11 agosto 2005

La visita de Roca II

A la mañana siguiente se levantaron temprano. La preparación de las mochilas resultó divertida. Ella llevaba cuatro litros de agua, él sólo medio. En la mochila de Pow se apilaba ropa para cualquier situación meteorológica, mientras Roca tenía únicamente un fino jersey blanco. Todo sonaba nuevo y diferente. Nunca se habían tomado la molestia de conocerse.

Esperaron en la calle a Aurelio, que había tenido hace tiempo una estrecha relación con Roca. Ella estaba nerviosa por volverlo a ver. Quería recuperar los momentos perdidos. Aurelio aparcó la moto y se enlazaron en un conmovedor abrazo. Con casco incluido.

Pow los condujo a la otra parte de la ciudad para completar el grupo. Gork y Spiderwoman a lomos de su potente moto, Isaías con su descuidado aspecto rural, Turco lanzando bromas sin contención... Parecía no haber pasado el tiempo desde la última reunión.

Una vez hubieron llegado a Nùria subieron al melancólico tren cremallera que conducía hasta el santuario. Pow y Aurelio gastaron todo el camino discutiendo la ruta de la excursión. Se inclinaban sobre el mapa señalando caminos con el dedo, estudiando desniveles y valorando posibilidades. El acuerdo se alcanzó tras arduas negociaciones bipolares a la par que el resto disfrutaba del trayecto.

La llegada al santuario fue un momento casi mágico. El tren abandonó un túnel en la montaña para mostrar el cuidado lago que protegía la rústica casa balneario. Personas paseando en barca, parejas disfrutando de la hierba verde, familias jugando con sus niños por cada rincón... El silencio se extendió inacabable entre los compañeros.

Fue entonces cuando Aurelio buscó las llaves de su moto sin éxito. Las había dejado puestas. Hizo cuatro o cinco llamadas y despertó a todos los amigos que no habían tenido la precaución de apagar el móvil la noche anterior. Finalmente convenció a Daniela para que se acercase al lugar a recuperar las llaves. Cuando ella llegó al sitio donde había estado la moto comunicó a Aurelio que ésta había volado. Aurelio llamó tranquilamente a la policía, puso una denuncia y encabezó la marcha sin más distracciones. Para él todo resultaba así de fácil.

Mientras ascendían paralelos al fresco arroyo estudiaron las pozas ideales para gozar de un baño en el descenso. Superaron la ascensión en grupos de dos o tres, rememorando un pasado común. Comieron tumbados sobre una hierba llena de calvas. Se dejaron acariciar por la suave sensación de la comida compartida en la soledad de las montañas. Tras el merecido descanso, descartaron el ascenso al pico porque varios de los excursionistas se encontraban bastante justos de fuerzas. Así que emprendieron la bajada corriendo por la pedriza suelta. Desafiando al equilibrio, a la física y al sentido común. Cuando llegaron a la poza elegida se dieron un frío baño en ropa interior. Y lanzaron fotos a todos esos cuerpos desnudos a discreción.

Después, en el bar del santuario, hicieron decenas de mordaces observaciones sobre cada una de esas fotos mientras tomaban una cervecita fresca. Más tarde el tren les llevó de vuelta al coche y deshicieron el camino embriagados por el poso de felicidad acumulado tras la marcha por el monte. Los pasajeros del asiento trasero se aletargaron relajados mientras Pow y Aurelio mantenían una apasionante conversación sobre los peligros de la carretera erguidos en las plazas delanteras.



Llegaron tarde a la ciudad, así que pararon a comprar embutidos y quesos e improvisaron una cena en casa de Pow. Cuando vieron la moto de Aurelio aparcada en la puerta y con las llaves todavía puestas un torrente de risa los anegó. En adelante la amiga de Aurelio pasó a llamarse Daniela la Ciega. Hasta el propio Aurelio disfrutaba con la situación.Pasaron por turno a la ducha. Limpios y cómodos comenzaron a picar mientras daban cuenta de todo el vino que había en la casa. Charlaron animadamente hasta las cuatro de la mañana recordando cada anécdota ocurrida en ausencia de Roca. Ella reía encantada. Cuando todos se hubieron ido, Pow y Roca recogieron los últimos vasos y se desearon buenas noches.

9 comentarios:

Buttercup dijo...

Esperaremos la III y la IV.

Prich dijo...

y la XXX !!!

susej dijo...

Eso eso, queremos la continuación, que pinta muy bien....y no te cortes poniendo fotos...sobre todo las del lago :D

No, no, pero pinta muy bien la historia.

HELEN -Mamá In Design- dijo...

¿cómo se despidieron Pow y Roca?

Pow dijo...

No seáis impacientes...
Todo llega y todo pasa.

Anónimo dijo...

Pero... ¿cómo se desearon las buenas noches?????
Queremos saber!, queremos saber!

Pow dijo...

Después el madrugón, el paseo por la montaña, el viaje y la ingesta de grasa y vino, Pow y Roca estaban para pocas alegrías.
Pow tomó el camino de su cama y Roca salió en sentido opuesta para desplomarse sobre la suya.

Es que lo queréis saber todo...

¿Nadie había imaginado esto? ¡No me lo creo!

HELEN -Mamá In Design- dijo...

Yo hubiese imaginado algo mas...
mmmm no se como definirlo... vamos Pow, un poquito mas de pircadia!!

Isthar dijo...

Me encantan este tipo de excursiones :)

Estuve en Núria hace ya años, subimos con el tren cremallera y vimos todos esos maravillosos paisajes ¡¡y me encantó!!

Echo tanto de menos el Pirineo...


PD. ¡¡Panda de malpensados hay por aquí!! XDDDDDDDDDDDDDDD