19 octubre 2009

Santiago no está en Santiago

Se mezclan en mi percepción las imágenes de tantos a los que conocí caminando que apenas alcanzo a enumerar sus peculiaridades. Todos transitaron las mismas sendas pero cada uno recorrió diferentes caminos. Yo mismo reiteré mis pasos por los mismos lugares para llegar cada vez a un destino inesperado.

Se me ocurre que las conclusiones que pueden extraerse de este aparente caos solo pueden estar ligadas al concepto platónico de la ignorancia o a la volatilidad esencial de Heráclito. Quizá la ilusión de haber prosperado como especie radique en la irracional repetición de nuestros actos. Tal vez todavía no seamos conscientes de que no somos cada vez más cultos, sino que con el tiempo hemos aprendido a expresar lo mismo con floridos circunloquios.

27 septiembre 2009

20 años no son nada

Te he escrito que me licencié, que trabajé en el extranjero y que volví a mi ciudad.
Te he escrito que me casé, que me separé y que voy a volver a casarme.
Te he escrito tantas cosas sin importancia...
Debería haberte escrito que sigo siendo el mismo cándido al que colabas los sábados en los bares.
Debería haberte escrito que nunca estuve enamorado de ti.
Debería haberte escrito tan poco para que pudieses saberlo todo...

19 abril 2008

La casualidad (¿causalidad?) del reencuentro

Estaba enviando un mensaje acerca de envolver a un gato y a un ratón con osos, princesas y niños en taparrabos cuando lo he visto. A pesar de que sus facciones se han endurecido en los últimos diez años, he reconocido su voz al instante.

La nuestra fue una relación extraña. Él es tres años mayor que yo y, aunque este hecho no represente ninguna diferencia notable ahora, marcaba distancias a la edad en la que nos conocimos. Sin embargo, supongo que más por su voluntad que por mi curiosidad, establecimos un consistente diálogo cuando nuestras vidas rondaban la veintena.

Siempre me pareció un tipo interesante, reflexivo y con la cabeza bien amueblada. Nuestra historia común terminó a la par que la práctica del deporte. Siempre he sido persona de pocos amigos y carezco del ímpetu por conservar los lazos con mi pasado.

Años más tarde supe que se había casado con la primera chica a la que besé, lo que me provocó una agridulce sensación de bienestar. Ese beso, que nunca ha estado en mi memoria, suele ser recordado por mis amigos con el apelativo de "lengüetazo flojo". Hace un par de meses me enteré de que el hermano de su mujer había aparecido muerto en circunstancias bastante escabrosas. Estas dos únicas noticias resumen para mí su vida en la última década.

Cuando me ha saludado esta mañana, he sentido ganas de contarle lo que estoy contando, pero me he limitado a intercambiar banalidades y escurrir el bulto ante su "hace un par de meses murió el hermano de mi mujer".