Cuando conozco a una chica en un bar, por propia iniciativa, sigo un mismo guión. Me presento. Olvido al instante su nombre. Y me pongo a charlar con ella.
Siempre de lo que se ocurre en ese momento. Nunca de la frecuencia de sus visitas al bar o de su situación sentimental.
Me bastan diez minutos de conversación para descartarla. A ella le suele sobrar buena parte de los diez minutos para descartarme a mi. Después me marcho sin mirar atrás. Adiós, que pases buena noche. Ni siquiera un farsante ya nos veremos.
Me da por pensar que soy como aquel sabio que buscaba la piedra filosofal. Cuando la encuentre no recordaré su nombre ni seré capaz de volver a dar con ella. La tiraré sin miramientos al lago del olvido.
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7 comentarios:
María, Noelia y Begoña.
¿Me estaré reformando? ¿Será la edad?
Esta noche lo compruebo...
Mentira cochina, no la tirarás.
Besos!
Quizá estás buscando donde no deberías, quizá diez minutos es poco, quizá no sabes lo que quieres, quizá simplemente no quieres recordar, quizá...
Quizá deberías cambiar de costumbre ;)
Bueno, al menos les dedicas 10 minutos, otros les dedican sólo una ojeada.
¿De verdad que los tíos llevan un guión? No me lo puedo creer y yo que creía que era todo improvisacion :o)
Lo cierto es que no es un guión preconcebido, es más una costumbre adquirida con la práctica y observada por la reflexión.
Cuando te das cuenta de que actúas de la misma manera en cada ocasión resulta lógico que siempre obtengas la misma respuesta.
Es entonces cuando piensas que deberías elaborar un guión mejor... Aunque entonces dejarías de ser tú y tampoco serviría de nada.
Es que es así, pensamos que es improvisación, y en verdad es repetición de rutinas.
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