21 mayo 2006

Palabras innegociables



Ayer no pensaba salir. Tenía planeado quedarme en casa viendo un musical, holgazaneado y eliminando todas las toxinas que se acumulaban en mi cerebro tras dos semanas extrañas.

Acabé tomando una copa en un concesionario de lujo y discutiendo a brazo partido con los cinco de siempre. La percepción de una película desde la mediocridad a la genialidad y el desbordamiento de mi socarronería mordaz durante la cena me devolvieron a una época en la que todo era de otro color.

Cuanto más avanza el tiempo, más se separan las líneas por las que transitamos. Por eso, el privilegio de encontrarnos, se disfruta cada vez con más intensidad. Escasean los momentos inolvidables. Aunque de vez en cuando, el azar nos recuerde que nunca dejarán de ser posibles.


* Y me reafirmo: os váis a arrepentir de haber apoyado mi contratación, un alto porcentaje de la humanidad necesita que le digan lo que tiene que hacer y Dios existe, pero tan solo hace lo que puede, como todos. Me encanta tener la última palabra... :-P

6 comentarios:

Lydia dijo...

A mí también me encanta tener la última palabra, sobre todo si estoy absolutamente segura de lo que estoy diciendo. Utilizas tú la palabra: con ello me reafirmo.

Isthar dijo...

Siempre hay que encontrar tiempo para disfrutar de esos momentos inolvidables :)

Prich dijo...

una pena que con tanta discusión nos olvidáramos del Ferrari

Anónimo dijo...

Antes te gustaba conducir...
y ahora te tiembla el pulso con sólo pensar en acariciar las suaves curvas de un Ferrari... ¿?
Hay varias cosas ciertas:
1/ Deberías probar el Ferrari
2/ Deberías ver más concesionarios
3/ Hemos cambiado y en casi todo a peor, pero te sigue gustando decir la última palabra... y te dejamos :-)

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Yo brindo cuando encuentro esos momentos..., es la mejor ocasión.

Unknown dijo...

....amén.... ;)