10 septiembre 2006

Revolviendo baúles


Escribía cartas de amor. Casi siempre de madrugada. Nunca me ha sido extraño el insomnio. Recuerdo la luz amarilla del flexo realzando los contrastes del papel reciclado y los antebrazos apoyados en la mesa en el ángulo preciso para no humedecer el escrito de sudor.

Las primeras las construía con fragmentos de conocidos poemas encajados para formar un discurso apasionado. El dramatismo subyacía con descaro como un elemento indespensable e indeseado. No puedo evitar sonrojarme al releerlas ahora.

Con el tiempo olvidé la poesía. Comencé a destilar mis propias palabras. Lejanas, distantes e invariablemente tristes. Cada una de la frases translucía un latente temor al rechazo. La necesidad de impresionar, de embaucar, se transformaba en giros que se retorcían sin sentido hasta provocar más caos que armonía.

Siempre fue tortuosa mi visión del amor. Doliente, idílico, literario. Irreal.

En la última época, justo antes de su extinción, mis cartas de amor contaban relatos. Historias en las que conducía a los personajes hacia un destino de distancia y olvido. El temor se había transmutado para entonces en fatalidad.

Hace muchos años que ya no escribo cartas de amor. Aunque me da por pensar que, tal vez, jamás haya dejado de escribirlas. Quizá eso sea lo único que siempre he escrito.

22 comentarios:

susej dijo...

Quizás sea eso.


Doliente, idílico, literario. Irreal. ¿pero el amor puede ser de otra forma?

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Pero tú crees en el amor? Lo digo pq por algún comentario tuyo en mi blog me ha hecho pensar que no.

Pow dijo...

Creo tanto en el amor como en Dios, Para.

... dijo...

¿Impresionar, embaucar?, eso no eran cartas de amor. Tal vez sí las de después. O no, vaya usted a saber que es eso del amor que cada uno ve (o no ve) como quiere.

susej dijo...

Es que el amor no se cree.
Se sufre.

Anónimo dijo...

Yo también escribía. Un diario, hace muuuuchos años. Por suerte, desapareció. Creo que no podría releerlo sin llegar a odiarme. O a salir a la calle el resto de mi vida con una bolsa en la cabeza XD (El amor es una porquería, pero una porquería que engancha... Lo que pasa es que tú ya fumas, y no te hace falta)

Anónimo dijo...

vaya, si crees tanto en el amor como en Dios...........me da Gray, que no crees en nada, pero no me extraña. vives una vida que no deseas vivir, cuándo vas a empezar a ser tú mismo?

isterica dijo...

Espero que las cartas de amor expresaran sentimientos y no fuesen simplemente una mezcla de palabras rebuscadas que, si bien quedan genial en un relato, no transmiten mucho.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Me ha gustado tu frase, Susej.

Anónimo dijo...

Por lo poco que sé, me parece que ese último párrafo es cierto.

Mire una cosa, amor, muerte, soledad, destino...

al fin, son 4 cosas

Alnitak dijo...

Quizás, quizás sea eso lo único que todos escribimos, porque no todos los amores son bellísimos, ni todos los amores se transforman en fatalidad, normalmente, depende mucho de las ganas del escritor para terminarlos...

Capitán Alatriste dijo...

Si lo llegas a escribir en tercera persona te hubiera dicho que hablabas de mí.

Con matices he pasado por todas esas fases de las que hablas. El amor, el amor...idílico, literario, irreal. Quizás sean los tres mejores adjetivos que podría ponerle a mi concepto del amor.

Me cuesta tanto escribir sino es de amor. Como Florentino Ariza, me ganaría la vida escribiendo cartas de amor por encargo. Sería fácil dedicándolas siempre a la misma persona. Aunque más difícil si aún es desconocida.

Cartas de amor. Cartas de amor. Maldigo el tiempo que me ha tocado vivir.

Anónimo dijo...

Cuando uno escribe cartas de amor, sale en forma de letra, toda la pasión, el desgarro, el dolor, y nos muestra fieros, tiernos o implorantes...

Esther

sergisonic dijo...

las cartas de amor son territorio de anónimos. así, con algo de suerte si nunca vuelven a caer en las manos del autor, podrá ver a tantas personas como quiera. o a él mismo.

Azena dijo...

quizá todo sean cartas de amor...

Azena dijo...

ah, y el amor no se cree ni si sufre, se disfruta.

besos para todos.

Isthar dijo...

Una carta de amor, una verdadera carta de amor, no se escribe con la cabeza, si no con el corazón.

Eulalia dijo...

Sólo escribo cartas de amor cuando lo pierdo, algo ridículo. Es evidente que no las envío: quedan como una queja que ya no me hace run-run en el estómago, y los reproches o la pena o el desencanto no los lee más que su destinataria que, en el fondo, soy yo.
Me gusta cómo cuentas tu historia.
Un beso.

Miss Kubelik dijo...

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

(...)

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Anónimo dijo...

Yo creo que sí, que sigues escribiéndolas.

Darkblue7 dijo...

Las cartas de amor no son más que la expresión de la libreación de nuestros sentimientos

Angus Scrimm dijo...

Hasta vivir enamorado nunca escribí sobre el amor, no me satisfacía el arquetipo, no me lo creía, no me hacía falta.
Desde que vivo enamorado escribo sobre el amor arquetípico, porque me lo creo y porque me hace falta hacerlo.