. Salí picando rueda, al menos intentándolo porque el Ibiza no daba para tanto, mientras Lovely me preguntaba quién era aquel tipo. Esquivé una respuesta directa con una alcohólica divagación acerca del sentido de la amistad.
Lovely iba todo el camino preocupada por Top y era difícil hablar con ella, así que me obligué a seguir las calles sin avasallar ningún obstáculo. Y entonces el coche se quedó sin gasolina, como en las películas, cuesta abajo y con una gasolinera al fondo. Lovely era exquisitamente educada y no dijo nada, pero vio deslizarse el coche sin fuerza hasta que lo paré justo al lado del surtidor.
-Tendré que repostar un momento, si no te importa ?dije con despreocupación.
-Vale, yo mientras la voy a sacar a pasear un poco... ?contestó ella con cara temerosa.
Cuando el gasolinero observó mi estado de embriaguez, a una chica recogiendo el cabello de su compañera potadora y los billetes arrugados que le entregaba, casi nos echa de allí. Conseguimos volver a las calles y perdernos tan sólo dos veces antes de llegar a la residencia de Top. Ayudé a Lovely a subirla a la habitación y la esperé en la puerta mientras la acostaba. Bajamos de nuevo al coche. Cuando se puso el cinturón me miró inquisitiva.
-¿Tú no tenías que ir a casa? ?me preguntó a bocajarro.
-Bueno, ya he llamado, al final me quedo un rato más en la fiesta ?contesté en una era en que el teléfono móvil no se había inventado.
Ella asintió molesta, pensando que mis capacidades telepáticas eran abrumadoras y se sentó ceñuda todo el camino. El hecho de que transitase por una calle por la que sólo podían ir taxis y autobuses para volver a la Universidad desde mi supuesta casa no ayudó mucho a que su humor mejorase.

Nos despedimos en la puerta con un frió adiós. Yo fui recibido como un héroe por todos los adoradores de Top. Ella se perdió en la fiesta y nunca la he vuelto a encontrar.

10 comentarios:

Isthar dijo...

Lo que demuestra que las mentiras no suelen ser la manera más sencilla de conseguir captar la atención de una chica, a no ser que quieras parecerle un engreído pomposo con poca inventiva para las excusas.

Claro que tendremos en cuenta que eras joven e inexperto y lo usaremos como atenuante ;)

Txe Peligro dijo...

mala suerte compañero. Y cuidado con el buga.

Raist dijo...

Qué historia, el otro día se la contaba a Rachel... y resulta que te molaba la amiga murciélago esa... joder, ha caido el mito.

Dios, Top... qué mujer.

susej dijo...

Isht tiene razón, a veces los pequeños actos estúpidos no tienen recompensa...
bueno, si la tuvo, no te pasó nada.

Miss Kubelik dijo...

Un hombre borracho espanta más a una mujer que en tanga y con calcetines...

Ashavari dijo...

Ha sonado a pelicula quinceañera americana... Esas fiestas lo mejor. :)

Prich dijo...

El encanto de los segundones. Watson, Sancho Panza, Chewacca...

isterica dijo...

Ahora la pelirroja está calva y esquelética. Está enganchada a la heroína y vende su cuerpo para pagarse unos gramos. Y en los pocos momentos de lucidez, recuerda un día en que alguien la acompañó a dejar una amiga borracha a su casa. Y así se consuela pensando en un momento en el que ella fue feliz.

Esther dijo...

el refrito, Dorian, es... no sé... algo.... mmmmmmmm.....mmmmm.... no sé.... ¿me explico?

Bito dijo...

Vaya por dios, me conmueve usted señor Dorian, no soy el único cutre que utiliza mentiras, se pone en ridículo y luego vuelve solo a casa. Desde luego que mal de muchos consuelo de tontos, pero me alegra saber que no es un problema mio, ni suyo, sino de ellas, que uno nunca sabe qué narices hay que decirlas para que les guste...

Deberíamos de formar un club o algo así.