27 junio 2005

La Roca

Nunca me llevé bien con la Roca. Ella era el tipo de mujer despampante y fútil que siempre repelo (algo así como la chica pipiridú de Nepo). Nuestros caminos se separaron un día de despedidas frías y deseos calculados. La Roca emigró al extrajero y yo me quedé en mi sitio colmado de alivio.

Hace un tiempo que recuperé el contacto con ella a través del messenger. En la distancia la Roca no parece tan imponente y sólo la veo a través de una bruma matinal difusora. Hemos creado unos lazos imposibles de anudar en el plano físico. Nunca creí posible llegar a ser amigos y, sin embargo, ahora lo somos.

Me soprendo de que lo que las barreras físicas nos impiden en ocasiones sea facilitado por las palabras. Trataré de prejuzgar menos la apariencia en adelante. Aunque ésta sea una ondulante ninfa de ojos gatunos y cuerpo salvaje.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y no te parece que la Roca quizá esté más amansada porque fuera de su país se siente más vulnerable?

Sea como sea, si te hace sentir bien, me alegro de que os encontréis en ese punto.

Besín.

Pow dijo...

Yo diría que la Roca nunca se ha sentido vulnerable, más bien es una depredadora de vulnerabilidad ajena ;-)

En realidad, todo esto me hace sentir mal. Me demuestra una vez más mi detestabilidad. Prejuzgo a las personas sólo por su imagen. :-D

Isthar dijo...

A veces nos dejamos llevar por las apariencias, y no somos capaces de darnos cuenta de que debajo de la superficie, que es la única parte que muchos dan a conocer, se esconde una persona de carne y hueso quizá no tan fría, ni distante, ni depredadora, si superficial, ni pedante, ni presumida... (por poner muchso ejemplos). Los juicios y prejuicios los ponemos nosotros de nuestra propia cosecha.

Hay tantas ocasiones en que la gente se pierde ocasión de conocer a alguien que vale la pena sólo por dejarse llevar por lo que se ve a simple vista. Para conocer a alguien, siempre hacen falta muchas más palabras que miradas.

"Si quieres conocerme, habla conmigo, preocúpate por saber quien habita detrás de mis ojos. Si te limitas a analizarme por fuera es probable que nunca sepas quien soy.

Bito dijo...

A veces las barreras físicas son mucho más que barreras, son verdaderos impedimentos. Y no sólo quiero referirme a los ya consabidos prejuicios sino a la propia timidez o a las estúpidas inseguridades.
A veces, escondido tras el anónimato, la distancia o el plasticoso teclado, uno puede mostrarse sin miedos y reparos, y decir las cosas que a los ojos nunca se dicen, mostrar el alma sin miedo a que se rompa.
Eso a veces es lindo. Siempre que no se llegue a un extremo, claro, y la única forma de relación de una persona sea esa.
Pero a veces, la careta, puede no mostrar nuestra cara pero si nuestro interior.
Me alegro por vosotros.

Pow dijo...

Ish... Me has hecho llegar a un nivel de detestabilidad de mí mismo impensable. Gracias, un detallazo ;-)
Bito estás lleno de poesía del sentimiento, se nota que 'has vuelto'. Yo también me alegro por ti!