08 agosto 2006

Contrapartidas

Media hora olvidados los pestañeos, acelerando el corazón al compás de unas piernas en veloz giro hacia ninguna parte. La emoción de ver a Marta desbocada con esa maestría tan templada. Aquello fue lo que me impulsó a salir a correr esta madrugada, antes de ir al trabajo, cuando el asfalto está desierto y la brisa juguetea desvergonzada.

Aquello y la maldita decisión que no termino de tomar. Esa decisión que necesito tomar pero no consigo alcanzar. Tal vez en la perpendicularidad perfecta de una larga zancada, justo en el equilibrio entre el cansacio y el entumecimiento, la mente alcance a reflexionar con la lucidez necesaria.

Ella también está incrustada en los cimientos que fomentan esta esquiva decisión. Espía mi espalda en el trabajo desde hace un par de meses. Jugamos cada día a esquivarnos en los pasillos, a lanzarnos miradas de soslayo sin deseos de anonimato, a investigarnos perdidos los escrúpulos en una lejanía que quiere romper distancias.

Una sola vez trató de entablar conversación conmigo. Conversación que yo aboqué a un final precipitado, sin concesiones. Así es como sentí que algo extraño pasaba. Siempre encuentro las palabras exactas y si no existen, las invento. No hay interlocutor que me intimide. Excepto ella. O tal vez debería decir "ella en aquella ocasión". Me atenaza la tentación de quebrar el enigma de ese imaginario universo que hemos construido.

Y aunque esto no tenga nada que ver con lo primero y ella carezca del peso suficiente para desequilibrarme, influye en lo que me atormenta. Quizá mañana, de madrugada, en el intervalo de alguna zancada perfecta, consiga engarzar las trabillas que conforman esta enrevesada cadena.

11 comentarios:

Raist dijo...

No sé si me gusta lo que percibo...

Dos sospechas traumáticas, aunque solo una realmente negativa.

susej dijo...

Y yo, sin conocer ni una centésima lo que conoce Raist, también huelo raro en el ambiente...



Aunque quizás porque estoy negativo.

Anónimo dijo...

Me encantan los momentos en los que vivo en una constante conspiración conmigo misma para sorprender un solo gesto, una sola mirada, una sola palabra y crear a partir de la nada castillos en el aire.

Pow dijo...

No os pongáis suspicaces. Ya sabéis de mi gusto por el drama...

Chan ta ta chan dijo...

pues yo no me entero de la misa a la mitad, pero parece que se avecinan cambios... si me permite le diré que disfrute cada zancada, desde el momento en que el empeine empieza a alzarse, pasando por la caricia de la suela al asfalto, hasta que se devuelve al pie con aplomo al firme para iniciar un nuevo paso... pero levante la mirada del suelo!! hombre!! que si no se pierde gran parte de la historia!!

Anónimo dijo...

¿cómo es ella?¿a qué viene tanto platonismo?¿eres un cobarde, o algo te compromete?sigue la historia, es de lo más bonito que he leido en tu blog.

Anónimo dijo...

¿hablas de amor, deseo, capricho?
da pistas raist que estamos todos expectantes..........este Pow es demasiado misterioso. a un lector no se le deja tan intrigado.

isterica dijo...

Buah! Yo no sospecharía nada de mí misma si me pasara lo mismo, porque a mi me impone el 50% de la población. Pero, tampoco pasa nada porque le dirijas la palabra a ver qué pasa. A lo mejor esta vez la que zanja rápidamente la conversación es ella, o no.

Ashavari dijo...

Esto tiene algo que ver con las cremalleras?????? ains que lio chico... Pero las martas son wena gente!!! te lo digo yo ajajajaj

Alnitak dijo...

Y son sólo esos, los momentos robados, los momentos que se evitan, las inseguridades, y el cosquilleo en el estómago de no saber lo que pasa, lo que se recuerda después y nos hace sentir vivos.
Algún día entre zancada y zancada alguien dirá una palabra, y se perderá la magia...

Darkblue7 dijo...

A mi me encanta salir a correr. Es una gran sensación.
En primer lugar cuando uno se descubre capaz de correr un poco más y un poco más lejos cada vez... es genial, único.
Además, correr, sólo, sin música, con la única compañía de mis piernas y mi respiración, e suna de las mejores sensaciones personales que uno puedea tener. Es lo más cercano a un sentimineto de paz con uno mismo que se pueda tener. Y por encima de todo, el hecho de estar solo te da la posibilidad de pensar y encontrarte a ti mismo.