Nos enseñaba filosofía un fraile de ojos claros y precisos. En una de sus clases nos contó que un doctor había prohibido a su cuñado que fumase.
-En la vida tenemos un límite para todo -comenzó serio-. Podría ser el tabaco o el chocolate. Cuando uno ya ha comido todo el chocolate que le tocaba, no puede comer más. Su cuerpo no admite más chocolate.
Quizá en el futuro nos conecten un aparato de diagnosis, como esos que se enchufan en el salpicadero de los coches, y aparezca un informe que nos detalle el número de cosas que aún podemos tolerar.
Le quedan a usted 32.156 cigarrillos, 4.245 litros de vino, 7.827 gramos de grasa y 10.876 tazas de café.
En la siguiente versión cada persona podría elegir los parámetros que quisiese conocer.
Le quedan a usted 187 tardes de domingo perezosas, 1.567 películas tumbado en el sofá, 832 conversaciones memorables y 1.451 susurros con beso en el cuello.
De esta manera sería más fácil disfrutar de cada momento como si fuese el último. Si uno no sabe los que le quedan, al final, asume que son infinitos y deja de valorarlos.
Esperaré a la ciencia. Mientras tanto voy a elegir aquello de lo que me gustaría conocer cuanto me queda. Lo iré anotando a mano. Así, cuando sepan medir mi capacidad restante, sabré si ese número es mucho o poco.
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21 comentarios:
Yo creo que sería desesperante tener un contador, ya que cada vez que perdieras una oportunidad de disfrutar te morirías. Imaginate que una noche de pedo besas a una chica con la que no querías nada, un beso perdido. AL día siguiente, tienes tal resaca que te pasas el día dormitando, una tarde de domingo perdida. Mejor no saberlo, así siempre podemos pensar que hagamos lo que hagamos podemos remediarlo en la siguiente oportunidad...
Creo que he agotado mis susurros con beso en el cuello.
Prefiero vivir con esa incertidumbre diaria, Dorian. Respecto a lo de anotar... Te recomiendo una lecturilla de Jorge Bucay, El buscador. Si no lo has leído claro. Está en un post de mi blog con ese mismo nombre. Saluditos de lunes!
de alguna forma, eso que tu imaginas se puede conseguir ya... me refiero a los días que le quedan a uno de vida...pero con márgen de error, claro. A mi padre le dijeron... "le quedan seis meses de vida.." y al final fueron treinta días... en fin... seguro que se conseguirá mejorar y hasta ampliar el campo, de tal forma que no se limite a la vida.
No creo que a nadie le gustase de verdad saber que cantidades, de besos, de abrazos, de risas o llantos, y menos en números, nos quedarán hasta que todo se acabe. Que angustia cuando te quede el penultimo .... prefiero la incertidumbre hasta el final. Es como no saber donde vas a terminar aparcando el coche después de la borrachera ;0)
Sin duda la incertidumbre al poder, pero hay ciertas cosas que sí me gustaría saber cuántas me quedan: momentos tristes, lágrimas de desamor, tardes de soledad. Pero las cosas positivas, sin numeración por favor.
Te falta el contador de los polvos.
De todas las maneras creo que malgastaríamos todo igual hasta que nos quedasen media docena de cada y entonces nos echaríamos las manos a la cabeza.
Sabiendo lo que queda además no íbamos a poder disfrutar tampoco.
Pow, el blog en Mozzilla no rula. Las fotos salen en mitad de la pantalla, y los links no funcionan...
Pow, el blog en Mozzilla no rula. Las fotos salen en mitad de la pantalla, y los links no funcionan...
Yo prefiero no saberlo...
Espero no agotar nunca el número de las cosas que disfruto.
No creo que supiéramos disfrutarlo más aún sabiendo que son pocas, ya inventaríamos algo para ampliar el margen...
Joer, mejor no contar esas cosas... sería horroroso... qué desesperación... Mejor disfrutarlas tranquilamente, y si son las últimas pues... ciao.
Masmalo, usa el explorer y dejáte de historias, sé normalito anda.
...yo mejor me quedo en la incertidumbre, bastante ya me cuesta aceptar que soy finito....
Ufff que mal rollo... Yo prefiero no instalarme ese modulo de diagnosis y no conocer el estado de mis contadores...
Sabía que nadie iba a estar de acuerdo conmigo hoy :(
Gracias por el apunte Ashavari, supongo que estaría pensando en ello, o lo estaría haciendo mi subconsciente, cuando escribí el último párrafo.
Duda: ¿Por qué los susurros con beso en el cuello andan a la par (+/-) que las películas tumbado en el sofá? ¿Con quién ve usted las películas? ¿Qué clase de películas son? :p
Sería una idea genial, siempre y cuando luego te borraran la memoria o no podrías soportarlo.
Doy por zanjado el tema de que moriré sin haber probado los placeres que anhelo. Mientras... pues sí, calculemos.
Un saludo
No sería mala idea, aunque más o menos siempre he creido que eso uno lo calcula a ojo.
Me pregunto cuantas lágrimas me quedan, por el uso espero que pocas. ¿Y cuantas sonrisas?
Miss Kubelik, un caballero nunca hace públicos sus vicios incofesables. ¿Por quién me has tomado?
:-P
... y aunque el hecho de tenerlos contados rompe la naturalidad y la espontaneidad de mi vida misma, cuando tengo que hacerlo, frente a la partida, los detalles más pequeños y las miradas más sutiles se vuelven absolutamente memorables... y ahí se quedan...
A mí me gustaría saber cuántas personas que llorarían por mí me quedan por conocer.
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