29 agosto 2005

Cojito Ergosum

Cuando era pequeño solía dormir la siesta con mi abuelo. Tumbados en el sofá. Le pedía que me contase un cuento para ayudarme a conciliar el sueño. Él contaba siempre las mismas historias, con los mismos personajes. Pero nunca repetía una versión.

Mi historia favorita era la del Cojito Ergosum. Se trataba de un señor que cojeaba (arrastraba el pie con un frús-frús escalofriante, según mi abuelo) debido a que se había caido de joven por una escalera de caracol. Vivía en un país en que las cosas tenían nombres extraños y sus paseos por la calle generaban surreales conversaciones con los más variopintos objetos y personajes. El cuento siempre terminaba de la misma manera. El Cojito Ergosum volvía a casa, se sentaba en su sofá y se ponía a soñar todo lo que había conocido.

Yo siempre le decía que se lo había inventado todo. Que no existía nada de lo que me había contado. Él siempre sonreía en silencio, con los ojos ya cerrados.

8 comentarios:

Awake at last dijo...

:-), ahora ya sabemos de dónde te viene el don para contar historias. Benditos genes...

Besos!

Prich dijo...

si se cayó por una escalera de caracol y sólo se rompio la pierna, bastante suerte tuvo Ergosum, que le podían haber llamado Tetraplejiquito Ergosum.

Saludos

Anónimo dijo...

Uy que malo que eres :o)

"Cogito ergo sum"

HELEN -Mamá In Design- dijo...

mmmm el viejito era él... una historia con encanto personal.

Wanda◦○ dijo...

La verdad es que si que parece un juego de palabras el nombre del cojito, pero me sigue pareciendo una bonita historia.

Me imagino a tu abuelo con los ojos cerrados, visionando para él solo la historia que te acaba de contar ....

Isthar dijo...

Qué suerte tener un abuelo que te inventara cuentos...

Aunque no me quejo, mi madre nos leía libros como "Momo" y la "Historia interminable" de niñas :)

Cuando se inventaba cuentos venía a ser algo así como "Esto eran dos niñas que tenían mucho, mucho sueño, y tenían que madrugar temprano, así que tenían que dormirse pronto..." Ejem, ejem

Ella dijo...

Mi padre solía decirme siempre:

- Pequeña, sabes a quien me he encontrado hoy?

Y conseguía que me pasara minutos enteros pensando con que personaje se había cruzado. Siempre me decía alguien distinto, a chip y chop, a Popeye, a la rana Gustavo. Yo sabía que eso no podía ser, pero cada día al llegar a casa le miraba con ojos de curiosa y le preguntaba:

Papá, a quien has visto hoy?

... dijo...

Los cuentacuentos. De pequeños tenemos uno o varios. Cuando crecemos, nos pasamos el día buscándolos en todas partes.

A veces, como esta, hay suerte.