19 octubre 2005

Sorpresa

Después de un tiempo caminando las distancias dejan de tener importancia. Cualquier pueblo parece cercano, solo depende de la hora y de la luz. Lo demás da igual. Aquel día habíamos caminado 27 kilómetros pero eran todavía las tres de la tarde.

A. ¿Dónde dormía hoy M?
P. En Viana, a unos 13 kilómetros de aquí.
A. Deberíamos ir a verle, sólo para disfrutar de la cara que pone...
P. ¿Lo dices en serio?
A. Sí.
P. Ok, vamos.

Apuramos la cerveza, cogimos la mochila y partimos con calma hacia Viana. Paramos a mitad de camino, debajo de un acogedor árbol. Comimos manzanas y revisamos nuestros pies. Estábamos cansados, pero la ilusión de alcanzar a M compensaba todo lo demás. Me coloqué delante para marcar el ritmo, para llevar a A hasta el destino sin desfallecer.

Cuando entramos en Viana era tarde. A se quejó de la manía de los españoles de poner siempre el albergue en el punto más alto del pueblo. Alcanzamos con dificultad la cima, paseando despacito por las calles. Tras registrarnos en el mostrador y comprobar que M había llegado lo llamé por teléfono.

P. Es bonito el albergue de Viana...
M. Sí, está muy bien, en mitad del casco antiguo.
P. Es cierto, las ruinas que se ven por la ventana resultan evocadoras.
M. ¡No jodas! ¿Estáis en Viana?

Aquella noche las cervezas supieron de manera especial y aunque la cena fue horrorosa compartirla nos resultó el más fascinante de los manjares.

12 comentarios:

susej dijo...

Bueno,
preguntas directas de un tripero:
1.- ¿qué cenasteis?
2.- ¿dónde?
Lo primero curiosidad, lo segundo por no ir.
Que uno ya no tiene ganas de experimentos, pero sí de hacer parte del Camino.
Esperando su amable respuesta,
el pulgoso de turno

Pow dijo...

Hay sitios estupendos para comer en el Camino. M los tiene apuntados en la libreta. Cuando te decidas ya te pasaré la lista.
En Viana hay un único sitio que da cenas, así que no hay otra opción. Nos clavaron 12 euros por unas judías recalentadas y un bistec que sabía a limón y mantequilla.
Así que en el caso de Viana la única opción es no cenar ;-)

elmasmalo dijo...

¡La cantidad de historias que ha generado el camino!
Me alegro profundamente por ti, jeje.

Raist dijo...

Ya veo que no pierdes tu sentido del humor característico ni en mitad del Camino.

Nadia dijo...

Tu siempre tan galante
yendo por delante..

P.D. No sé que hago hablando en verso, me lo voy a tener que mirar.

Wendyqueridaluzdemivida dijo...

ummmm!! me acaban de dar unas ganas tremendas de tirar una cerilla a mi mesa llena de papeles e irme a andar con la mochila y el saco...
Es completamente cierto lo de los Refugios...jejeej.
Gracias.

susej dijo...

Pues nada, te pediré la lista, palabra, que es algo que atrae mucho, pero mucho.

Wanda◦○ dijo...

Pues un bistec con sabor a limón y mantequilla no tiene mala pinta !!!! jajajajajajaja, menos mal que esos interminables paseos en el camino abren mucho el apetito ;0)

Prich dijo...

a veces hasta una suela de zapato en buena compañia sabe hasta buena.

Isthar dijo...

Cuando dicen que lo que vale es la compañía no se equivocan. Me encantan ese tipo de sorpresas :)

Buttercup dijo...

Menuda cara se le quedaría :-))

maRia dijo...

A veces...incluso con miles de kms de por medio...una sonrisa compartida en silencio pues servir de puente entre almas afines...