09 octubre 2006
Historias sin importancia
Paloma es una mujer pequeña. Lleva el pelo corto y usa gafas de concha de color granate. Perdió a su marido hace tres años, llevaba ya por entonces otros diez cuidando de él. Al principio se sintió engullida por ese vacío, incapaz de llenar los abismales espacios de los que se había adornado su existencia. Pero el tiempo le ayudó a convocar la voluntad necesaria para volver a empezar, para retomar una vida que había languidecido a los pies de la cama de su amor verdadero.
En algún punto de ese proceso de reconstrucción, el mes pasado del pasado año, una amiga la invitó a caminar a su lado. Cuando llegaron a Estella, Paloma recordó a su primer amor. Un jovenzano navarro que había decidido treinta años atrás abandonarla a ella y a Madrid. Con el ánimo de su amiga y la colaboración de un familiar afable consiguió dar con él aquella tarde de septiembre. Un par de cervezas, una cena y un intercambio de contactos.
Paloma, lesionada en su pierna derecha, me cuenta en cualquier mesa de cualquier café de León que ahora él la está esperando en Madrid. Yo miro el brillo de sus ojos, ese espíritu soñador que trasluce una vida de cuento, y pienso en que, después de todo, Holly siempre tuvo razón. La vida comienza y acaba. A cada instante. Todo es una sucesión de telones que se abren y se cierran. La historia, nuestra historia, siempre está por escribir.
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17 comentarios:
Hummm que dulce te pones hablando de amor. Te esfuerzas por no creer pero te sale una vena de romanticismo cada vez que te das la vuelta.
Ñoño ;0P
Ya, bueno, siempre que te llevas un palo piensas que no te vas a ilusionar nunca más, pero al final caes como un pardill... eh... la vida te hace un maravilloso regalo y blablabla ¬¬ XD
Hoy en especial me ha gustado leerte, Pow.
Un beso.
¿qué es el pasado, más que lo que estamos escribiendo ahora, lo que escribiremos en el futuro?
La historia: un bonito cuento como tantos otros, pero diría que tus tres frases finales la convierten en algo mucho más rico y que me ha dejado con una sonrisa final. Esa reflexión tuya es la que enriquece las letras.
Y más que nunca pienso que la verdadera belleza está en el ojo del que la mira.
Sólo hay que tener el empuje suficiente para ir cerrando los de atrás y abrir los nuevos. Sin miedo.
Podría decir un millón de cosas pero lo has dicho tú todo, aunque te confesaré algo: conocer esta historia me ha hecho sonreír esta mañana (otra vez). Esto puede que sea lo mejor del día ;)
Me gusta esa reflexión y ese final. Quisiera pensar que es así y que nosotros somos los teloneros.
La vida comienza y acaba. A cada instante. Todo es una sucesión de telones que se abren y se cierran. La historia, nuestra historia, siempre está por escribir.
Me he quedado sin palabras, porque las tuyas cuentan tantas verdades...Tantas verdades en sólo unas frases... Me ha encantado, porque la historia, mi historia aún está por escribir y eso me llena de esperanza y de emoción.
Aquí, casualmente suena una canción que me cuenta mucho de mí, en una ciudad que una vez fue la mía, y en un lugar que antes frecuenté cada día. ¡Quien lo diría! Pero mi historia aún está por escribir...
gracias a eso podemos sonreir
se hace camino al andar, que dijo el poeta, y a cada segundo que pasa escribimos el libro de nuestro destino
cada instante es el último comienzo (construí esta frase hace algún tiempo con el que siempre será uno de mis grandes amores)
El fuego nunca muere, sólo está adormecido. Con un poco de viento vuelve con toda su fuerza.
Un Abrazo
Edu
Qué ternura. Y qué gran conclusión. Ole.
Pues voy a tener que ponerme a revolver en el baúl de los recuerdos ... pero va a ser que no hubo otro antes ... ufffffff .... espero que entonces se escriba otra historia, nueva, que va tocando.
Preciosa historia, y, mejor aún, forma de contarlo.
Madrid siempre espera el amor.
No dudes en escribir más sobre esta historia, o similares.
Un abrazo
Siento que no quieras comentarios a tu post de hoy, día 12.
Iba a decirte que me he sentido muy identificada contigo, solo que tú eres más sincero.
Pero ya no te lo digo, porque no quieres.
Un beso, si lo aceptas.
Eres un amor Eulalia, incluso has tenido la delicadeza de no comentar en el artículo anterior para evitar el número entre el 12 y el 14. Acepto tu beso y tu empatía encantado. Solo que, en ocasiones, como aquélla, siento que no hay mucho más qué decir.
Gracias :)
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