26 diciembre 2005

Cuento de Navidad

Elena tiene 84 años. Cuando dio a luz a su hija sufrió una embolia cerebral que afectó tanto a su capacidad locomotriz como a su expresión verbal. Es muy difícil entenderla y además se le va un poco la cabeza. A Elena le gusta sentarse en su mecedora y observar la calle mientras disfruta del calor del sol. Durante mucho tiempo hubo una pastelería debajo de de su ventana. Ahora se ha instalado una guardería. Ella sigue disfrutando de su calle, que tanto ha cambiado con los años.

Intenta hablar durante las comidas familiares pero no es capaz de seguir el ritmo de las conversaciones. Así que se queda en silencio, aislada en su mundo hermético. Aquel día todos se habían levantado de la mesa, sólo su nieto se sentaba frente a ella con un café entre las manos.

-Estos días no hay sol en la ventana -le dijo. Aunque más bien sonó tos-dias-nay-sol-ana.
-Una vez vi al pastelero desde mi ventana, colocando en el mostrador unas sultanas recién hechas. Le dije a tu abuelo: 'Mira, el pastelero ha hecho sultanas' -prosiguió con frecuentes pausas para encontrar las palabras adecuadas-. De repente tu abuelo desapareció. Y al cabo, estaba en casa con una bandeja de humeantes sultanas.

Su historia terminó ahí. Se quedó mirando a su nieto con una expresión limpia de sonrisa desprovista de nostalgia.

Pero su nieto rememoró con nitidez a ese abuelo ya fallecido. Aquel hombre atrapado en un matrimonio condenado desde el parto de su única hija. De marido a enfermero en tan sólo unas horas. Tantos años cuidando de ella, privado de cientos de posibilidades, permaneciendo como un vigía adiestrado a su lado, queriéndola con aquella delicadeza sin ostentación...

Una lágrima invisible le resbaló por el alma. Y deseó hablar de nuevo con su abuelo, que lo llevase al parque, que pasease con él por las calles, que le enseñase a pensar con aquella exquisita sorna... En ese preciso instante anheló con desesperación la visita del fantasma de las Navidades pasadas.

Y aún la sigue esperando. Nunca dejará de esperarla.

23 comentarios:

Bito dijo...

... y si tocas el tema del abuelo a mi ya me sacas la lágrima... muy lindo Dorian, pero me reservare la opinión hasta las votaciones ;)

Raist dijo...

La nostalgia es una compañera agridulce... Bonito cuento.

Unknown dijo...

....a mí, me ha gustado....

Johnymepeino dijo...

Genial. Insisto,

Sofía B. dijo...

Sí es en estos días cuando más se les echa de menos.

Azena dijo...

eh, tú, ahora te toca decirles a mis lágrimas que se queden dentro...
un beso

Anónimo dijo...

No sé que tienen los abuelos que dejan ese buen reuerdo en el corazón y en el alma.
Linda historia.
Un abrazo.

Hija de la Locura dijo...

Te doy un 10 sobre 5.
Siempre me impresionas.

¿Que tal llevas esto de la Navidad?

Mil besos desde el otro lado del mar.

cieloazzul dijo...

Triste ... es un cuento triste...
me dolió mas pensar en la abuela...
un beso...

CHEMA RQ dijo...

Muy profundo Pow,..... muy buneo, muy autentico.... me ha encantado.

Hay personas que se pasan la vida sirviendo a los que les rodean, a los que quieren, y su sacrificio no tiene precio.

Un abrazo
JM

Esther dijo...

Tiene tu texto una entrañable manera de obligarnos a continuar en la lectura. Si tuviera que objetar algo, que hay como siempre poco, sería , siempre desde mi más pobre opinión, un final que bien podría ser el principio. Me explico: cuando tu acabas el relato, para mí es el punto de partida.

isterica dijo...

Ojalá exista otro mundo y podamos encontrarnos con los seres queridos que ya han desaparecido.

Unknown dijo...

Uf, por un momento mi mente ha volado al lado de mi abuela... siempre en todas las navidades se recuerdan otras mejores, casi siempre muy ligadas a la infancia...

Un besito

Deckard dijo...

Me han encantado vuestros cuentos... lástima de no haber tenido más tiempo para apuntarme a vuestra iniciativa... A la siguiente!

Buttercup dijo...

Hoy me pierdo por aquí poseída por el espíritu navideño para desearte un nuevo año estupendo.

Yo celebraré los 6 meses que cumple Buttercup brindando por todos aquellos que compartieron alguna vez mis paranoias mentales.

Muac!

Larha dijo...

Triste, desconsuelo... me ha gustado.

Buttercup dijo...

Un cuento muy bonito pero triste.

dijo...

buf...

Alvaro Bode dijo...

Tal vez sea en estas fechas cuando se echan más de menos a las personas que no están...

Un saludo!!

Darth Tumi dijo...

Y a mi que me ha dejado un olor añejo a mi viejo barrio...

Allá donde estén... Elena siempre llevará la Navidad en su corazón, y su nieto es quien sostiene esa llama.

La Navidad es un regalo de los dioses para los Niños, sean de la edad que sean.

Un abrazo y Feliz 2006.

Pipero dijo...

Me recuerda al cuento de Varo, en un excelente desarrollo, éso sí.
Un abrazo y buen año!

Anónimo dijo...

Navidad, abuelos, gente que se fue, navidades pasadas, añoranzas, lágrimas... Belleza de tus letras.

Feliz año nuevo.

Txiki dijo...

Me ha gustado pero se me ha hecho muy corto.
saludos!