Era una mañana de domingo perezosa. Estábamos tumbados cada uno en un sofá, mirando la pantalla de la televisión. Ella, sin mirarme, me dijo: ¿Tú me quieres? Yo le contesté sin pensar: No.
Estuvimos hablando un par de horas. Delimitamos la naturaleza de nuestra relación. Analizamos el sentido de lo que nos separaba y de lo que nos unía. Lloramos recluídos cada uno en un cuarto distinto. Nos separamos.
Mantuvimos durante un tiempo la esperanza de revivir un amor que nunca existió. Continuamos con nuestras charlas. Paseamos por el puerto, cenamos a la luz de las velas, hicimos un par de escapadas de fin de semana. Al final tuvimos que admitirlo.
Cogimos fiesta un viernes para poder bajar a Andalucía. Allí un par de familiares especialistas en separaciones nos esperaban nerviosos. Hablamos los cuatro todo el fin de semana, sin interrupciones. Incluso durante las comidas seguíamos dándole vueltas al tema. Cuanto más avanzaba la conversación, más convencidos estábamos ambos de la ruptura. Mi tío se lo explicó a mi madre de una manera muy clara: Me han traído un jarrón que ya estaba roto, no era posible repararlo.
Así que nos volvimos a Barcelona y organizamos la separación. En un par de días repartimos las cosas. A la semana teníamos el convenio firmado. En poco más de un mes ella estaba viviendo en su piso y yo en el mío. Firmamos la separación en dos meses.
En todo el proceso hubo momentos de tensión, pero nunca perdimos la calma. Nuestra ruptura fue como nuestra relación, desapasionada. Aún sigue llamándome de vez en cuando. Aunque no seamos amigos.
Cuando observo las separaciones que me rodean, con abogados, demandas por malos tratos, ensañamiento pasional, avaricia, celos,... Me siento afortunado. Me siento bien.
En lo único que me equivoqué con Ex fue en que no la quería.
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11 comentarios:
Joder, qué difícil debe ser darse cuenta y admitirlo. ¿Qué crees que es más doloroso, sufrir por haber amado o sufrir por lo haberlo hecho? Es una pregunta que siempre tengo en la cabeza, aunque debo admitir que me decanto por la primera, porque es a la única que le encuentro un poco más de sentido. Puede merecer la pena ese dolor...
Tal vez peor que la pena es el vacio... El vacio que observas que nunca has llenado. Porque si amas y dejas de amar o de ser amado, el amor deja un hueco. El problema es observar que ese vacio ha estado tal vez siempre...
Es una historia triste.
Quizá haya historias que estén destinadas a un final triste.
Pero a veces es mejor una historia triste, que una historia desastrosa.
Qué pena que no hablarais antes. Dicen que cuando te paras a pensar si quieres a alguien es porque la relación está terminada.
Yo no diría que es una separación desapasionada. Más bien parece una separación de adultos. Dos adultos dándose cuenta del final y asumiéndolo. También es más fácil cuando sólo hay cosas materiales que repartir. Si hay hijos de por medio todo es mucho más complicado.
Yo tengo la suerte de conservar su amistad, pero probablemente de no tener hijos en común no habría quedado ni eso...
anonymous, no conozco la respuesta. Y tampoco sufro por no haber amado.
Yo nunca he estado tiempo con alguien a quien no quisiera. Otra cosa es que en nombre del "amor" tragara demasiadas cosas.
Pero con el tiempo se aprende tanto...
Cada relación es un mundo, ahora ya sabes lo que no quieres ;)
Todos tenemos ex, y mi experiencia con ellas es que cuanto más las he querido, más me ha dolido la ruptura.
De manera que con alguna habría habido estrechamiento de manos y con otras jarronazos en la cabeza.
Lo importante es que te queda la capacidad y la voluntad de seguir amando.
Bueno, quien no se haya equivocado nunca, que tire la primera piedra.
No te fustigues.
Perdona que me entrometa, pero tuviste suerte no queriéndola... Si la quisieras te darias cuenta. Hubieras contestado "si, pero no". Hubieras acabado por tu bien... pero la querrias.
Eres un tipo afortunado.
No te entrometes... Las frases Me siento afortunado. Me siento bien. no eran gratuitas, en efecto.
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